miércoles, 31 de diciembre de 2014

Adiós 2014…



Otro año que se nos va, es inútil correr tras sus pasos, al 2014 no le queda tiempo, a cuenta nos ha dejado 365 días, días vividos, días gastados, días de todo tipo, de toda clase, días de sonrisas, de alegrías, días de calor y de frío, días para pensar y sufrir, días para amar y sentir. Pero hoy al 2014 se le acaban los días, se le han agotado.
Como siempre llega el momento del balance y como siempre llega el momento de los nuevos propósitos, por delante otro año nuevo, un año a estrenar, el 2015, libre de todo, de errores y manías, limpio para nosotros. ¿Lo haremos bien esta vez? ¡Esperemos que sí! ¿Qué nos traerá? ¿Cómo se portara con nosotros? ¿Sabremos aprovechar todo ese tiempo que nos ofrece, todas esas horas? ¿Seguiremos haciéndonos las mismas preguntas o surgirán otras nuevas?
Mi deseo desde el Bohemio Mundi es que todo sea positivo. Que nada nos frene, que nada nos haga caer en trampas donde no somos felices. Mi deseo para el año que viene es que conservemos esa chispa sana de esperanza y expectación, para que lo que este por venir sea todo lo bueno que nos merecemos.
¡FELIZ AÑO NUEVO BOHEMIOS, NOS VEMOS EL AÑO QUE VIENE!



¡¡¡2015 AL VOY!!!

viernes, 26 de diciembre de 2014

Escuadrón de Navidad



"Prep & Landing" narra la historia de tres elfos muy diferentes que se preparan para el anual ritual para la llegada de Papá Noel con la tecnología más puntera. Dave Foley cede sus cuerdas vocales a Wayne, enfadado y anárquico en su trabajo desde que no le han concedido un esperado ascenso; mientras tanto Sarah Chalke (Scrubs, Cómo conocí a vuestra madre) es Magee, la directora de la coordinación de eventos de lanzamiento en el Polo Norte, a quien este año le ha tocado ponerse al cargo de Larry (Derek Richardson), idealista nuevo recluta entusiasmado con la Navidad.

¡FELICES FIESTAS BOHEMIOS!

