sábado, 29 de agosto de 2009

Los gatos de los famosos

A pesar de que tengo tres perros adoro a los gatos. Ya he hecho un par de entradas relacionadas con este adorable animalito y no me canso. Hoy le ha tocado el turno a los gatos de los famosos. Como no podía ser de otra manera esta entrada también se la dedico a mi Lenny, mi travieso gato quien desapareció hace un par de meses. ¡Ay gordito, como te echo de menos!


-La reina Victoria de Inglaterra sentía pasión por los gatos. Su favorita, una gata persa, llamada White Heather, sobrevivió a la muerte de la soberana, y vivió en el palacio de Buckingham hasta bien entrado el reinado de Eduardo VII.
-Una de las preocupaciones principales de Winston Churchill era poner a salvo a su gato, un castaño de nombre Jock, durante los ataques aéreos. Su afecto por el animal era tal, que éste se hallaba presente junto con su amo en las reuniones del consejo de guerra.
-La emperatriz Zoe, esposa de Constantino Monaco, hacía comer a su gato junto a ella en un suntuoso plato de oro.
-El cardenal Richelieu vivía con catorce gatos, uno de los cuales, negro como el carbón, se llamaba Lucifer. Otro de ellos, Gaceta, tenía la costumbre de orinar sobre los invitados que le desagradaban. Píramo y Tisbe se convirtieron en una pareja inseparable que siempre dormía con las patitas entrelazadas. Otros felinos que tuvo este personaje fueron Serpolet, Sumiso, Ludovico el Cruel (que debía su nombre a que cazaba a sus presas, sobre todo ratones, de forma particularmente violenta) y Peluquín, llamado así porque se dice que nació sobre la peluca de uno de los amigos del cardenal. Los gatos de Richelieu eran reverenciados hasta por el rey de Francia.


"Se dice que en Estados Unidos, el partido republicano insta a sus candidatos a incluír a sus perros en los retratos de familia, pero les instruyen explícitamente de no hacerlo con sus gatos. Según los asesores de imagen, la presencia de un gato transmite una imagen de corrupción, codicia, avaricia y deshonestidad."

Véase:


El nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, prometió a sus hijas Sasha y Malia que les compraría un perro cuando se instalasen en la Casa Blanca. Obama sigue así con la tradición establecida en la residencia presidencial y por la que todos los presidentes han tenido como mascota a un perro. "El perro debe ser de raza mestiza, como yo", explicó Obama.



Otros ejemplos:


1ºBarney. 2º Buddy. 3º Checkers. 4º Grits.


George W. Bush ha protagonizado numerosas anécdotas con su perro Barney. El Terrier Escocés negro se encontraba presente en el incidente de Bush con la famosa galleta salada.
Buddy el Labrador Retriever de Bill Clinton nunca se llevó bien con Socks, el gato de los Clinton.
Checkers fue el perro del ex presidente Richard Nixon durante su presidencia y vicepresidencia.
Jimmy Carter y su familia recibieron a Grits como regalo de una maestra de su hija Amy. El perro, sin embargo, fue sustituido años más tarde por un gato Siamés.


-En el número 10 de Downing Street, residencia del Primer Ministro británico, la presencia de gatos no es noticia. Cuando Harold Wilson ocupó el cargo de Primer Ministro y su gato Nemo se convirtió en miembro de su gabinete, se le preguntó al embajador italiano en el Reino Unido qué le gustaría ser si volviera a nacer. Éste, con una sonrisa, contestó: “Me gustaría ser gato en Londres”.
-Socks, el gato más famoso de la Casa Blanca, recibió durante el mandato presidencial de Bill Clinton más de 100.000 cartas de fans al año, que eran puntualmente contestadas por un equipo de voluntarios acompañando como firma la huella impresa de un gato.
-A la muerte de Tom Kitten, el gato de John Fitzgerald Kennedy, se publicó una nota necrológica en un diario de Washington en la que se leía: “Contrariamente a los humanos en su posición, Kitten no escribió sus memorias ni buscó sacar provecho de su estancia en la Casa Blanca”.
-El famoso novelista inglés Charles Dickens (1812-1870) no salía de su asombro cuando su “gato” William parió una numerosa camada, viéndose obligado a rebautizar a su felino con el nombre de Wilhelmina.
-El general y político francés Charles de Gaulle sentía una especial antipatía con los periodistas, a los que trataba con displicencia, mostrándose sin embargo tierno y juguetón con su gato Gris-Gris.
-Florence Nightingale (1820-1910), considerada la madre de la enfermería moderna, estuvo en la Guerra de Crimea acompañada por sus gatos, entre ellos Bismarck, Gladstone, Disraeli y Houri, una angora turca que le fue regalada por un soldado de ese país.
-El compositor nacionalista ruso Alexander Borodin (1833-1877), autor de la famosa ópera “El Príncipe Igor”, tuvo al menos dos gatos, cuyos nombres eran Dlinyenki y Pescador. El gato del compositor napolitano Domenico Scarlatti (1685-1757) fue la fuente de inspiración de su obra “La fuga del gato”.
-La reina egipcia Cleopatra (70 a.C.-30a-C.) sentía auténtica adoración por su gata, Charmaine.
-El profeta Mahoma tuvo a lo largo de su vida muchos gatos, pero su favorito sin duda era Muezza. Cuenta la leyenda que en una ocasión en que dormía sobre la manga de la túnica del profeta, éste prefirió arrancar la pieza de tela y levantarse sin ella, antes que molestar a su adorado gato.
-El emperador japonés Ichijo confinó a prisión al dueño de un perro que había perseguido a su gata Myobu No Omoto, por considerar que el honor de ésta había quedado irreparablemente mancillado.
-Abraham Lincoln asignó a Tabby, su gato rayado, la tarea de convertirse en ayo particular de su hijo Tad.
-Se dice que el presidente estadounidense Theodore Roosevelt (1858-1919) conversaba a menudo con sus gatos Tom y Zapatillas sobre el Canal de Panamá.
-Cuando Tiger, el gato vagabundo adoptado por el presidente estadounidense John Calvin Coolidge (1872-1933) se perdió, el político, que solía caminar por la Casa Blanca con el gato alrededor del cuello a modo de bufanda, compareció ante los medios ofreciendo una recompensa a quien pudiera aportar pistas sobre su paradero.
-El misionero francés Albert Schweitzer (1875-1965) llevó consigo a su gata Suzi a Africa, donde fue adorada como una diosa por los nativos.

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Gatos o perros a los dos los quiero por igual, y ellos... ellos también se quieren...


domingo, 23 de agosto de 2009

No robarás...

Según las escrituras, Moisés estuvo en el monte cuarenta días y cuarenta noches y en ellos le dio Dios escritos en dos tablas de piedra los diez Mandamientos. Cuando bajaba, vio al pueblo que estaba adorando al becerro de oro y enfadado las rompió. Pero posteriormente, volvió a subir y pidió a Dios que perdonase al pueblo y sellase con él la alianza. Entonces, el Señor pidió a Moisés que tomase dos planchas iguales de piedra y en ellas le mandó escribir y escribió las diez palabras de la alianza.

Bueno ha pasado mucho desde aquello y los tiempos cambian pero hay cosas que nunca lo hacen. Nosotros seguimos negándonos a hacer lo estipulado, a que nos digan lo que tenemos que hacer o decir, y a cumplir las normas establecidas, ¡pobre Moisés!, ¿quién se lo iba a decir después de lo que sufrió para escribir en la piedra los Mandamientos?, cuanto trabajo por gusto…
Su intención era buena, ¡claro!, pero no todos los seres humanos se rigen por buenas y nobles intenciones, teniendo en cuenta esto hay unos cuantos Mandamientos que son ¿cómo decirlo?, difíciles de cumplir a rajatabla.

