Era tan adorable, ¡que pequeñín e inocente!, tan
insignificante y ya tenía cierto brillo estelar, quizás porque lo envolvía una
fina película de polvo de estrellas. Su nacimiento fue tan espontaneo y
sencillo, no se trató de un parto difícil, ¡para nada!, sucedió de una manera
muy natural: de pronto habían unos cuantos discos de gas girando en torno a una
luz muy frágil, velocidad y escombros del universo unidos, la energía era
adecuada, la explosión se veía venir pues la temperatura se elevó unos cuantos
grados. En el espacio sí que hay ruido, y os aseguro que el sonido de aquella
explosión sonó como música, guitarras eléctricas y cierto eco pop. Ya se le
veía su lado bohemio, y como no podía ser de otra manera así bauticé a aquel
nuevo planeta, a ese mundo en expansión de infinitos colores.
Han pasado diez años, un concepto muy ínfimo en la
definición de tiempo, planetariamente hablando claro está, aun se le podría
encuadrar en la categoría de los recién nacidos. En mi planeta original esto no
sería así, me llamarían exagerada, ¡me gusta exagerar, tienen razón! Es un
planeta joven pero ni mucho menos un bebé, sólo hay que asomarse a su historia
para verificarlo: ¿recuerdas el tsunami de ideas del 2011?, ¿y la inundación de
tinta del 2012?, seguro que aún te acuerdas de la terrible plaga de termitas
extraterrestres que casi terminó con él en el 2014, ¿verdad?, ¿y qué me dices
de la sequía del 2017?, ¡no entiendo cómo pudo sobrevivir a eso! Debe ser
porque su núcleo es sólido, todo consiste en eso, en tener un interior fuerte.
¿Sabes?, Bohemio Mundi lo tiene, algo hierve dentro de él,
algo que se resiste a dejarse arrastrar al agujero negro, una fuerza telúrica que
lo empuja a seguir flotando por ese cosmos de energía y materia. Es pequeño, es
verdad, pero sigue creciendo. ¿Y por qué un planeta así tiene que crecer y
crecer? Pues porque se nutre de la buena energía, de luces que caen como
lluvia, mensajes luminosos de sus visitantes eventuales, ellos generan la luz
con su electricidad cósmica, esa que normalmente posee la gente que sonríe
mucho. Y por eso a él a y a mí nos gustan las sonrisas, porque generan la mejor
de las luces. ¿Qué me dices, sonreímos juntos otros diez años más?
Música:Happy
- Pharrell Williams (on 10 Different Musical Instruments Cover) (ft. Gunhild
Carling)