El
otro día caí en el dramatismo más absurdo. Yo misma me hundí en la trampa del
victimismo y del dolor gratuito sin entender que así no estaba arreglando nada
del problema.
¿Por qué? ¿Qué me pasó?
No
lo sé, pero no me gustó.
Desperté
de golpe del trance, y comprendí (muy a mi pesar) que me he vuelto una
pesimista, una de esas de las que en el pasado rehuía: una agorera.
Vale,
sí, quise convencerme a mi misma de que esa explosión se debía al aburrimiento
de ir nadando siempre a contra corriente, de que a veces la ilusión se
distraiga y se esconda por ahí, a desmano, en un rinconcito sombrío sin
luz.
En fin, ¿de qué me sirvió
justificarme? ¿De qué me vale hacer eso?
No
tengo defensa, no hay alegato ni justificación que valga, por que sé, que si le
abro la puerta al pesimismo puede que venga con maletas y quiera instalarse
para siempre… ¡y mejor que no!
¿Qué hice? ¿Qué podía
hacer?
Salí,
miré a las estrellas, respiré, pensé en la edad del mundo, en todo lo que ha
visto, en como todo cambia, en como las cosas pasan, vienen, van y tienen un
tiempo, un momento… en como los problemas se vuelven insignificantes cuando los
observamos con distancia. Y en como de repente las soluciones aparecen.
Vale,
entré, busqué un folio, un bolígrafo y escribí:
“A
veces hay que aceptar en la vida los fracasos, las derrotas, los chascos y las
decepciones como parte del duro trance que supone crecer y madurar. Cuando la
vida se pone difícil y todo parece ir a la contra, uno puede hacer varias
cosas: jurar, maldecir, pensar que está escrito y echarle la culpa al destino…
o puedes hacer algo distinto. Puedes rebelarte y corregirlo porque nada es
definitivo, porque nada está escrito, porque la vida, ¡el triunfo!, es para los
que perseveran, para los que no se rinden, para los que no se compadecen a si
mismos”.
Yo
prefería ser de ese grupo de personas optimistas y positivas que saben ponerse
el mundo por montera superándose a si mismos. Recordé que solía pensar de esa
manera, con tranquilidad, esperanza, con algo de ingenuidad pero con
convicción. Recordé que si te rindes si que estas perdido.
Pensé
en cómo podría reforzar mi optimismo y encontré algunas claves que me ayudaron,
y que hoy comparto.
Nunca pierdas las ganas de pensar en
positivo, invierte todo lo que parezca mal o que no tiene solución.
No
hay que generalizar a partir de algunas experiencias negativas que podamos
tener en ciertos ámbitos de nuestra vida. Debemos aceptar que podemos haber
tenido fallos en ciertos aspectos, pero esto no quiere decir que en general y
en todos los aspectos de nuestra vida seamos “desastrosos”.
En
conexión con lo anterior, debemos acostumbrarnos a observar las características
buenas que tenemos. Todos tenemos algo bueno de lo cual podemos sentirnos
orgullosos, debemos apreciarlo y tenerlo en cuenta cuando nos evaluemos a
nosotros mismos.
Una
forma de mejorar nuestra imagen con ese “observar lo bueno” consiste en
hacernos conscientes de los logros o éxitos que tuvimos en el pasado e intentar
tener nuevos éxitos en el futuro.
Debemos
reconocer en nosotros mismos la capacidad de hacer cosas bien en determinados
ámbitos de nuestra vida, debemos esforzarnos por lograr los éxitos que deseamos
para el futuro.
Todas
las personas somos diferentes, todos tenemos cualidades positivas y negativas.
Aunque nos veamos “peores” que otros en algunas cuestiones, seguramente seamos
“mejores” en otras; por tanto, no tiene sentido que nos comparemos ni que nos
sintamos inferiores a otras personas.
Confiar
en nosotros mismos, en nuestras capacidades y en nuestras opiniones. Actuar
siempre de acuerdo a lo que pensamos y sentimos. Sin preocupaciones
excesivamente por la aprobación de los demás.
Es
fundamental que siempre nos aceptemos. Debemos aceptar que, con nuestras
cualidades y defectos, somos, ante todo, personas importantes y valiosas.
Una
buena forma de mejorar nuestra autoestima es tratar de superarnos en aquellos
aspectos de nosotros mismos con los que no estemos satisfechos, cambiar esos
aspectos que deseamos mejorar. Para ello es útil que identifiquemos qué es lo
que nos gustaría cambiar de nosotros mismos o qué nos gustaría lograr, luego
debemos establecer metas a conseguir y esforzarnos por llevar a cabo esos
cambios.
5 comentarios:
Probablemente influya que además del plano personal, contamos con el ambiente negativo que nos rodea a diario en estos tiempos que corren. Por eso hay que estar más alerta ante los bajones y ponerse el mundo por montera a la primera que nos notemos caer. Si hace falta pidiendo ayuda incluso.
Te envío unas chispitas de luz y un besote bien grande :)
Ana, hay días que nos levantamos y lo primero que escuchamos son las noticias, nunca buenas todo mal ; pareciera que las buenas no son noticias, ya empezamos mal, luego en la calle nunca falta el agorero y así de a poco nos van colmando de negatividades, sé que no podemos vivir en una burbuja de felicidad, pero si podemos lograr las pequeñas cosas que nos reconfortan y transformarlas en grandes logros, sin hacer oidos sordos a lo que realmente hay que mejorar.
Un abrazo.
Hola lopillas, el ambiente influye mucho, por suerte he cambiado las energías, en feng sui o como sea, y como dices al primer bajón me he propuesto decir, quieto parao, venga, vamos a buscar lo positivo en lo negativo, la salida en el callejón, el pensamiento refuerza la idea y ayuda, ahí voy.
Gracias por tus chispitas de luz, me han iluminado...
Un beso
:D
Hola Roberto, muchas gracias por tu comentario, por tu buena onda, por esa energía con la que me voy a hacer un abrigo grande. El pesimismo nos hace agoreros, nos ahoga, estalla la burbuja, y siempre nos amarga, ¡y no hay necesidad! Estoy aprendiendo.
Un abrazo grande
:D
¡Definitivamente me encantas, amiga!
Aprendo de ti y me lo aplico. Así tengo menos probabilidades de caer en depresión.
Gracias por existir y por escribir. Nunca dejes de hacerlo.
Abrazos:
Carol
Hola Carol, gracias a ti de corazón por esa energía que me haces llegar que siempre es tan amable y positiva, ¡así da gusto!
Bueno a veces olvidamos que tenemos salidas, que la vida es rosa si queremos, que aunque las luces se apaguen de vez en cuando siempre se puede cambiar la bombilla, que tenemos que conservar el mejor de los espiritus para atraer lo mejor del universo, que si crees te llega, pero que si te empeñas, y te esfuerzas, es cuando consigues ese trocito de felicidad que crees que se escapa cuando no es así.
Supongo que a veces se te olvida y tienes que recordartelo. Pienso que esta bien leer esta lista de vez en cuando, sobre todo cuando te distraes de esta idea de ser positivo.
Perdona el rollazo, jeje.
Un abrazo grande
:D
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