domingo, 28 de noviembre de 2010

En imágenes

Imagen del día...


Podría decirse que no hay suficiente papel en el mundo para mí. Es lo que mas me molesta de los catarros, siempre me he preguntado porque el que diseñó el cuerpo humano se olvidó de ponernos un grifo en la nariz, precisamente para cerrarlo cuando empieza a gotear. Pero bueno, a estas alturas no me voy a pelear con el creador, ¿no?


Ay, como entiendo hoy a Manolito…


Imagen de la semana…


Imagen de la semana pasada…


O es que mis semanas se repiten o es que siempre me pasa lo mismo (que todo puede ser), ¡bendita monotonía! (léase el tono irónico, claro) Pero si, en apenas nueve días el coche de mi hermana nos ha dejado tiraditas en la carretera (toda una experiencia nueva) no una sino dos veces (después de la segunda ya no era tan nueva… ni tan emocionante). Y como sé que no hay dos sin tres creo que por un tiempo me lo pensaré antes de subirme a su coche, no voy a tentar a la suerte otra vez. Más que nada porque ya estoy harta de autopistas, arcenes llenos de colillas, chalecos reflectantes, oxidados triángulos de señalización, caras de velocidad y graciosos (¡y toscos!) conductores de grúa. Bueno y también de rápidas carreras a gasolineras con las tripas gruñendo de hambre, esquivando el peligro de ser arrollada, mientras el calor te cuece el cerebro tanto que ni puedes pensar, para luego volver al punto de partida, con una garrafita bamboleante que empieza a perder líquido por algún lado. ¡Como a alguien se le ocurra lanzar una colilla encendida a este arcén...!, pensé, pero sabiéndome inflamable deseché rápidamente esa idea por el bien de mi salud mental. En mi cabeza ya veía un río de vivas llamas persiguiéndome.
Pruebas, inventos, nervios, coberturas, llamadas… ¡que no arranca! “¡Por dios, trata de arrancarlo, trata de arrancarlo! Y nada… ¡Puff! Esperas, direcciones, hambre, calor, hambre, calor, hambre, hambre, hambre… ¡SALVACIÓN! Una grúa muy graciosa nos lleva, a menos dos, por la autopista pa´arriba, ¡que suerte!, pronto este mareo sólo será un mal recuerdo…
… Podrás entonces imaginarte la cara que se nos quedó cuando, algunos días mas tarde, bromeando por el asunto de pasar por el mismo fatídico punto de la última vez, el coche empezó a ponerse tontito, tumbos, ruiditos y finalmente… ¡no!, ¡otra vez noooo! Y eso que sólo hacía tres días que había salido del taller. La segunda vez fue mucho peor, por lo menos para mí…al ir más ocupantes no había sitio dentro de la grúa. Así que me abandonaron sin piedad. Eso si tuvieron el detalle de dejarme cerquita de una parada de guagua, pero claro para llegar a ella tuve que ir sentada encima de mi flaquita hermana, ¡la pobre! Luego se vengó al dejarme allí sin mas, debió ser duro cargar conmigo ese medio minuto, o esos cien o dos cientos metros, distancia a la que estaba la parada. (Aquí está el tono irónico otra vez) ¡Pero porque siempre me tocará a mí cargar con la peor parte! No quiero pensar que sea mi sino...


Imagen de la semana pasada, pasada…


Pensaba que tejer relajaba, que era una terapia., quizás animada por eso… No es la primera vez que le doy a la aguja, pero, ¿relajante? ¿Qué ha cambiado desde la última vez? ¿He perdido mi paciencia o qué? Puede ser… Un hilo que se escapa, salvar aquel nudo, y encima que dolor en el dedo índice, y a pesar de todo eso, que enganche que llevo…
… ¡Si en mi casa ya me conocen por Anita la abuelita!, creerán que tejer es un invento de las viejas, lo que me lleva a pensar: ¿será verdad?, ay no, ¡me estoy haciendo vieja!


Previsión de mañana…


Fuertes vientos


Lluvia


A pesar del catarrazo siempre me ha gustado la lluvia, sentir sus pequeñas gotitas frías resbalando por mis mejillas, chapotear en los charcos como el mismísimo Gene Kelly en “Cantando baja la lluvia”… Mientras tarareo: I singing in the rain, yes, singing in the rain, taratá, nananá… Correr luego calle arriba, sujeta a un endeble paraguas que apenas consigue aguantar las embestidas del viento, con el suelo encharcado, empapando tus afelpadas cholas de andar por casa, el viento en los ojos, arrastrando diminutas y afiladas lascas de agua helada, ¡humm! una sensación indescriptible… Pero mejor no, que me sube la fiebre…




Creo que ya tengo plan para mañana…



Y si puedo evitarlo, a dios pongo por testigo, que nadie conseguirá sacarme de debajo de las mantas.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Con los 5 sentidos II



La vida hay que disfrutarla con los cinco sentidos, plenamente. La vida hay que tomársela a sorbos o a mordiscos, con gusto. Arañarla o acariciarla, sentirla, palpar sus texturas, apreciar sus rugosidades. Olerla, aspirar sus fuertes perfumes, trasportarse en sus esencias. Y nunca perderla de vista. A la vida hay que escucharla, a veces te habla, te advierte, te dice cosas que no quieres oír, pero no la escuchas. Así que abre los ojos, afina los oídos, prepárate para saborearla, para olerla y sobre todo para sentirla.


