lunes, 25 de octubre de 2010

La Condesa Sangrienta

Dicen que a Cleopatra le gustaba bañarse en leche de burra y miel para mantener su piel tersa, suave y luminosa. Unos siglos mas tarde una mujer obsesionada con su belleza llegó un poco mas lejos que la reina egipcia, pues para mantenerse fresca y joven decidió bañarse en sangre… Sangre caliente, viscosa y pura, sangre que le proporcionada juventud eterna.

Además de una perversión sádica y sexual, la Condesa Elizabeth Báthory sentía especial atracción por la sangre, y no sólo se contentaba con beberla, como es habitual en los llamados asesinos vampíricos, sino que se bañaba en ella con el fin de impedir que su piel envejeciese al paso de los años.


Erzsébet Bathory nació en 1560 en el seno de una de las más ricas familias húngaras.
Si bien pertenecía a la más ilustre y distinguida aristocracia, siendo su primo Primer Ministro de Hungría, y su tío Rey de Polonia, también existían antecedentes esotéricos entre los miembros de su familia, como pueden ser un tío adorador de Satán y otros familiares adeptos a la magia negra o la alquimia, entre los que se puede contar a la propia Báthory, ya que desde su infancia había sido persuadida por las enseñanzas de una nodriza que se dedicaba a dichas prácticas.
Cuando sólo contaba con quince años se casó con un noble, el conde Nadasdy, gran guerrero conocido como "El Héroe Negro" quien se divertía empalando y torturando a sus enemigos en el campo de batalla. Poco después del enlace se van a vivir a un solitario castillo en los Cárpatos llamado de Čachtice, donde la condesa pasaría sus últimos días de vida.
El conde no tarda demasiado en ser reclamado a una batalla, por lo que se ve obligado a dejar sola a Elizabeth por un tiempo. Al cabo de muchos momentos en espera de su marido, ésta se aburre por el continuo aislamiento al que estaba sometida, y se fuga para mantener una relación con un joven noble al que las gentes del lugar denominaban "el vampiro" por su extraño aspecto. En breve regresa de nuevo al castillo y empieza a mantener relaciones lésbicas con dos de sus doncellas.

Desde ese momento, y para distraerse de las largas ausencias de su marido, comienza a interesarse sobremanera por el esoterismo, rodeándose de una siniestra corte de brujos, hechiceros y alquimistas.
A medida que pasaban los años, la belleza que la caracterizaba se va degradando, y preocupada por su aspecto físico pide consejo a Darvulia, la vieja nodriza. Ésta, le indica que el poder de la sangre y los sacrificios humanos dan muy buenos resultados en los hechizos de magia negra, y le aconseja que si se baña con sangre de doncella, podría conservar su belleza indefinidamente...
En esa época, la Condesa tuvo su primer hijo, al que siguieron tres más. Y si bien su papel maternal le absorbía la mayor parte del tiempo, en el fondo de su mente seguían resonando las tentadoras palabras de la nodriza: "belleza eterna". Al principio intentó alejarlas de sí, posiblemente no por falta de deseo o valor, sino por temor a las consecuencias de cara a la aristocracia, pero años más tarde cuando su marido fallece no tarda en probar los placeres sugeridos por la bruja.

Al poco tiempo moriría su primera víctima: una joven sirvienta estaba peinando a la Condesa, cuando accidentalmente le dio un tirón. Ésta, en un ataque de ira le propinó tal bofetada que la sangre de la doncella salpicó su mano. Al mirar la mano manchada de sangre, creyó ver que parecía más suave y blanca que el resto de la piel, llegando a la conclusión que su vieja nodriza estaba en lo cierto y que la sangre rejuvenecía los tejidos. Con la certeza de que podría recuperar la belleza de su juventud y conservarla a pesar de sus casi cuarenta años, mandó que cortasen las venas de la aterrorizada sirvienta y que metiesen su sangre en una bañera para que pudiera bañarse en ella.




