jueves, 31 de diciembre de 2020

Cerrando el 2020

 




Hace 365 días no sabíamos cómo iba a ser el 2020 que hoy despedimos. No podíamos prever nada de lo acontecido, porque lo que nos ha tocado vivir en este año ha sido tan inesperado, tan nuevo, tan aterrador al mismo tiempo, que parece la trama de una película de ciencia ficción, un argumento loco de un autor surrealista muy pasado de vueltas. Pero ha sido real aunque parezca mentira.

Miro atrás y pienso en esos primeros meses, en las primeras noticias sobre este virus llamado Covid-19 que conocimos este año. Y así es, hace un año no sabíamos que un virus tan letal y contagioso nos iba a atacar sin piedad, no sospechábamos que iba a ser tan duro, tan resistente, tan terrible... Y ahora, al correr de los meses, al ver cómo se han desarrollado los acontecimientos, al estar ya curtidos en esta batalla contra este enemigo sin rostro, nos damos cuenta que seguimos estando en desventaja, aunque contamos con muchas defensas, barreras, una vacuna, algo que hace unos meses ni siquiera existía.

Al despedir el año me es inevitable no hacer alusión a esta pandemia global, a esos meses confinados, a la labor indispensable de toda esa gente que actuaron en muchos frentes, en primera línea en los hospitales, a ellos especialmente va parte de mi pensamiento, exponiéndose a diario a esa carga viral que amenazaba su integridad. Por todo lo que vieron, sufrieron y lloraron es que sigo aplaudiendo su labor. Todos hicimos esfuerzos, el personal esencial y el que no lo era tanto. Muchos perdieron su trabajo, o vieron reducida su jornada, muchos tuvieron que reinventar sus negocios, adaptarlos o cerrarlos. Demasiada gente recordará este año con amargura. Porque el 2020 nos quitó muchas cosas, se llevó a demasiadas personas, con crueldad, con rapidez, deliberadamente, sin dar una oportunidad a los más mayores, a los más enfermos, pero también a los jóvenes, a los que el virus les cambió la salud, les dejó secuelas, les marcó para siempre.

No quiero teñir está despedida con esta crónica negra y triste, porque si algo nos ha dado este año ha sido una visión diferente de las personas que nos rodean, los que luchan unidos, los que son solidarios, que son la mayoría, los que siguen el esfuerzo de grupo por hacer las cosas bien y convertirse en soldados de esta batalla que aún libramos. La lucha sigue...

Para el 2021 quiero desearte, a ti que lees Bohemio Mundi, algo mejor que Felices Fiestas, quiero desearte ganas, ganas de cambiar el mundo; y tiempo, tiempo para vivirlo bonito y con plenitud, con libertad, viviendo ese instante de felicidad por dos, el que no pudiste celebrar del todo en 2020, y el que te mereces en el 2021. Ojalá este año nos traiga mucho bueno, lo que deseas, lo que quieres hacer y no te atreves, esas oportunidades ganadas, esos deseos que no se perdieron, esos planes que tienen que realizarse, esa locura buena que va de la mano del atrevimiento, porque hay que hacerlo, dejarse llevar por la marea, por el viento, por el camino que nace bajo los pies, hay que viajar con la mochila llena de sensaciones y sentimientos, cultivando recuerdos que digan: ¡vale la pena vivirlo, hacerlo, llegar!

Que no caminemos solos, que no deseemos solos, porque la única forma de vencer es hacerlo juntos, separados en la distancia física hasta que esa amenaza desaparezca claro está, pero juntos en el pensamiento de que nuestra parte es ser responsables. Así que este año prefiero desearte algo más importante que Feliz Navidad, prefiero desearte salud, salud para cuidarnos y cuidar nuestro mundo.


¡¡¡2021 AL VOY!!!

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