Repaso a los cinco sentidos:

¡QUÉ AROMA!:

Este es un sentido muy interesante, y aquí va un poco de teoría:

El olfato u olfacción es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. La nariz humana distingue entre más de 10.000 aromas diferentes. El olfato es el sentido más fuerte al nacer. Las sustancias odorantes son compuestos químicos volátiles transportados por el aire. Los objetos olorosos liberan a la atmósfera pequeñas moléculas que percibimos al inspirar. Estas moléculas alcanzan la mucosa olfativa, que consta de tres tipos característicos de células: las células olfativas sensoriales, las células de sostén y las células basales, que se dividen aproximadamente una vez al mes y reemplazan a las células olfativas. Las prolongaciones nerviosas de las células olfativas alcanzan el bulbo olfatorio a través de micro-orificios del cráneo; el bulbo es una porción anterior del cerebro, que se ocupa de la percepción de los olores. Estas prolongaciones nerviosas terminan en los glomérulos, pequeñas terminaciones de células olfativas de forma esférica donde se procesan las señales aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales. La información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales ontogenéticamente muy antiguas; responsables de las emociones, sentimientos, instintos e impulsos, tales regiones almacenan también los contenidos de la memoria y regulan la liberación de hormonas. Por este motivo, los olores pueden modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones corporales. Sólo más tarde parte de la información olorosa alcanza la corteza cerebral y se torna consciente.

Se cree que existen 7 tipos de células olfatorias, cada una de las cuales sólo es capaz de detectar un tipo de moléculas, éstas son:

Alacanforado: olor a naftalina.
Almizclado: olor a almizcle.
Floral.
Mentolado.
Etéreo: olor a fluidos de limpieza en seco.
Picante.
Pútrido: olor a podrido.

Los olores venden, ¿no lo sabías?

Pues sí, el olor a pan recién hecho dispara las ventas en las panaderías, ¿y verdad que te apetece un poco de café humeante al pasar cerca de esa cafetería que siempre despide ese olor tan característico?, seguro que si. Después hay olores que relacionamos con ciertos lugares, por ejemplo; hierba recién cortada: una tienda de bricolaje, olor a golosinas: una juguetería. Todo esto que es sólo un truco de marketing, lo han estudiado los publicistas, en su busca incansable de llamar la atención a público y vender más, y para eso se han aprovechado del sentido más evocador y asociativo que existe: el olfato.

¿Qué me gusta de este sentido?

Precisamente ese poder evocador que tiene, que puede despertar los recuerdos y las sensaciones.

El olor que mas recuerdo:

Curiosamente hay un olor que siempre asocio con la casa de mi abuela Lola, el de los libros viejos, ese perfume característico de las páginas, ese enseguida dispara mis recuerdos, de cuando de peques mis hermanos y yo no nos cansábamos de revolver entre todos aquellos cajones llenos de sorpresas.



SEGUIRÁ...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¡Que luna la de ayer!



Siempre la vemos fría y distante, lejana, pálida, pareciera como si fuera de escarcha o de nieve, mostrando esa cara, esa que siempre deja ver llena de cráteres y sombras. Ayer la luna que vi no se parecía en nada a la de siempre… ¡ardía! Era roja, una luna roja, que iba creciendo. Desde donde la observaba me daba la impresión de que salía del mar, tan extraña, tan mágica… tan perturbadora. Durante algunos minutos caí en un trance, porque cuando volví en mí, la luna ya estaba alta, presidiendo un cielo limpio, estrellado. Y ya había perdido ese color, ese que me había hecho pensar…

Me gusta la luna, me inspira, y como buena lunática me altera, no del modo que lo hace con ciertos hombres peludos, ¡no!, no me salen garras ni se me afilan los colmillos, pero si consigue que vea las cosas desde otra perspectiva. Entonces sólo soy consciente de la naturaleza y de su poder, y me pregunto cosas, y me pongo a pensar en otros tiempos, siglos pasados, épocas olvidadas… Aquella luna, ¿podría ser considerada un símbolo de buen augurio en el pasado? Seguramente no. Lo sé, porque ¿cómo afrontar la visión de una luna que parece de sangre? Puedo imaginarme el horror con que algunos mirarían al cielo esperando que de un momento a otro ocurriese algo horrible o espantoso. Me imagino que dirían los mas supersticiosos, o que pensarían de aquel o aquella que naciese bajo el influjo de la luna roja. ¿Creerían, quizás que aquellos que naciesen bajo esa circunstancia podrían poseer algún estigma especial, algún don? Me imagino lo extraño que sería llegar al mundo bajo un eclipse de luna, o de sol, o en un momento en el que en el cielo sucediese algo fuera de lo común… ¿Una estrella fugaz, un meteorito, una rara lluvia de estrellas?