A partir de ese momento, los baños de sangre serían su gran obsesión, hasta el punto de recorrer los Cárpatos en carruaje acompañada por sus doncellas en busca de jóvenes hembras a quienes engañaban prometiéndoles un empleo como sirvientas en el castillo. Si la mentira no resultaba, se procedía al secuestro drogándolas o azotándolas hasta que eran sometidas a la fuerza. Una vez en el castillo, las víctimas eran encadenadas y acuchilladas en los fríos sótanos bien por un verdugo, un sirviente o por la propia Condesa, mientras las víctimas se desangraban y llenaban su bañera.
Una vez dentro de la pila, hacía que derramasen la sangre por todo su cuerpo, y al cabo de unos minutos, para que el tacto áspero de las toallas no frenase el poder de rejuvenecimiento de la sangre, ordenaba que un grupo de sirvientas elegidas por ella misma lamiesen su piel. Si estas mostraban repugnancia o recelo, las mandaba torturar hasta la muerte. Si por el contrario reaccionaban de forma favorable, la Condesa las recompensaba.

En algunas ocasiones, las víctimas que le parecían más sanas de mejor aspecto eran encerradas durante años en los sótanos para ir extrayendo pequeñas cantidades de sangre mediante incisiones afín que la dueña del castillo pudiera bebérsela.
Por otro lado, las calaveras y los huesos eran también aprovechados por los hechiceros del castillo, convencidos que sólo un sacrificio humano podía dar buenos resultados para realizar sus experimentos alquímicos.

Durante once años, los campesinos aterrados veían el carruaje negro con el emblema de la Condesa Báthory rastrear el pueblo en busca de jóvenes, que desaparecían misteriosamente dentro del castillo y que nunca volvían a salir.
Los cuerpos sin vida eran sepultados en las inmediaciones del castillo, hasta que finalmente, sea por pereza o descuido, tan sólo los arrojaban al campo para que las alimañas acabasen con ellos. Algunos aldeanos no las tenían todas consigo por los gritos estremecedores que se oían salir del lugar, y se empezaron a extender rumores por todo el pueblo de que algo raro sucedía en el castillo.
Finalmente algunos pueblerinos empiezan a rondar por las inmediaciones, en dónde se encuentran con los restos de más de una docena de cuerpos sin vida. De inmediato se arma una revuelta. Los exaltados aldeanos se quejan ante el propio soberano insistiendo que el castillo está maldito y que además es una residencia de vampiros.



-Castillo de Čachtice, lugar en donde Erzsébet Báthory cometió sus crímenes, permaneció presa y falleció. Y en donde se decía que había por todas partes toneles de ceniza y serrín, usados para recoger la sangre que se vertía tan pródigamente en aquel lugar. Debido a esto, todo el castillo estaba cubierto de manchas oscuras y despedía un tenue olor a putrefacción. Al lado lo que queda de él… sus ruinas-


Atacar a una familia de poder en esa época era algo verdaderamente difícil, y sobre todo si como en este caso, el acusado además de ser una persona distinguida entre la nobleza tenía amigos igual de poderosos por todas partes. Por ese motivo, el emperador comienza por no prestar atención a las quejas de su pueblo, pero finalmente envía una tropa de soldados que irrumpen en el castillo en 1610.
Al entrar, los soldados encuentran en el gran salón del castillo un cuerpo pálido y desangrado de mujer en el suelo, otro aún con vida pero terriblemente torturada, que había sido pinchada con un objeto para extraerle la sangre, y una última ya muerta tras ser salvajemente azotada, desangrada y parcialmente quemada.
En los alrededores del castillo, desentierran además otros cincuenta cadáveres.