jueves, 18 de diciembre de 2014

El ultimo lecho


Aún en las garras del sueño más profundo me encontré de pronto ante una boca roja y carnosa que se me acercaba, tuve que luchar para deshacerme de la pesada bruma que todavía mantenía mi mente alejada del mundo real para darme cuenta de que se trataba de ella.
Ella, sí, pero ya no parecía la misma chica inofensiva y dulce de hacía sólo una semana cuando llanamente decidimos separarnos, había algo en su gesto feroz y brutalmente confiado que no tenía nada que ver con la chica llorosa, palpitante y sensible de la última vez. Mi mente tardó en avivarse, mis músculos en despertar, todo mi ser, todo mi cuerpo peleaba por reaccionar pero una extraña parálisis me mantenía postrado en la cama. 
Como si su presencia ejerciera un poder sobre mí me vi atenazado por unas manos frías, terriblemente escuálidas. Manos que alguna vez me habían acariciado con ardor, que alguna vez habían sido suaves y deseadas, eran ahora afiladas y desagradables, espantosamente inhumanas. No luché, tampoco lo hice cuando sus labios recorrieron mi oído ni cuando su lengua aterrizó en mi lengua. Su saliva tuvo un efecto venenoso y perverso. Un torbellino de sentimientos me inundaron, arrastrándome sobre un mar de ondas concéntricas hasta un lugar muy remoto de mi consciencia. Mis sentidos se sumergieron en un estupor ciego, mudo y extraño. Caía pero me elevaba. Mi cuerpo se alzaba del suelo hasta que dejé de tener cuerpo, y viajé, viajé astralmente, lejos, hasta un lugar que no había visto más que en mis pesadillas. Todo era de humo blanco, todo era etéreo y silencioso. La tierra era gris, una extensión sin límites, ni fronteras ni existencia. Olía a flores, un aroma ácido que me provocaba arcadas. La atmosfera allí era muy pesada, embriagadoramente acre y polvorienta. Nada se movía ni siquiera las sombras. Lo más impresionante era ese silencio hondo que se levantaba del suelo. Y en cada rincón parecía surgir un laberinto, un caos de piedra, una montaña de nichos. Las lapidas nacían entre el barro y los helechos, las rígidas esculturas que me provocaban un temor reverencial parecían parpadear tras sus pupilas de mármol.
Estaba en un cementerio.
Cerca, la niebla reptaba hasta el vestíbulo de un panteón, un lugar que en mi visión no resultaba muerto o deshabitado. Todo mi interés, toda mi atención estaba puesta en la negra silueta que se movía en el interior de la tumba cuando, cuando ella tiró de mí, convirtiendo mi fascinación en horror.
Volví al mundo real. Alena me sacudía con una expresión infantilmente desequilibrada, con ojos rojos y enormes, oscuros. Quería llevarme a un sitio, y me empujó a seguirla. Descalzo y atolondrado no pude articular palabra, no pude negarme, una especie de embrujo me mantenía atado. Indefenso fui conducido a pie a lo largo de muchos kilómetros hasta un lugar que empecé a reconocer. Ya habíamos estado allí, una vez, en nuestra última cita. Yo había tonteado todo el rato, había sido irrespetuoso y burlón, me había comportado como un escéptico anunciándole que nos hallábamos en la última morada de un vampiro. Me resultaba gracioso que alguien siquiera creyera en una locura semejante.
            -Dicen que aquí descansan los últimos vampiros de Europa, ¿no me crees? Pues ven y acércate-. Alena no lo hizo y yo me burlé de su reparo-: Tranquila no saldrán de sus tumbas.
Eso dije ya que obviamente no había caído la noche.
-No hay nada que temer –insistí socarrón.
Me apetecía contarle algo aterrador sólo para que melosamente se echara en mis brazos asustada. Conocía algunos datos sobre aquellos tipos de enterramientos, muchos de aquellos muertos habían sido acusados falsamente de vampirismo por sus propios vecinos cómo una manera de quitárselos de encima. Lo que era bastante curioso eran las prácticas  y ritos a los que sometían a los difuntos para que estos no volvieran a la vida tras su ejecución.
 -¿Sabes que si abriéramos una de estas tumbas, veríamos que los muertos tienen el cráneo roto con un clavo de hierro, el corazón traspasado por un palo y en la boca clavado un cuchillo para evitar que en el último momento éste abriera la boca y mordiera a su víctima? ¿Qué? ¿Quieres abrir una? ¿Quieres probar a quitarle el clavo?
A ella no le gustaron mis risas, ni mi gratuito vandalismo, no comprendía que había de divertido en aporrear la losa de una tumba. Horrorizada lo que peor le sentó fue que yo brincara encima de una de ellas, rompiendo sin querer la desgastada tapa que la cubría. Sobrecogida emitió un hipo de horror, un poderoso grito que vibró en mis tímpanos un buen rato.
Odié su reacción, me resultó desmedida y fuera de razón.
No era más que otra histérica bobalicona así que la dejé allí, a su suerte, diciéndole que las chicas lloronas no me iban, ¡ni que estuviera asaltando la tumba de algún antepasado suyo! Obré mal, nunca debí abandonarla en aquel sitio. Ya era tarde para arrepentirse, Alena, o alguien parecido a ella me escudriñaba en medio de la oscuridad como sondeando mis pensamientos. Parada ante mí parecía un bello espíritu nocturno, de esos que vagaban sedientos y desorientados, una criatura de la noche, de la luna, un ser de otra dimensión, con esa risa irónica, divertida porque ahora yo era el que soltaba lagrimas y mocos.
Reflexioné sobre lo ocurrido. ¿Habría ella profanado aquella tumba abierta? La curiosidad la habría empujado a acercarse pero ¿se habría atrevido a quitar la estaca de aquél corazón y el cuchillo de aquella boca?
Señalando hacía algún punto a mis espaldas así respondió Alena como si me hubiera oído pensar. Lentamente me di la vuelta para descubrir espantado el mismo panteón envuelto en niebla de mi visión, el mismo lugar y la misma sombra negra que se movía, una sombra que impaciente parecía estar aguardándome “donde el terror y el misterio guardan su santuario” para arreglar algún tipo de cuenta conmigo.
Puedo huir, me dije recuperando el dominio sobre mí mismo, puedo escapar, aún estoy a tiempo. Buscaba con la mirada alguna salida a aquel olvidado cementerio cuando la sombra ya humana se materializó ante mí, dejándome sin respiración
Su aspecto no era del todo humano pero era del todo apabullante. Oí a Alena reír.
-Me han dicho que no crees en mí –brotó la voz de aquel ser como una brisa de roca fluyendo entre aquella dentadura vieja y sin embargo perfecta. Entonces su boca adquirió una forma remotamente inverosímil cuando concluyó–: Eso va a cambiar.