Robar, por ejemplo. Robar está mal, es un acto vil y sucio, pero al mismo tiempo es (aunque este mal decirlo) tentador. En toda la historia de la humanidad el robo siempre ha sido algo de lo más común, natural y espontáneo que existe, y muy ligado a la naturaleza del hombre. ¿Quién no ha deseado algo que otra persona más afortunada tiene?, ¿quién no soñaría con quitárselo?

Para algunos la forma mas fácil de conseguir todo eso que necesitan, quieren y desean es robándoselo al que lo ha conseguido con su propio esfuerzo (repugnante desde luego). Pero a veces el robo es algo más complejo y bizarro que todo eso. A veces robar no es simplemente apoderarse de lo ajeno, elegantemente (o no) y sin dañar a nadie, a veces robar trae consigo violencia, sangre y muerte. Muchas guerras se han iniciado por el afán de otras naciones de apoderarse de territorios ajenos, muchos han caído en pos de herencias, puestos y títulos, muchos siguen pensando que lo que “es tuyo es mío también”.


Es cierto, todos somos piratas, y en esta era de Internet más que nunca, así que no nos sorprendamos y nos llevemos las manos a la cabeza, sé que jamás se nos ocurriría abrirle el bolso a una anciana que espera ante un semáforo en rojo para quitarle la cartera, pero si que traficamos con información, imágenes, canciones y películas. (Bueno, quizás esto sólo sea compartir y no robar) En fin supongo que es nuestro deber entonar el “Mea Culpa”. ¿Lo entonamos?
No robarás pero lo hacemos, de una u otra manera, lo hacemos.
Pensando en Moisés y en su trabajo, creo que se olvidó de añadir el undécimo mandamiento:
AMARÁS AL DINERO SOBRE TODAS LAS COSAS.
Es el único mandamiento que a nadie le costaría cumplir.

LOS MEJORES ROBOS

Aquí os dejos tres buenos ejemplos de robos, todos cometidos de distintas maneras, en distintos años y con diferentes botines, pero todos con algo en común: salieron bien sí, pero los que los cometieron se pasaron una buena temporadita a la sombra.

Tres formas diferentes de robar

EL ROBO MAS SIMPLE Y EFICAZ

Vincenzo Peruggia Ladrón de Arte que robó la
Mona Lisa.

El París de 1911 se vanagloriaba de tener en su Louvre la obra pictórica más intrigante de la Historia: la Gioconda. Tanta era la altivez parisina que no faltaba quien dijera que no había mejor lugar en todo el mundo para la pintura de Leonardo Da Vinci que la capital francesa. De hecho, cuando el 21 de agosto de ese mismo año el retrato desapareció del museo, los empleados supusieron que había sido recogido por el fotógrafo oficial de la institución para realizar un reportaje gráfico con vistas a un catálogo que luego se vendería a los visitantes del museo.
El martes 22 la Gioconda seguía sin estar en su pared habitual y cuando se preguntó al fotógrafo éste se encogió de hombros argumentando que no sabía nada del cuadro.


El Robo: En realidad la pintura estaba en poder de Vincenzo Peruggia, un ex-empleado del museo que había aprovechado el turno de noche (cuando la sala en la que se exhibía la Mona Lisa no tenía guardias ni visitantes) para llevarse la pintura bajo el brazo. Así de fácil.


Pesquisas: La policía registró el museo de arriba abajo y las investigaciones llegaron hasta Apollinaire y de él a Pablo Picasso, ya que había adquirido dos esculturas robadas del Louvre a un tal Pieret. Picasso devolvió las esculturas y negó cualquier relación con el usufructo. Apollinaire fue absuelto.
Mientras tanto, Vincenzo escondió la pintura en su apartamento de
Florencia, en Italia. Supuestamente, al llegar la policía al lugar para hacer las pesquisas correspondientes, se llegaron a firmar documentos encima del lienzo ya que este estaba escondido bajo el mantel de la mesa de la cocina.
Peruggia se desesperó, después 27 meses tratando de vender la Gioconda a diversos museos, siempre recibía la misma respuesta de sus directores: tenía que tratarse de una falsificación. Al fin encontró un comprador: la
galería Uffizi de Florencia, en Italia, pero en un arrebato de honradez, el dueño de la galería dio cuenta a la policía francesa y Vincenzo Peruggia fue detenido.

Motivos: Cuando le preguntaron acerca de su periplo confesó que había sido contratado en su recién abierta carpintería por Eduardo Valfiemo, quien se encargaba de los contactos, y que nunca había sido un experto en robo de arte, y era cómplice del falsificador francés de arte Yves Chaudron para hacer copias de la pintura y venderlas como originales.

Los herederos de Vincenzo alegaron que el robo se realizó por razones patrióticas: Vincenzo quería traer la pintura de regreso a Italia después de haber sido robada por Napoleón. Aunque, quizás haya sido sincero en sus motivos, Vincenzo aparentemente no sabía que Leonardo da Vinci llevó esta pintura como un regalo para el rey Francisco I cuando este lo llamó a Francia para que fuera pintor de su corte.
Llevado a juicio, la corte aceptó que Peruggia cometió el delito por razones patrióticas y lo envió a la cárcel por un año y quince días por lo que fue conocido como el "Robo del Siglo" por la prensa de la época.

Después de ser recuperada, la pintura fue exhibida por toda Italia y finalmente devuelta al Museo de Louvre en 1913.
El Louvre aprendió la lección y ahora la Gioconda soporta el paso del tiempo tras una urna de cristal blindada y un par de vigilantes impidiendo a los turistas realizar fotos con flash.


EL ROBO DE PELÍCULA

Ronald Biggs El fabuloso asalto al tren postal de Londres.

En 1949, Biggs estaba en la cárcel de Lewes, en Sussex, por asaltar un comercio. Charlando con un compañero, un ex empleado del correo, se enteró que los bancos transportaban mucho dinero en tren, y sin vigilancia. Ya no pudo dormir.


El Plan: Al quedar libre, Biggs se mudó a Surrey, se casó y montó una carpintería. Cuando nació su primer hijo, viajó a Londres para darle la noticia a su padre, pero se cruzó con Bruce Reynolds, un ex preso que había conocido en la cárcel de Wormmwood Scrubb. Tras unas cervezas, comprendieron que seguían con el mismo sueño: robar el tren de Londres.
Tres años después, Reynolds viajó a Surrey para ofrecerle a Biggs que dirigiera el robo. Lo tenía todo planeado y había reclutado a tres ex presos para la banda: Buster Edwards, Jim White y Roger Cordrey. Luego los llevó a la granja Leatherslade, a pocos kilómetros del lugar donde darían el golpe.
Como el 5 de agosto había sido festivo, el vagón postal que salió al día siguiente viajaba lleno de dinero. Un informante de Glasgow telefoneó a Goody y le confirmó: "Salió de Escocia con más de 100 bolsas."


