martes, 10 de noviembre de 2020

Sobre las vacunas

 


Desgraciadamente 2020 será recordado como un año siniestro, el año de la pandemia, el año en el que el mundo entero conoció el nombre del virus más contagioso, el  COVID-19 o Coronavirus. Y cuando pase 2020 lo recordaremos como el año de la crisis sanitaria y social. Ese año feo en el que no nos quedó de otra que enfrentar confinamientos, someternos a restricciones, soportar estados de emergencia, respetar la distancia social, familiarizarnos con las mascarillas, y rogar por una vacuna. Porque encontrar una vacuna que frenara cuanto antes la epidemia se convirtió en una carrera de fondo a nivel mundial. Aún lo es.

Leyendo un poco sobre las vacunas me ha parecido apropiado hablarte de cómo funcionan, de cuál fue la primera, de sus características y su importancia. Porque sin duda son muy importantes, se estima que su existencia evita 3 millones de muertes al año, 2,5 infantiles. Muchas de las enfermedades aparentemente erradicadas por las vacunas podrían reaparecer si se abandonara el plan de vacunación.

La vacuna, ¿qué es?: Es una preparación destinada a generar inmunidad adquirida contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos. Por así decirlo es una llamada de atención para el sistema inmunológico. Se inocula en la sangre la misma bacteria o virus de la que nos queremos proteger pero de manera debilitada o ya muerta. De esta manera, el sistema se pone en marcha para matar al cuerpo extraño y desde ese momento “aprende” a hacerlo. Se desarrolla la “memoria inmunológica” y entonces el cuerpo es inmune a la enfermedad. Es por ello que en ocasiones las vacunas producen ciertas contraindicaciones como fiebre o malestar, puesto que el sistema inmune está en marcha. El sistema está luchando contra la enfermedad ya debilitada.

Existen diferentes tipos de vacunas en función de la enfermedad contra la que se quiera luchar:

Viva, atenuada: microorganismos que han sido cultivados expresamente bajo condiciones en las cuales pierden o atenúan sus propiedades patógenas. Suelen provocar una respuesta inmunológica más duradera y son las más usuales en los adultos. Ejemplos son: sarampión, paperas, rubéola…

Inactiva, muerta: microorganismos dañinos que han sido tratados con productos químicos o calor causando la muerte del patógeno, pero manteniendo su estructura. Este tipo de vacunas activa el sistema inmune, pero el agente dañino no ataca al huésped y es incapaz de reproducirse, ya que se encuentra inactivo. Ejemplos son: Poliomelítis, Gripe, Rabia,Hepatitis A…

Toxina inactiva (toxoide): son componentes tóxicos inactivados procedentes de microorganismos, en casos donde esos componentes son los que de verdad provocan la enfermedad, en lugar del propio microorganismo. Estos componentes se podrían inactivar con formaldehido. Ejemplos son: Difteria, tétanos…

Subunitaria: utilizan partes específicas del germen, como su proteína, polisacáridos o cápsula (carcasa que rodea al germen). Dado que las vacunas solo utilizan partes específicas del germen, ofrecen una respuesta inmunitaria muy fuerte dirigida a partes claves del germen. También se pueden utilizar en prácticamente cualquier persona que las necesite, incluso en personas con sistemas inmunitarios debilitados o problemas de salud a largo plazo. Ejemplos son: Hepatitis B, Influenza…


Mucha gente se pregunta cuánto se puede tardar en desarrollar una vacuna, y no hay respuesta contundente puesto que depende de un sinfín de factores. Se calcula que bajo condiciones normales el desarrollo de una vacuna puede llevar diez años. El desarrollo más rápido para una vacuna jamás conseguido fue la del ébola.

En el caso de la vacuna para el coronavirus, se estima que podría retrasarse entre 1 año y 18 meses gracias al esfuerzo y los recursos que se están dedicando a tal fin.

La primera vacuna:


A finales del siglo XVIII la viruela era una de las causas principales de muerte en toda la población. Se calcula que el 60% la padecía. Por entonces ya se tenía cierto conocimiento de que la inoculación del propio tejido enfermo funcionaba en algunos casos, pero era extremadamente peligrosa. Fue Edward Jenner a quien se le ocurrió la teoría que daría finalmente con la invención de las vacunas. Observó que las lecheras, que estaban en contacto con las vacas, eran muy a menudo inmunes a la viruela. Durante el ordeño, estas estaban en contacto directo con el pus de las ampollas víricas de las vacas, por lo que dedujo que este contacto las protegía de la propia enfermedad.

En 1796 inoculó a un niño de 8 años con el pus de una lechera que sí había contraído la viruela. Tras ello, trató de infectarle en varias ocasiones (técnica conocida como variolación), siendo imposible que contrajera la enfermedad.

Esta práctica llevada a cabo por Jenner se considera como poco ética, aunque también se considera que ha salvado a más personas que ningún otro hombre.

Y de ahí viene el nombre de vacuna por las lecheras que se creía contraían una variante menor de la viruela, a la que llamaban viruela vacuna, vacuna de vaca.




Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Vacuna

https://canalhistoria.es/blog/6-cosas-no-sabias-acerca-de-vacunas/

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