domingo, 26 de agosto de 2018

Un poema derramado

Un poema que hierve sobre el cuenco de la locura y el sinsentido. Palabras que tejen una aventura no vivida, sólo imaginada. Vocales que se deslizan en el terreno pedregoso del paladar y que azotan con su efecto fotoeléctrico la mecánica de la escritura y la inventiva.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Besos para desayunar

Pasé casi toda la madrugada de ese sábado encendido entretenida en contar las pecas, manchas, lunares, surcos, líneas y arrugas de aquel rostro placido y amado. Besando y acariciando cada línea de su frente, intentando, silenciosamente, no perturbar su sueño, ese periodo forzoso de descanso para nuestro maratón de amor.
La felicidad me había hecho insomne. Pero yo misma debí sucumbir al cansancio, porque al despertar a ese nuevo día, le sorprendí observándome.
Él también disfrutaba mirándome, tan interesado en la curva de mis mejillas como si fueran las laderas de un paraíso inexplorado.
Fui feliz, igual que él, por despertar a su lado.
No quería moverme. No quería que se moviera.
               —Pero eso no puede ser, en algún momento tendremos que salir de esta habitación.
               —No, no quiero, podríamos vivir para siempre en esta cama, beberíamos de la gotera.
               —¿Y de que nos alimentaríamos?
              —De cucharadas de mi crema hidratante, de las hojas del geranio de la ventana, del foam de los cojines…
                —No creo que eso te gustase.
              —¡Pues claro que sí!, además los enamorados no necesitan comer, tienen todo el amor del mundo para sobrevivir.
Mi bonita teoría se desmontó rápidamente en cuanto mis tripas rugieron dejándome en evidencia.
Estallando en carcajadas lo vi salir de la cama de un salto felino, dejándome a mis anchas en el colchón. Disfruté al verle alejarse sólo ataviado con la ropa interior… tenía un irse muy interesante. Avergonzada por mis pensamientos libidinosos me giré teatralmente hacía el colchón, para meter la cabeza debajo de la almohada, esa almohada que ya había adquirido su olor.
—¿Puedo saber adónde vas ahora? —farfullé desde allí, roja como un tomate.
—¡A buscar algo de comer —respondió socarrón— no quiero que te me mueras de amor!




Música: Sofía Blumer - Suave (Luis Miguel Cover)

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