El Robo: El 8 de agosto de 1963 a las 0.10, los 15 hombres partieron de Leatherslade vestidos como soldados en dos camionetas y un camión. Una hora después, estaban sobre el puente Bridego, a 65 kilómetros de Londres.
El tren fue puntual. A las 3.15 Roger Cordrey avisó por handy: "Ya viene. Buena suerte." Estaba sobre el semáforo ferroviario, a pocos kilómetros. Tapó la luz verde, y activó la roja con una batería portátil.
El convoy clavó los frenos y se detuvo a cuatro metros de la señal. El fogonero bajó para ver qué pasaba: Tom Wisbey y Robert Welch lo maniataron. Charles Wilson subió a la locomotora y golpeó en la cabeza al maquinista. Y subieron al tren.
En sólo 10 minutos, Buster Edwards y Roy James desengancharon la locomotora y el vagón del dinero, y obligaron al maquinista a manejar hasta el puente Bridego, donde los esperaba el camión. Pasaron las 120 bolsas y se fueron a la granja. Allí, contaron 2.631.784 libras esterlinas en billetes chicos (el equivalente actual a 40 millones de dólares). Fue un golpe rápido y efectivo.


Pesquisas: La Policía ofreció una fuerte recompensa para quien los delatarapor esto recibían por día 3.500 denuncias . En pocos meses, los apresaron y condenaron a penas de entre 18 y 30 años.
El "cerebro" del plan, Ronald Biggs, se fugó de la cárcel en julio de 1965 y se convirtió en leyenda al saltar desde uno de los muros hasta un camión de mudanzas sin techo que lo esperaba en la calle: una pila de colchones amortiguó el golpe.
Biggs se hizo la cirugía estética en París y viajó a Australia, donde vivió cinco años. En 1974 lo descubrieron en Río de Janeiro, pero no pudieron extraditarlo. En 1981, Biggs fue secuestrado y llevado a Barbados. Los secuestradores tenían la esperanza de reunir una recompensa de la policía británica, pero Barbados no tenía ningún tratado de extradición con el Reino Unido y Biggs fue enviado a Brasil.



Desenlace: En 2001, Biggs anunció que estaba dispuesto a regresar a Gran Bretaña aunque era consciente de que sería detenido a su llegada a Inglaterra. Finalmente el 7 de mayo de 2001 regresó voluntariamente y fue inmediatamente arrestado. Para terminar sus 30 años de condena fue encarcelado en la prisión de Belmarsh . Su hijo dijo en un comunicado de prensa que contrariamente a lo que algunos pensaban, Biggs no había regresado a Gran Bretaña simplemente para recibir atención sanitaria. Biggs había declarado su deseo de "caminar en un pub de Margate como un inglés y comprar una pinta de amargo".
En julio de este año Ronal Biggs sufrió cuatro infartos y dos ataques epilépticos. El 6 de agosto de 2009, se anunció que Biggs sería puesto en libertad de la cárcel por "motivos compasivos".


EL ROBO TECNOLÓGICO

Leonardo Notarbartolo "La historia del robo de diamantes más grande de la historia".


Amberes, situada en el corazón de Flandes es una ciudad rica en Historia, pero no sólo en Historia allí se concentra el 85% de la producción mundial de diamantes en bruto. Tres Bolsas en las que cotizan más de 1.500 tiendas dedicadas a esta joya, y casi 35.000 personas trabajan y viven del mundo de los diamantes. El Museo de los Diamantes de Amberes es una de las visitas ineludibles de esta ciudad, con sus más de 1.500 piezas de coleccionista. Con tantas tentaciones cerca ¿quien podría culpar a aquel grupo de ladrones altamente cualificados que el 16 de febrero de 2003, en el Diamond Center de Amberes se apoderó de un botín valorado en unos 100 millones de dólares? Para conseguirlo no dispararon ni un solo tiro.
Sus 10 niveles de seguridad incluían detectores de calor, radar, zona magnética, censor sísmico y una cerradura con clave de más de 100 millones de combinaciones. Se pensaba que la bóveda era impenetrable, aquel fue un robo imposible.



Cabecilla: Sin duda este es Leonardo Notarbartolo. “Era 1958 y él tenía 6 años cuando su madre lo mandó a comprar leche. El pequeño no se limitó a traer sólo la leche como un niño bueno y de paso regresó con 5,000 liras, cerca de ocho dólares de entonces. El lechero se había quedado dormido y Notarbartolo lo registró sacándole el dinero. Su madre le dio una fuerte paliza, pero ya no importaba él había encontrado su destino”.
La especialidad de Notarbartolo era su encanto. Actuando como joyero, lograba ser invitado a tomar café a las oficinas, talleres y hasta a las bóvedas para inspeccionar la mercancía. Comparaba algunas piedras y luego regresaba para robarlo todo. Su camino siguió por esa senda hasta el año 2000 cuando un joyero judío se le acercó ofreciéndole 100 mil euros para ver si una bóveda ubicada en el distrito de los diamantes en Antwerp podía ser robada. La investigación de Notarbartolo terminó en un trato con el comerciante que desembocaría en el robo más grande de la historia.


El Plan: Para comenzar su trabajo y familiarizarse con el edificio, Leonardo contrató una caja de seguridad e ingresó un marcador llevando dentro una cámara de fotos en miniatura, la cual le permitía tomar 100 fotos en máxima resolución. El acceso al edificio estaba custodiado por una fuerza de seguridad localizada en la entrada, una puerta de 3 toneladas que custodiaba la entrada de la bóveda. Solamente la puerta tenia 6 capas de seguridad. La combinación de la puerta se hacia por medio de un dial cilíndrico con una numeración del 0 al 99. Cuatro números tenían que ser introducidos para acceder, los dígitos sólo se podían ver a través de unos pequeños vidrios en la parte superior de la rueda. Había 100 millones de combinaciones posibles.
La puerta fue probada para soportar un taladro durante 12 horas continuas, además los sensores sísmicos alertaban cualquier movimiento. Cuando la puerta estaba conectada, dos placas de metal en el suelo y en la pared formaban un campo magnético. Si la puerta se abría este campo se rompía y sonaba la alarma. Por todas partes había cámaras y monitores de luz, calor y movimiento. Las cajas de seguridad, hechas en acero y cobre tenían una clave de 16.000 posibles combinaciones. El diagnostico que dio Notarbartolo fue que era imposible penetrar allí. Meses mas tarde cambió de parecer cuando le presentaron al equipo que lo acompañaría en el robo. Cuatro personas formaban parte del equipo “El Monstruo”, “El Genio”, El “Rey de las llaves”, y el “Speedy”.
En septiembre del 2002 un guardia se detuvo delante de la puerta de acceso y comenzó a introducir los dígitos. No podía sospechar que estaba siendo grabado por una minúscula cámara colocada en una de las luces sobre su cabeza. Las imágenes eran transmitidas por una antena. Cerca del cofre había una habitación de almacenamiento, allí, dentro de un extintor se estaban registrando las imágenes.
Después de que el guardia introdujera el código, ingresó la llave la cual fue fotografiada con precisión.



El robo: La noche del 16 de Febrero de 2003 un vehículo conducido por Notarbartolo dejó en las cercanías del edificio a sus cuatro compinches.
El Genio fue quien se encargó de desactivar un sensor de calor en una de las terrazas, utilizando una manta plástica que no permitía que el sensor detectara la temperatura de su cuerpo. Luego desactivó una alarma y abrió una ventana para que el resto del equipo entrara por ella. Cubriendo con bolsas plásticas las cámaras, comenzaron a descender por las escaleras hasta llegar a la antecámara, donde se encontraba la puerta. Ninguna alarma había sonado.
Luego el “Genio” sacó una placa de aluminio y utilizó cinta adhesiva con pegamento en ambas caras para adosar el aluminio a los sensores magnéticos del costado de la puerta, después quitó los tornillos de estos y los dejos unidos por la cinta. Aunque separados de la puerta, los sensores nunca perdieron el campo magnético.Le tocó el turno al “Rey de las Llaves”, no tuvo demasiada dificultad. Sabía, gracias a los videos, que los guardias antes de entrar a la cámara visitaban una sala contigua a la bóveda. Allí encontraron la llave de la puerta.