He estado todo el día pensando en esa luna…
¡Que raros mis pensamientos, o que especiales! Podría imaginarme un cuento: el cuento de “La niña que creía en luna roja”. O una historia de amor imposible: “Todas las noches de luna roja”. O una fantasía llena de misterio: “Luna de rojo sangre”. Soy de las que construyen la casa por el tejado. Tengo los títulos… ahora me toca lo mas difícil, tendré que desarrollar esas historias. Tendré que aderezarlas con un poco de magia, esa que nunca falla.

¡Que roja era!
Pero… ¿Por qué se ve así? ¿Es porque el sol y la luna se pelean, y en su guerra se ponen rojos de rabia? O mejor, será porque se besan… se besan y sus mejillas se ponen coloradas. ¿Qué estará pasando allá arriba?
Sé que la explicación para su color no es tan especial como me imagino, se ve así de encarnada por la contaminación atmosférica, se trata tan sólo de un efecto óptico, unos rayos solares que rebotan y se refractan. Pero tengo comprobado una cosa: en las noches de luna llena mi imaginación se dispara.




Para mí es muy fácil hablar de la luna (pincha) porque siempre he estado en ella…

lunes, 22 de noviembre de 2010

Un alma como la mía

Nunca he tenido la facilidad del poeta, jamás he podido hablar de un sentimiento y que me salga en verso, ni mucho menos en rima. ¡Y cuanto me gustaría escribir un poema!
Aunque sólo fuera una estrofa, pero que estuviera cargada de belleza y poesía. Una oda casi una balada, llenita de adornos y palabras rimbombantes. Pero no tengo la facilidad del poeta y sin embargo sé que “quiero amar a quien vive con las alas del alma desplegadas al viento”. Almas afines, almas compañeras, almas gemelas… alguien con un alma que se parezca a la mía.
Pensándolo, ya hay alguien así en el mundo, alguien con un alma como la mía…

Fue la primera, abrió el camino y yo la seguí. Y desde entonces, desde el momento de nacer hemos compartido secretos, pensamientos y experiencias. Nunca nos hemos separado, nunca hemos roto esa conexión que tenemos, la conexión que hace que no haga falta hablar porque sé que ella siente lo que yo siento.
Es mi hermana, mi gemela, una parte de mí ser, no una mitad ni un complemento, es mucho más que todo eso, es mi alma… mi alma gemela.
Un alma que se parece a la mía… Un alma llena de letras, pinturas, sueños, reflexiones. Un alma llena de encanto, inocencia, y a veces de mala leche. Pero es mi alma gemela, esa que nunca he tenido que buscar, porque por suerte siempre ha estado a mi lado, ahí, a la distancia de un tabique, en el cuarto de al lado, apoyándome, soportándome, entendiéndome.

Iguales, diferentes, depende del día o del humor. ¡Que suerte tengo de tenerla! De que me acompañe y de que me quiera. De que me soporte, de que me escuche, de que me diga la verdad sin tapujos, de esa que a veces hiere o duele, ella y su contrapunto, ella y su verdad sincera.
A veces hablamos sin hablar. A veces pensamos igual sin ponernos de acuerdo. A veces me molesta que sea tan rápida, que sus pasos sean tan grandes, a veces sé que no me va a esperar. En ocasiones me molesta que sea tan tozuda, y otras que siempre quede por encima. A veces saca lo peor de mí… pero en realidad casi siempre es al revés, casi siempre saca lo mejor que hay en mí. Y la recuerdo como de niña, aquella que abría el camino, como un explorador incansable que va de acá para allá, alguien a quien seguir, a quien imitar, promotora de juegos, impulsiva y sensible. Mi reflejo, mi hermana, mi gemela, pero por encima de todo esto… un alma como la mía.




domingo, 21 de noviembre de 2010

Muy pronto...




Sí, volveré. Pero me parecía más amenazador que te lo dijera “Chache”, ¿a que impone? Así que quiero verte por aquí cuando todo esto empiece a rodar de nuevo, ¿de acuerdo? Si no quieres vértelas conmigo mas te vale que sigas ahí, o soy capaz de emular a este…



No quiero que te pierdas nada de lo que pasará por aquí. Y si lo que Bruce Lee hace te parece fuerte no veas lo que me voy a entrenar para perseguirte y darte lo que es bueno….



Me parece que estas “bohemias” vacaciones han sacado mi vena violenta… Y no puede ser, así que hasta muy pronto. Que conste que no estoy coaccionándote de ninguna manera a que sigas por aquí si no quieres, además este Bohemio Mundi siempre ha sido un lugar de paz y de buen rollo, prometo no enfadarme si no vuelves, de verdad no te miento…



Oye que es broma... ¿vale?

martes, 2 de noviembre de 2010

Bohemias vacaciones



Cierro por unos días, así que probablemente este Bohemio Mundi se quede en blanco por un tiempo...


...no desesperes, ¡ya, ya sé que no puedes vivir sin mí!, pero no te preocupes volveré pronto, son sólo unos diítas de nada...


...es que esta bohemia también necesita descansar y dormir a pierna suelta, roncando, babeando, reponiendose, pero ya verás que la espera se hace corta...

¡Hasta pronto!


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