En los calabozos, se encuentran a gran cantidad de niñas, jóvenes y mujeres aún con vida a pesar de que algunas de aquellas muchachas tenían señales de haber sido sangradas en numerosas ocasiones. Una vez liberadas, los soldados sorprenden a la Condesa y a algunos de sus brujos en una de las habitaciones del castillo en medio de uno de estos sangrientos rituales. Rápidamente son detenidos y conducidos a la prisión más cercana.
Los crímenes sádicos de Báthory habían durado aproximadamente diez años.
En el juicio, sobraban pruebas para condenar a Elizabeth Báthory culpable de los múltiples crímenes cometidos, pues no sólo se habían encontrado ochenta cadáveres sino que los guardias estaban de testigos para declarar que la habían visto matar con sus propios ojos. Ésta confesaría haber asesinado junto con sus hechiceros y verdugos, a más de 600 jóvenes y haberse bañado en "ese fluido cálido y viscoso afín de conservar su hermosura y lozanía". Le seducía el olor de la muerte, la tortura y las orgías lesbianas. Decía que todo lo mencionado poseía un "siniestro perfume".
Sus cómplices fueron condenados, unos decapitados y otros quemados en la hoguera. Algunos fueron ejecutados de forma cruel, se les arrancó los dedos con tenazas al rojo vivo y después se les tiró vivos a la hoguera. En cuanto a Elizabeth su condición nobiliaria le permitió escapar del verdugo, pero aún contando con el privilegio de pertenecer a la nobleza y ser amiga personal del rey Húngaro, fue condenada por éste último a una muerta lenta: la emparedaron en el dormitorio de su castillo, dejándole una pequeña ranura por la cual le daban algunos desperdicios como comida y un poco de agua. Murió a los cuatro años de permanecer en esa tumba, a los cincuenta y cuatro años, sin intentar comunicarse con nadie ni pronunciar la mínima palabra.

Pretendieron enterrarla en la iglesia de Čachtice, pero los habitantes locales decidieron que era una aberración que la "Señora Infame" fuera enterrada en el pueblo, y además en tierra sagrada. Finalmente, y como era "uno de los últimos descendientes de la línea Ecsed de la familia Báthory" la llevaron a enterrar al pueblo de Ecsed, en el noreste de Hungría, el lugar de procedencia de la poderosa familia.

Los documentos existentes demuestran la unión entre la familia Bathory y la de Vlad Tepes, "Drácula". De hecho un miembro de la familia Bathory, Stephen Bathory, fue quien dirigió la misión que devolvió a "Drácula" el trono en 1476. Además los antepasados húngaros de Drácula estaban relacionados con el clan Bathory.
Todos sus documentos fueron sellados durante más de un siglo, y se prohibió hablar de ella en todo el país. Los Archivos Nacionales de Hungría conservan abundante documentación sobre ella, particularmente cartas personales y actas del juicio. Sin embargo, sus míticos diarios, al igual que su retrato original, se hallan en paradero desconocido.


Fuentes: eliseodelalquimista.iespana.es/historia/condesa. escalofrio.com/n/Asesinos/La_Condesa_Sangrienta/La_Condesa_Sangrienta. Wikipedia. Google imágenes.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me ha llamado la atención la historia de la Bathory... la verdad es que un poco macabra sí que era la doña!!! xD

Saludos

Raquel dijo...

Leer esto me pone los pelos de punta, no me quiero imaginar lo que sentían las aldeanas cuando veían su siniestro carruaje demabulando en busca de nuevas victimas. Es espantoso, y da mucho miedo lo que puede llegar a hacer una mente enferma respaldada por otras mentes enfermas. Porque mira que estaban mal los que le siguieron la corriente a la condesa sangrienta.
Un beso grande.

Ana Bohemia dijo...

Es verdad Alury, y te quedas corta al decir que era un poco macabra. Yo sabía algo de la condesa sangrienta pero investigando sobre su vida he dado con cosas realmente truculentas que por estomago he decidido no poner aquí.
Saludos
:)

Sí que pone los pelos de punta, uff. Yo también me lo imagino: ese carruaje negro con sus tenues candiles encendidos recorriendo las escarpadas laderas de los cárpatos en busca de chicas jévenes, la verdad es que se las cargó a todas y cuando ya no quedaba carne fresca en su región fue a por las pequeñas nobles, esa fue, según dicen, su perdición, porque ningún noble iba a pasar por alto el asesinato de ninguna de sus hijas.
La verdad es que el castillo tenía que dar un mal rollo de la leche, con ese olor a corrompido, ¡ay, que escalofríos!
Un beso
;)

Anónimo dijo...

A MI TAMBIEN ME GUSTA BAÑARME CON SANGRE HUMANA, PAGO EL LITRO A $1000.00 PERO NO MATO SOLO SOLICITO DONANTES QUE NO TENGAN SIDA, HEPATITIS Y SOLO UN LITRO Y YA NO MAS.

Anónimo dijo...

Podría haber sido así, pero también una pobre víctima del rey que ambicionaba quedarse con sus inmensas posesiones. No existen pruebas.

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