Con la combinación grabada por la cámara oculta, ya tenían todo para acceder al tesoro. Antes de hacerlo, el “Monstruo” apagó las luces de manera que los sensores del cofre no se activaran al abrir la bóveda y entró.
Luego en la oscuridad de la sala dio los once pasos hasta donde había un panel con los cables de los sensores. Estos sensores recibían un pulso eléctrico y lo respondían, si esto se cortaba sonaba la alarma. Lo que el Monstruo hizo fue un puente que creaba un lazo en los sensores. Esto dejo sin efecto este circuito. Luego tapó con cajas de corcho blanco los sensores de calor y movimiento, y con cinta negra los sensores de luz.

El resto del equipo entró y comenzaron a vaciar las cajas.
Llenaron las bolsas con monedas de todos los países, barras de oro y lo más buscado: cajas llenas de diamantes. En total saquearon 109 cajas.



Pesquisas: Al día siguiente al robo Notarbartolo y “Speedy” salieron por una de las autopistas con dirección a Turín, tenían un bolso lleno de evidencias que debían destruir y 10 horas de viaje por delante. Pero las cosas se complicaron cuando “Speedy” sufrió un ataque de pánico y pidió que se deshicieran cuanto antes de las evidencias. Para ello eligieron un bosque al borde de la autopista y pararon, Nortarbartolo ordenó a “Speedy” que las destruyera pero con las prisas una bolsa se abrió y papeles, cajas, y demás metralla se desparramaron entre las hojas del bosque.


La suerte estaba dejando a Nortarbartolo. El lugar donde había tirado la basura, -y que pensaban que no era visitado-, pertenecía a un jubilado que tenía por costumbre llevar a sus dos comadrejas a jugar en las cuevas de los conejos. Encontrar basura lo indignaba, y era común que estudiantes fueran de picnic y dejaran desperdicios en todos lados. Ese día, al encontrar esa basura, llamó a la policía diciendo que tenía el lugar lleno de desperdicios, cajas y papeles con el sello de Diamond Center Antwerp.
La policía que rara vez lo visitaba, esta vez llenó bolsas con evidencias.
El botín nunca fue encontrado, pero basado en evidencia circunstancial –que incluyó basura y un sándwich de salami- Notarbartolo fue condenado a 10 años de prisión.



Desenlace: Las sospechas de la policía apuntaron a que todo fue planeado por un primo de Notarbartolo perteneciente a la sociedad secreta criminal “Cosa Nostra”. También se insinuó que el comerciante judío que se acercó a pedir el robo formaba parte de una maniobra mayor que era realizar el asalto y cobrar el seguro por los diamantes robados. Lo anterior se deduce por las declaraciones de Notarbartolo, quien sostuvo que la mayoría de las cajas del interior de la bóveda estaban vacías y que pertenecían a joyeros de diamantes de la ciudad.
Según el testimonio de Notarbartolo, las cajas con diamantes estaban vacías, de los $100 millones que pensaban tener, el botín llegaba a unos $20 millones.
Leonardo Notarbartolo supone que todo fue parte de un engaño, los dueños retiraron los diamantes antes del robo para luego reclamar al seguro por el valor de lo robado.
Todos menos el Rey de las llaves quien nunca fue encontrado, están en prisión.
El botín nunca ha sido recuperado.


La verdad es que tengo que reconocer que me gustan estas historias de ladrones astutos, ¿ y a ti? Como hay mucha tela que cortar sobre este tema puede que haga una segunda o tercera parte... CONTINUARÁ.

sábado, 15 de agosto de 2009

En el camino

El heno se amontonaba bajo el sol. La brisa trasportaba la fragancia fresca de las flores que crecían cerca de la orilla del río. Los árboles se agitaban como en una danza. Los caminos libres y secos aparecían difuminados por pequeños remolinos de tierra. La vida seguía siendo tranquila allí, donde todo era sencillo, donde sólo importaba vivir y disfrutar de estar vivo.
Nat se sentía dichoso, pletórico, seguro que hoy la vería pasar, pensaba, hoy era jueves y los jueves era el día en que siempre aparecía cruzando con rapidez la vereda que llevaba al pueblo. No sabía quien era, ni como se llamaba, sólo sabía que cuando la veía su corazón explotaba de alegría. Luego pasaba el jueves y se quedaba desolado, compungido, esperando verla aparecer por el camino, contando los días y las horas, recordando en cada momento su sonrisa, y como se movía cuando andaba, y como el viento desordenaba su cabello. Nat no la conocía, pero la miraba pasar y soñaba despierto, embelesado el día se hacía noche, y la noche se hacía frío, y regresaba a su casa.

Se calentaba las manos ante el fuego del hogar y volvía a soñar, y en ese sueño ella volvía a pasar por el camino, pero en vez de alejarse como hacía siempre se detenía a mirar por encima de la valla el inmenso campo cultivado que había ante si. Las flores se abrían entonces, naciendo ante sus ojos, las mariposas revoloteaban sobre su cabeza, divirtiéndola, y el sol calentaba su cuerpo, relajando sus sentidos, así que llevada por la placidez del momento, la chica, saltaba la valla. Entonces le vería. Cara a cara se quedarían un segundo en silencio, escuchando el arrullo de los árboles. Él le tendería la mano y ella, sin pensarlo, le aceptaría. El hambre le hizo despertar, y eso le enfureció, no quería que fuera un sueño, no quería que fuera sólo una quimera. Sabía que del sueño despertaría, por eso no quería soñar.

Así que esperó siete días, de nuevo llegó el jueves y miró al camino por si la veía llegar, pero pasó la mañana y no apareció. Preocupado, el sol se fue entibiando, el cielo se encapotó y rompió a llover. Nat sintió un pequeño escalofrío cuando meditabundo los truenos cayeron del cielo con fuerza. Dejando que las gotas de lluvia resbalaran por su cara trepó la valla, y sentado encima, se puso a esperar. La lluvia calaba sus huesos pero Nat no se movió de allí, y durante dos horas dibujó impaciente con sus ojos la parte del camino que la niebla no había podido borrar. Todo estaba mojado, oscuro, en silencio. Aterida, la tierra parecía envuelta en vapor mientras el sonido del agua resbalaba camino abajo, siguiendo el desnivel de la pendiente.
Era inútil esperar, se convenció, consciente de que el mal tiempo la había hecho quedarse a resguardo, seguramente en su hogar. Dándose por vencido saltó de la valla y sus pies fueron a dar contra un charco, pero ajeno a eso, se puso a andar sin rumbo. Pensó que no podría aguantar hasta el siguiente jueves. Pensó que acabaría olvidándose de su cara, del movimiento de su cuerpo al andar, pensó que sería demasiado tiempo, más del que pudiera soportar. Cuando por fin se dio cuenta descubrió que sus pies le habían conducido hasta el pueblo. Un pueblo pequeño de casas estrechas y altas, un pueblo de callejones, de ventanas con balcones, un pueblo desierto a causa de la tempestad.

Nat sintió un pesado y hondo malestar en su tripa, lo atribuyó al hambre, al trabajo y al cansancio, pero se trataba de algo mas profundo que eso… Nat estaba enamorado. Respirando por la boca de manera jadeante espió las ventanas de aquellas casas. Ventanas iluminadas algunas, en donde apenas podía distinguirse actividad, ventanas cerradas otras, protegidas del frío tras gruesas cortinas donde era imposible saber quien vivía. Eso le enfurecía porque él anhelaba verla, ansiaba encontrarla de improviso tras algún cristal. Y suspiraba sin saber porque, respirando frenéticamente porque todas las casas parecían iguales y en todas sólo podía adivinarse tenues sombras que podían pertenecer a cualquiera, incluso podía ser la que él buscaba, pero no lo sabía, no lo podía saber. Sufrió por eso y cerrando los puños echó a correr. Había acariciado la idea de encontrarla como un tonto, porque después de un tiempo comprendió que cada jueves la chica tomaba el camino hacía el pueblo, lo que quería decir que no vivía en el.