martes, 16 de diciembre de 2014

Cinesidades: El día que quisieron editar La princesa Mononoke…

Cuando Harvey Weinstein quiso editar La princesa Mononoke (Princess Mononoke) para hacerla más comercial, el director Hayao Miyazaki le envió una catana con un sencillo mensaje:
"Nada de cortes".
Estoy segura de que el productor captó el mensaje a la primera.


domingo, 14 de diciembre de 2014

Mapamundi: El paisaje invernal de Riisitunturi, Finlandia


En mitad de invierno, en el Parque nacional de Riisitunturi, en Finlandia, las temperaturas pueden rondar asiduamente los 30°C bajo cero. La cantidad de nieve acumulada es “desmesurada”, al punto que los árboles, tan sólo se resignan a convertirse en una especie de “pináculo” de nieve”. El paisaje de un bosque de árboles nevados convertidos en pináculos blancos es poco accesible, pero majestuoso. La nieve se congela y se acumula en las superficies de los abetos convirtiéndolos en lánguidos personajes cabizbajos, pobladores de estos extraños parajes polares propios de un cuento de hadas invernal.
El Parque Nacional Riisitunturi se encuentra en Posio, Laponia Finlandesa, en una zona de montaña y pantanos, aunque no con picos de demasiada altura. Está considerado uno de los paisajes más bellos de Finlandia.
El fenómeno de acumulación de nieve congelada en los árboles se conoce como Tikky, y sucede en otros puntos de Finlandia o bosques en zonas cercanas al Ártico.








Fuentes:

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Gin Wigmore


La artista que te presento hoy tiene una voz peculiar que te atrapará, un estilo que te entusiasmará, y una musicalidad en su garganta que no te dejará indiferente. Su voz desconcierta pero tiene la cualidad de esos raros instrumentos que bien afinados hacen que logres trasportarte muy lejos.


Gin diminutivo de Virginia nació en 1986 en Auckland, Nueva Zelanda. A pesar de de su corta carrera esta joven cantautora neozelandesa ha cosechado grandes éxitos.
Su vida dio un giro de 180º cuando su padre murió de cáncer mientras vivía en Argentina con su familia. Ella tenía 16 años por aquel entonces y la forma de expresar su dolor convirtió la canción “Hallelujah” en un himno, con el que consiguió ganar la Competición Internacional de cantautores en Estados Unidos (año 2004). Desde entonces no ha hecho más que crecer musicalmente dejando de ser una promesa para convertirse en una realidad.
Tiene dos discos en el mercado, “Holy Smoke” y “Gravel & Wine”, y prepara el tercero.
Algunas de sus canciones han salido en anuncios y series de televisión, como Heineken y Anatomía de Grey.
Su música mezcla el folk, pop y rock. Pero lo mejor es su voz… una voz especial, una seña de identidad.



Selección musical:
1.  Kill of the night. 2. Hey Ho. 3. Golden Ship. 4. One last look. 5. Oh my. 6. Poison.

lunes, 8 de diciembre de 2014

El hilo rojo


Recibió un golpe, un súbito tirón, fue como si su propio cuerpo hubiera tropezado con algún objeto grande e invisible, y no pudo moverse. Anclado a la tierra todo empezó a dar vueltas, como si el centro de su gravedad se hubiera desestabilizado.
A su alrededor el vértigo y la velocidad se hicieron una sola cosa, como una mancha borrosa en su retina. Fue como si las estrellas se hubieran desplomado del cielo, como si el sol hubiera explotado en una marea de llamas, como si el centro del planeta se estuviera rompiendo en dos porque una especie de terremoto le sacudió de la cabeza a los pies, y aún podía sentir esa carga eléctrica recorriendo su espina dorsal.
Por un momento trató de reponerse al aturdimiento para después percatarse de que las sacudidas seguían, obligándole a mirar atrás…
Su corazón palpitó cuando ahí la encontró, a la chica que había acabado de pasar a su lado. Lo más curioso era que ella también le miraba, maravillada y confundida. Lo más raro fue que por un instante, por un efímero segundo, casi de manera sobrenatural, lo sintió destellar… ¡era un hilo!, un delgado pero intenso hilo rojo que les ataba a los dos, empujándoles a ir el uno hacía el otro.


Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar… pero nunca romper”.
Un hilo rojo invisible como nexo entre aquello que está destinado a encontrarse a pesar del tiempo y el espacio.

Música: Gravity-Hooverphonic
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