Desilusionado regresó a su casa y ante la lumbre del fuego se calentó el cuerpo. Tembloroso se acostó un rato, pálido, invadido por la fiebre. Entre delirios le pareció verla, ante él, sonriéndole, tendiéndole la mano, tan real parecía que Nat se desprendió de las mantas y trastabillando alcanzó a dar dos o tres pasos antes de caer como un plomo al suelo. Debió pasar allí la noche porque cuando la luz del amanecer atravesó el pequeño ventanuco de su habitación, se despertó en el piso, dolorido y con el cuerpo destemplado. Se rascó la cabeza con desazón, cegado por la luz y arrugando los ojos adivinó una sombra, alguien le miraba desde arriba. Por un momento pensó en la visión y creyó que era ella. La alegría pronto se convirtió en decepción cuando descubrió que se trataba de su viejo gato que sibilino le observaba con ojos rayados. Lo apartó y se puso en pie con agilidad. Autómata saludó a su madre y a su padre quienes comían un poco de pan seco en la cocina, y se fue al campo a trabajar la tierra. Y durante siete días no habló, no hizo nada más que pensar en ella.

Otro jueves llegó. Esperanzado Nat se quitó el sudor de la frente y respiró la suave brisa de la mañana, una mañana radiante y azul, sin atisbo de nubes. Sabiendo que no llovería se puso a esperar bajo un árbol. Tan rendido estaba por el trabajo que cayó en un largo sueño y para cuando despertó, la tarde lóbrega de cernía sobre él. Bajó la vista para contener el dolor de su corazón y encerrándose en si mismo inició el trayecto a su casa.

Desfallecido aquella noche no probó bocado, tampoco desayunó al día siguiente y nadie le vio tomarse ni un vaso de agua. Preocupada por su hijo, la madre de Nat le fue viendo apagarse, agonizar más y más, y lentamente. La tristeza de su hijo era evidente pero nadie sabía porque, ¿cual era la razón para que no comiera, ni bebiera, ni disfrutara como antes lo hacía de la vida?, ¿Qué ahogaba a su corazón de esa manera?

Aquella noche Nat soñó, y en su sueño la vio llegar alegremente por el camino. Él estaba lejos, arriando a los bueyes, labrando como siempre hacía la tierra de su abuelo. Extasiado al verla le gritó para llamar su atención, pero la muchacha no le escuchó. Y aunque gritó más y más alto hasta quedarse afónico, la chica no mostró ni una sola señal que le indicara a Nat que ella se había percatado de su presencia. Despertando de golpe se dio cuenta de que había estado gritando de verdad. Retiró las sábanas nervioso, boqueando, sintiendo su nuca empapada en una capa fría de sudor. Aquel amor, aquella obsesión le estaba enfermando el cuerpo y la razón. Y levantándose para beber algo de agua, salió a la oscuridad de la noche para beber del pilón.
La noche estaba clara, brillante, repleta de diminutas estrellas agrupadas en constelaciones desconocidas. Las montañas misteriosas parecían estar en calma mecidas por el viento, un viento que arreciaba del norte y que él se detuvo a escuchar. Tomó un poco de aquel aire vigoroso, sintiéndose distinto, más insignificante ante la magnitud del universo. Tuvo deseos de correr, de escapar lejos de aquella soledad que no quería, lejos de aquella vida, una vida que carecía de sentido si no conseguía el amor de aquella mujer, si no volvía a deleitarse con aquella sonrisa, una sonrisa que le encogía el corazón.
Metió la cabeza entera en el pilón y contuvo la respiración durante unos minutos. El agua helada le despejó las fantasías o eso creyó, pues al sacar la cabeza del abrevadero le pareció ver en medio del campo la sombra bailarina de una chica. ¿Sería un fantasma, un hada o un duende que divertida jugaba con él? ¿Existiría de verdad aquella chica o era el producto de su vana fantasía?
Se restregó los ojos y la visión desapareció, tal vez nunca la vio, nunca existió, nunca fue real. Riendo a carcajadas se tendió en la hierba alta y contemplando las estrellas soñó con los ojos abiertos. Soñó que el dios de las cosas insignificantes le concedía un deseo, uno sólo: poder hacer feliz a aquella mujer. Como si en serio le hubiera escuchado aquel dios, algunos ecos nocturnos, como tambores lejanos, sonaron para advertirle que estuviera atento, pues tal vez lo que soñaba con tanto afán se haría realidad.




Estuvo contento sin saber bien porque. Y el jueves se asomó de nuevo. No hizo nada, no espió como otras veces aquella parte del camino, no la buscó ni la esperó, simplemente hizo su trabajo con más empeño e interés que nunca. Arrancó las malas hierbas, retiró las piedras y las amontonó a un lado, señaló la tierra e hizo las particiones, dio de beber a los animales y se alejó colina arriba buscando en unos arbustos que había visto la madriguera de algunos conejos que pudiera cazar. Estuvo un buen rato fabricando algunas trampas, después enfiló el riachuelo hasta que el río se ensanchó, allí tomó un baño desnudo. Se sintió pleno, libre, no le dolió el corazón, no se sintió encogido por la pena, en definitiva comprendió que había estado sufriendo por gusto, porque el mundo era un lugar para soñar, pero sobre todo para ser feliz.
Después de secarse al sol fue a revisar las trampas que había colocado. Entusiasmado descubrió que no había ido mal del todo, tenía caza suficiente para una semana. Tranquilamente hizo un fuego y allí comió hasta quedar satisfecho. Se echó una larga siesta pero no soñó. Para cuando despertó el sol herido del día agonizaba en un horizonte violeta. Lo contempló un segundo y sin más enfiló, saltarín, el camino a su hogar. Los matices del cielo llamaron su atención y sin mirar por donde iba tropezó con alguien y cayó. No le costó demasiado incorporarse del suelo, pero en cuanto descubrió con quien se había topado sus músculos dejaron de responderle. Desmadejada en el suelo una muchacha rubia de ojos verdes y serenos trataba de ponerse en pie torpemente. Pisándose las faldas su mayor preocupación eran las tinajas de su cesto. No estaban rotas pero habían perdido gran parte del líquido que contenían. Por el olor Nat adivinó que se trataba de vino. Disculpándose repetidamente Nat le echó una mano a la chica de sus sueños, mano que ella no aceptó. Cruzado de brazos con expresión curiosa pero divertida la dejó hacer. La chica logró ponerse en pie, y se arregló el desordenado pelo y hasta se alisó las arrugas del vestido. Después lamentó su suerte:

-No, ¿y ahora que haré? Su voz era embriagadora, suave, encantadora, justo como Nat esperaba que fuera.
Agachada en el suelo miraba desconsolada la estela morada que en la tierra empezaba a formar grumos espesos. Arrodillándose a su altura intentó llamar su atención, pero sólo consiguió que ella lo mirase con desagrado. Irritada le echó acertadamente la culpa del desastre. Asintiendo Nat le ofreció su ayuda, auxiliándola al mismo tiempo a cargar con las otras pesadas cestas que estaban en el suelo. Sin dejar de mirarle con clara desconfianza la muchacha tuvo que aceptar al fin que éste no tenía malas intenciones.
-Gracias, esbozó.
Él sonrió gradualmente hasta mostrar una entera y abierta sonrisa. Empezaba a oscurecer. La vida animal parecía manifestarse, los pájaros, las ranas de las charcas cercanas, los grillos, todos parecían hablar al mismo tiempo, como si cantaran felices por presenciar aquel encuentro.
Nat habló: -Si estas preocupada por el vino yo puedo comprarte mas.
Suspirando ella negó con la cabeza y dijo: -No hace falta, es sólo que mi señor se enfadará si ve que las jarras no están llenas, le dará por pensar que le he regalado un poco a mi familia y me lo descontara de mi sueldo.
-¡Sería un gran tirano si pensara eso en vez de creerte!, murmuró Nat con gran disgusto.
-No es un mal hombre, me dio trabajo cuando lo necesité, es sólo que a veces suele ser bastante desconfiado, dijo la chica recogiendo la pesada cesta con el vino.
Nat tuvo una idea para solucionar el percance.
-¿Y si nivelamos las jarras y lo que quede lo rellenamos con agua?
No era una idea demasiado brillante, después de todo se puede diferenciar con facilidad un vino aguado de otro normal, pero Nat quería ayudarla de verdad.
No obstante para la muchacha no parecía ser tan descabellada aquella solución.
-Pero, ¿de donde sacamos el agua?
-¡Del río!, exclamó él señalando un atajo por el campo, -allí mismo está, dejamos esto por aquí escondido y vamos.
La joven observó el amplio campo cultivado con titubeo, después de todo era sencillo, pero el tener que franquear un terreno privado no la atraía del todo. Tampoco aquella valla de metro y medio.
Nat escaló la valla, luego le pidió que le alcanzara las cestas una por una. Cuando la chica lo hizo salió corriendo hacía unos arbustos y arrancó algunas ramas, dejó las cestas a buen recaudo camuflándolas con el follaje y regresó al pie de la valla, pues ella todavía no se había decidido a saltar.
-¡Vamos, que va a oscurecer!, la apremió tendiéndole una mano caballerosamente.
Nat clavó una penetrante mirada en ella quien mirando con indecisión la mano tragó nudos, cuando por fin se decidió tenía el miedo pintado en los ojos. Las faldas le restaban agilidad, eran incomodas y se le enganchaban constantemente, pero con la ayuda del chico pudo salvar el obstáculo. Cayendo duramente sobre la tierra todo su cuerpo se estremeció.
-¿Estás bien?
Nat esperó a que ella levantase el rostro, y a que se apartara el largo pelo de los ojos para responder pero no lo hizo, simplemente enfiló el campo abierto, siguiendo una senda que no conocía y en donde se podía perder.
-¿Es por aquí?, preguntó después de un rato, girando la cabeza para verificar que aunque silencioso él seguía allí.
Nat sabía que aquel era el camino largo pero siguió mudo, y sonriendo señaló con su mano al frente. La dejó llevar las riendas, e imbuido en el espectáculo que ofrecía el suave contoneo de su cuerpo Nat se sintió aún mas enamorado. Al cabo de un rato ella volvió a buscarle, esta vez para asegurarse de que el chico llevaba la jarra que le correspondía.
-La tengo en la mano, respondió alegre, -¿tú llevas la tuya?
-Si…
-Nat, así me llamo.
-Anna, yo soy Anna.
Claramente cohibida Anna bajó la vista. Nat, quien todavía le sostenía una mirada cargada de fuerza, agregó que era un nombre precioso, y pensó que ella era preciosa, maravillosa, exquisita. La vio sonreír y se le paró el corazón por un segundo de toda la felicidad que sintió.

Tras una pequeña caminata llegaron al río. Nat se afanó en la tarea de rellenar las jarras, mientras que Anna caminó por la orilla pedregosa contemplando el agua. Un agua brillante, fría y transparente en la que se desdibujaban las nubes del cielo, y sus colores, y la luna, y ella misma. Reflejada en las aguas como envuelta por una luz naranja Anna se sintió maravillada por el lugar y para guardarlo en su memoria recorrió con la vista cada maravilloso rincón de aquel río pequeño y apartado. Con gran gozo se hubiera dado un pequeño chapuzón, pero percatándose de lo tarde que era se volvió con rapidez hacía Nat para apremiarle por si no hubiera acabado ya. Nat hacía rato que había terminado, pero absorto, la contemplaba con ojos profundos deleitado en una visión que por su expresión debía ser de lo mas placentera.

Él carraspeó y velozmente apartó la vista. Disimulando el rubor se puso en marcha campo a través por un camino que no era el que había utilizado para llegar. Detrás, Anna caminaba con cuidado intentado seguir su ritmo. Por suerte el chico parecía tener gran manejo con las tinajas y no derramó ni una sola gota. No era eso, sin embargo, lo que mas la preocupaba, lo que la inquietaba era lo que había visto en aquellos ojos y lo que ella misma había sentido al descubrirle: amor, había sentido amor, que era amada, venerada.
Su ceño se contrajo al igual que su alma, había sentido algo tan hermoso, tan bonito, que creyó que era pura sugestión por la belleza del lugar, por la tensión del momento, era imposible sentir amor por parte de un desconocido, él no la conocía, ¿podía quererla?
Nat se sintió al descubierto, desbocado, apenado porque sólo deseaba una cosa, aún sabiendo que no era correcto Nat deseaba con todo su ser cogerla entre sus brazos y besarla apasionadamente. Como no podía, apretaba el paso para llegar cuanto antes al camino y que sus ideas se enfriasen. Anna le veía, le sentía tirante, extraño, y se preguntaba de nuevo si de verdad lo había sentido o se lo había imaginado. Llegaron al lugar donde habían escondido las cestas, todo estaba en orden y él empezó a sacarlas del escondite. Ella también le ayudó y lo hicieron en silencio y sin mirarse, rápidamente y con gran corrección, como un equipo sincronizado. Nat subió a la valla y repitieron la misma operación. Cuando le llegó el turno a Anna de saltar sus nervios se dispararon. Tendrían que tocarse, sería necesario hacerlo, ¿sentiría entonces algo como lo que notó en el río?
Nat se preparó para cogerla. Estiró sus brazos y alargó sus dedos por el perímetro de aquella estrecha cintura, entonces tiró hacía si de ella y Anna fue a caer en sus brazos. Aturdido la sintió cerca de su pecho. La fragancia de su pelo viajó por su nariz hacía su centro y se sintió invadido de ella. Durante un tiempo el universo eran dos personas.
Anna le miró esperando que él la soltara. Nat la miró esperando que no se lo pidiera, no quería dejarla, no quería dejar de sentir su corazón.

Ya en el suelo ella revisó los comestibles de las cestas y alcanzando una manzana muy roja se la ofreció como compensación por su ayuda, no podía darle nada más. ¿Ni siquiera un beso? Pensó él aceptando la manzana, tan tentadora como aquellos labios.
-Gracias Nat por ayudarme.
-No tienes porque darme las gracias, si no hubiera sido por mí no se hubiera derramado el vino y nada de esto habría ocurrido.
¿Nada? Se apenó internamente Anna, repentinamente agradecida por el empujón y por todo lo que se desencadenó trás el.
Un silencio incomodo reinó por un minuto, pasado este tiempo Anna, aunque perezosa emprendió el viaje de vuelta. Su cabeza daba vueltas.
-Adiós, murmuró.
-Adiós- susurró Nat con una mirada seductora, -hasta pronto.
-Si, Nat, hasta que nos volvamos a ver…
-¡Pues claro que si!, exclamó él dándole un bocado a la fruta, -nos veremos cada jueves como siempre si no llueve, aquí, en el camino.
Sorprendida por sus palabras Anna detuvo sus pasos, y girando la cabeza por lo que él había dicho hubo un cruce significativo de miradas. ¿Como podía saber que era el jueves cuando ella bajaba a por víveres? ¿Ya la habría visto alguna vez?
La mueca misteriosa de Nat no le dejó lugar a dudas.
-¿Me conoces?
Él avanzó unos cuantos pasos hasta quedar cara a cara. Dejando que Anna soltara sus bártulos la sostuvo por los hombros, despejando con sus manos el desordenado pelo la miró muy fijamente y le sonrió. Echando un suspiro al aire le dijo lentamente y al oído:
-¿Cómo no voy a conocer a la mujer de mis sueños?, es de allí de donde has salido…
Temblorosa por la emoción Anna prensó los labios y rió levemente. Era cierto lo que había sentido en el río: amor, mucho amor, porque él la quería.



Ilustraciones de miguel peidró.

martes, 11 de agosto de 2009

Alicia en el país de las Maravillas



Han pasado diez años desde que Alicia descubrió el mundo mágico, en su última visita coincidió con algunos personajes que sin embargo ha olvidado. Ahora Alicia es una jovencita de 19 años sin ningún recuerdo de sus pasadas aventuras. Un día asiste a una fiesta en una mansión victoriana, donde descubre que está a punto de recibir una propuesta de matrimonio frente a un montón de gente estirada de la alta sociedad. Se escapa, y sale corriendo tras un conejo blanco que entra en un agujero, le sigue, Alicia no sabe que ha vuelto de nuevo al país de las Maravillas. El país de las Maravillas era un reino pacífico hasta que la Reina Roja derrocó a su hermana, la Reina Blanca. Las criaturas del país de las maravillas, listos para la revuelta, esperan que Alicia les ayude, y a su vez le ayudarán a recordar su primera visita al mágico reino.

Alicia en el país de las maravillas, dirigida por Tim Burton será estrenada el 5 de marzo de 2010, una estupenda película de fantasía que combina actores de carne y hueso con las técnicas de captura de movimiento y stop-motion. La película será lanzada en Disney Digital 3-D e IMAX 3-D, como así también en 2-D.


Reparto y personajes


Mia Wasikowska como Alicia. De 18 años de edad, la actriz australiana ha aparecido en la serie de televisión "In Treatment" y la película Defiance.


Johnny Depp como el Sombrerero Loco.


Helena Bonham Carter como la Reina Roja. La cabeza de Carter será aumentada en tamaño por tres veces en la pantalla.



Anne Hathaway como la Reina Blanca, su personaje no requiere la manipulación digital. Hathaway resumió su personaje con un epígrafe sobre un imán que muestra al personaje Happy Bunny sosteniendo un cuchillo; "Lindo pero psicótico. Se complementa".


Matt Lucas como Tweedledum y Tweedledee.


Y también: Alan Rickman como La Oruga, Rickman fue filmado mientras grababa su voz en estudio, y su rostro será compuesto sobre un personaje de stop-motion.
Crispin Glover como sota de Corazones.
Christopher Lee como el Jabberwocky.
Eleanor Tomlinson como Fiona Chataway, una niña antipática que Alicia conoce antes de caer en el agujero del conejo.
Stephen Fry como el Gato de Cheshire.


Fotogalería



¿A que te apetece verla?


NOTICIAS DEL CINE

John Hughes, famoso productor y director estadounidense, que escribió algunos de los mayores éxitos de taquilla de los años ochenta y noventa, falleció el 6 de Agosto de 2009 en Nueva York tras sufrir un paro cardiaco en plena calle.
Hughes, de 59 años, se encontraba dando un paseo matutino por las calles de Manhattan cuando sufrió un fulminante infarto.
John Hughes dirigió y escribió el guión de películas como La chica de rosa, La mujer explosiva, Dieciséis velas y El club de los cinco, todas protagonizadas por la joven Molly Ringwald. El director también será recordado por dar su oportunidad en la gran pantalla a toda una camada de jóvenes actores como Matthew Broderick o Emilio Estévez, entre otros. Uno de los últimos guiones que escribió fue el de la película Sucedió en Manhattan (2002), que dirigió Wayne Wang y protagonizaron Jennifer López y Ralph Fiennes.
Hughes, que llevaba años sin aparecer en público, nació el 18 de febrero de 1950 en la localidad de Lansing, en el Estado de Michigan, y comenzó su carrera como guionista en Chicago, ciudad donde posteriormente grabó la mayor parte de sus películas como director.

Una de mi películas favoritas de los 80 es “El club de los cinco”, todo un clásico de este género adolescente, en donde cinco estudiantes pasan el sábado juntos en detención. Los chicos descubrirán que cada uno de ellos es más profundo que su respectivo estereotipo.


El club de los cinco


viernes, 7 de agosto de 2009

PARA SEPTIEMBRE

El verano no está hecho exclusivamente para ir a la playa o al camping a pasar las vacaciones, algunos no tienen más remedio que ponerse a estudiar para recuperar las asignaturas pendientes que no lograron aprobar en junio. Esa es la ironía, que mientras unos disfrutan del sol, del buen tiempo y de la naturaleza, otros preparan penosamente sus exámenes para septiembre metidos en una habitación, lejos de la brisa marina, lejos del olor a barbacoas, lejos de la libertad. Es una pena pero pasa. A mí me pasó alguna vez (¡malditas matemáticas!) y supongo que no he sido la única. Nunca me he considerado la mejor estudiante pero tampoco la peor aunque a veces algunos profesores me ayudaban a creerlo (colegio de monjas, si) supongo que la motivación es muy importante para estudiar, así que si piensas que, te esfuerces lo que te esfuerces el profesor no va a valorar tu esfuerzo y te va a suspender porque si, pues lo das por perdido. Una vez una profesora confundió mis exámenes con otra alumna que se llamaba como yo, yo aprobaba raspado pero aprobaba, la otra suspendía siempre, tal vez asoció mi cara a esos exámenes porque después nunca me aprobó, nunca. A partir de entonces nuestra manía fue reciproca.

No estoy diciendo que toda la culpa la tengan los profesores, los prejuicios ayudan también. Que yo recuerde nadie quería ser el empollón de la clase, los empollones eran pelotas, aburridos, no tenían amigos y vestían mal. Son sólo estereotipos pero efectivos, todos querían ser el "chuloguaporebelde" de la clase, y no el “quemapestañas” pelota. Pero, ¿esto es realmente así? El resultado directo de no estudiar es suspender, y en consecuencia repetir curso o tener que pasar el verano “empollando”. Y nadie quiere eso, ¿no? Entonces, ¿por qué parece que ser buen estudiante, ser un empollón, lleva implícito una connotación negativa?, ¿como si ser empollón fuese lo peor y más mal visto del mundo?

Un ejemplo de empollón repelente era Steve Urkel, personaje más popular de la serie “Cosas de Casa”. Steve era torpe, flaco, y con una inteligencia superdotada, algo que no parecía agradar a su amada Laura Winslow, quien le aborrecía con todas sus ganas. Steve siempre era despreciado, un pesado del que debían huir. Cierto día inventó una maquina para parecer más atractivo: adquirió gusto en el vestir, su voz se hizo más ronca, incluso su musculatura pareció crecer, caía bien a todo el mundo. Su inteligencia pasó a segundo plano, ya no importaba, ya no era aquel odioso idiota que siempre metía la pata.
Así nos están vendiendo que puedes saberlo todo, puedes ser el mas listo, el mas preparado, el que tiene mejor currículo pero sin un físico adecuado nunca alcanzarás lo que desees. Steve siempre será un ejemplo del héroe dentro del antihéroe.

Otra empollona famosa es Lisa Simpsons, pero ella no tiene el mismo problema que Steve, no lleva gafas, no es fea, pero si muy moralista e idealista, lo que la convierte en ocasiones en una activista frustrada porque pocas veces se sale con la suya, como si le pasa al ojito derecho de sus padres, su gamberro hermano Bart. El papel de Bart en la escuela consiste en llegar a ser el más popular a través de las travesuras, la opresión, la rebelión y la mofa hacia los alumnos más inteligentes y aplicados; representando el estereotipo norteamericano del chico "guay" del colegio intolerante, irrespetuoso y con pocas ambiciones.


-Los peores estudiantes, los más rebeldes-


Ferris Buler, Zipi y Zape, Bart Simpsons


Las respuestas mas tontas que puedes dar en un examen


Reproducción sexual: Para que se provoque la fermentación, tienen que estar el órgano masculino dentro del femenino.
El oído interno: Consta de utriculo y draculo.
Estimulantes del sistema nervioso: El café, el tabaco y las mujeres.
Un parásito interno del hombre: El langostino.
Pediatra: Medico de pies.
La medula espinal: Es un tubo de 10 a 12 metros(!!) donde decían los antiguos que residía el alma.
El cerebelo: Es el fruto del cerebro.
La piel: Es un vestido sin el cual no resistiríamos los porrazos, es además un muro de contención para que no se nos salgan las carnes.
Movimientos del corazón: El corazón siempre está en movimiento, solo está parado en los cadáveres.


NOTA: Suspenso.

Derivados de la leche: La vaca.
Brisa del mar: Es una brisa húmeda y seca.
Un gusano que no sea la lombriz de tierra: La lombriz de mar.
¿Conoces algún vegetal sin flores?: Conozco.
Moluscos: Son esos animales que se ven en los bares, por ejemplo el cangrejo.
Ejemplo de reptil: La serpiente "Putón"
Volcanes: En Mallorca está el Teide. El agua de mar se solidifica y sale por el cráter.
Minerales: Son animales sin vida.
Anfibios: De los huevos de rana salen unas larvas llamadas cachalotes.
Insectos: Son una especie de aves pequeñísimas.
Partes del insecto: Son tres: in-sec-to.
Moluscos: Son esos animales que se ven en los bares, por ejemplo el cangrejo.
Animales polares: Son la Osa mayor y la Osa menor.


NOTA: Suspenso.

¿Dónde fue bautizado Jesucristo?: En Río Janeiro.

¿Qué sabes de Napoleón?: Está enterrado en "Los Paralíticos", en París.
¿Quién fue Aníbal?: Fue un jefe cartilaginoso.
Di algo de Mahoma: Nació en La Meca a los cinco años. (Ni te imaginas lo mal que lo pasó su madre al dar a luz, menudo cabezón tenía a los 5 años)
¿Quién fue Sancho Panza?: Era muy aficionado al vino, a las mujeres y a las drogas.


NOTA: Suspenso.


Explica algo del Greco: Era bizco.

Comentar algo del 2 de mayo: ¿De que año?

El arte griego: Hacían botijos.

Barroco: Estilo de casas hechas de barro. (Como su propio nombre indica)

Países que forman el Benelux: Bélgica, Luxemburgo y Neardental.


NOTA: Suspenso.


Polígono: Hombre con muchas mujeres.

Área del triángulo: Es igual a la cuarta parte de la mitad de su lado por la semisuma de la raíz cuadrada de tres. (?)

Qué es la hipotenusa: Lo que está entre los dos paletos



SUPUESTOS PRÁCTICOS:



NOTA: Suspenso.


Quevedo: Era cojo, pero de un solo pie.

Palabra derivada de luz: Bombilla.

Alfarero: El que tiene un farol.

Cogito, ergo sum: Le cogí lo suyo

Ave Cesar morituri te salutan: Las aves de César murieron por falta de salud.

Les oiseaux chantaient dans les arbres: Las ostras cantaban en los árboles.



NOTA: Suspenso.


Tengas o no que estudiar en verano no lo dejes para el último momento, nunca es buena idea. Septiembre parece que esta lejos pero no te confíes esta a la vuelta de la esquina, así que aprovecha el tiempo, ¡hinca los codos!a

Estudia para que no acabes como estos, que de ortografía cero:



Estudia para que no acabes como esta, que se saltó una clase de química muy importante: ¿qué ocurre cuando mezclamos un ácido con una base?



Aunque hoy en día no se requiera ninguna clase de preparación para triunfar, nunca esta de más un par de conocimientos en geografía, historia, lógica o aritmética, así no te pasará como a todos estos famosos, que por lo que se ve (y se lee) están más guapos con la boca cerrada.

(Seguro que a todos estos les quedó mas de una asignatura pendiente para Septiembre)


“¿Donde se celebra este año el festival de Cannes?” Christina Aguilera.
“Tengo un montón de viajes transoceánicos pendientes… como a Canadá.” Britney Spears.
“Cada vez que veo en la Tele a esos pobres niños hambriento del mundo, no puedo sino llorar. Quiero decir que me encantaría estar tan delgada; pero no con todas esas moscas y la muerte y todo eso.” Mariah Carey, mas boba y no nace.
“No hago dieta. Solamente no como todo lo que me gustaría.” Linda Evange-lista.
“Creo que el matrimonio homosexual es algo que debería darse entre un hombre y una mujer.” Arnold Schwarzenegger, erúdito y sabio consumado.
“No he cometido ningún delito. Lo que hice fue no cumplir con la ley.” Jennifer López .
“No es la contaminación la que está dañando el medio ambiente. Son las impurezas que hay en nuestro aire y en nuestra agua las que lo están haciendo.” Pamela Anderson.
“No soy anoréxica, Soy de Texas. ¿Hay alguien anoréxico que provenga de Texas? Nunca he sabido de nadie. Y eso me incluye a mi.” Jessica Simpson, simplemente im-presionante.
“Fumar mata. Si mueres, pierdes una parte muy importante de tu vida.” Brooke Shields.
“Nunca he querido ir a Japón. Sencillamente porque no como pescado. Y se que el pescado es muy popular por África.” Britney Spears, muy puesta en geografía.


“¿Esto es pollo o pescado? Se que es atún; pero le llaman el pollo del mar.” Jessica "Simplon".
“Creo que la película “Fuera de Onda” (Clueless) era muy profunda. Creo que era profunda en el sentido que era muy ligera. Creo que la superficialidad tiene que venir de un lugar muy profundo, si es que es realmente superficial.” Alicia Silverstone, superficialmente profunda, profundamente superficial.
“Habla ingles, castellano y además es bilingüe.” Don King.
“Me encuentro mejor que nunca cuando soy feliz.” Winona Ryder, tan feliz.
“Visto de forma sexualmente provocadora, pero no de una forma obvia. Sexualmente provocadora en plan virginal” Victoria Beckham .
“Preferiría estar muerto a verme cantando ‘satisfaction’ con 55 años.” Mick Jagger, 65 años, sigue sin sentirse satisfecho.
En el concurso de Miss América, a Miss Alabama, le preguntaron sobre la posibilidad de vivir eternamente, ella respondió:
“No viviría para siempre, porque no deberíamos vivir para siempre, porque si debiéramos vivir para siempre, viviríamos para siempre, pero no podemos vivir para siempre, por lo que no viviré para siempre.”


Mas vale permanecer callado y parecer tonto, que abrir la boca y despejar dudas.
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