Pocas ciudades han sido consideradas dignas de ser habitadas por los dioses, más habituados a las esferas celestes que a los dominios humanos.
Teotihuacan es una de ellas. Mil años tuvieron que pasar para que este lugar alcanzara el rango de ciudad mítica. Sus amplias avenidas que marcan los rumbos del universo y cuyo esplendor emana de plazas y pirámides, nos muestran imágenes primigenias de la naturaleza y figuras de un mundo espiritual casi olvidado.
“Lugar donde fueron hechos los dioses; ciudad de los dioses” es el nombre que se da a la que fue una de las mayores ciudades de Mesoamérica durante la época prehispánica. El topónimo es de origen náhuatl y fue empleado por los mexicas, pero se desconoce el nombre que le daban sus habitantes. Los restos de la ciudad se encuentran al noreste del valle de México, en el municipio de Teotihuacan (estado de México), aproximadamente a 45 kilómetros de distancia del centro de la Ciudad de México.
La zona de monumentos arqueológicos fue declarada Patrimonio de la Humanidad por Unesco en 1987.
¡Bienvenidos a la ciudad cósmica!
Innumerables son los restos arqueológicos de la ciudad, así como las incontables piezas de fina cerámica que hay esparcidas alrededor. Allí se halla el centro ceremonial, trazado como un gran símbolo de dos ejes; el Norte-Sur denominado Calzada de los Muertos del que parten, como alas de una mariposa edificios, palacios, plazas y adoratorios. A la cabeza la gran pirámide de la luna y a un costado la mole inmensa de la pirámide del Sol, dualidad creadora de la naturaleza y de los hombres que levantaron los muros de tezontle, cal y canto.
Teotihuacán no sólo es una ciudad monumental, sino también un sitio donde la pintura de murales permite discurrir en el mundo de las figuras míticas, de dioses, jaguares, seres de la noche y cielos acuáticos. El arte teotihuacano no se detiene en lo exterior y crea su microcosmos de vasijas y objetos ceremoniales que, ensayados por siglos, alcanzaron la perfección.
Algo muy importante de esta “ciudad de los dioses” son sus pirámides, que a diferencia de las egipcias son escalonadas y se dividen en cuerpos horizontales para servir de plataforma a un templo. Estos niveles son, además, elementos simbólicos de los supramundos a manera de una montaña metafísica.
El declive de la ciudad ocurrió en el siglo VII, en un contexto marcado por inestabilidad política, rebeliones internas y cambios climatológicos que causaron un colapso en el norte de Mesoamérica. La mayor parte de la población de la ciudad se dispersó por diversas localidades en la cuenca de México.
Siglos después de ser abandonada, otros pueblos llamaron al sitio “Ciudad de los Dioses”, no sin razón, pues su existencia estuvo regida por profundas convicciones religiosas y normas de vida en torno a los ciclos de la naturaleza, la siembra, la cosecha, la lluvia y una cosmogonía de estrechas relaciones fenomenológicas cuya expresión calendaría y astronómica se reflejó en la construcción de la ciudad.
Actualmente es la zona arqueológica del país con mayor afluencia de turistas, por encima de sitios como Chichén Itzá y Monte Albán. A pesar de lo que pudiera suponerse dada la gran cantidad de monumentos restaurados del sitio, las excavaciones arqueológicas en Teotihuacan continúan hasta nuestros días, y han dado como resultado un paulatino incremento en la calidad y cantidad del conocimiento que se tiene sobre esta ciudad, de la que, por cierto, se desconocen cuestiones tan importantes como su nombre original y la filiación étnica de sus fundadores. Se sabe, en cambio, que fue un sitio cosmopolita.
Sus monumentos:
Calzada de los Muertos
La calzada de los Muertos o Miccaohtli constituye el eje norte-sur de la ciudad de Teotihuacan. Actualmente tiene una longitud de aproximadamente dos kilómetros, aunque algunas investigaciones dan cuenta de que pudo alcanzar los tres kilómetros. Este eje comienza en la plaza de la Luna , recinto arquitectónico que se localiza frente a la pirámide de la Luna , y se prolonga hacia el sur a La Ciudadela , un conjunto arquitectónico situado en las inmediaciones del cauce del río San Juan.
A lo largo de la calle se encuentran los edificios más importantes destinados a templos, palacios y casas de personajes de altura. Allí están, además de las dos grandes pirámides, la Casa del Sacerdote, el palacio de Quetzalpapalotl (Quetzalmariposa), el palacio de los Jaguares, la estructura de las caracolas emplumadas, el templo de Quetzalcóatl, la ciudadela y muchas edificaciones más que en su día fueron de gran belleza. En uno de los aposentos se descubrieron pisos construidos con dos capas de láminas de mica de 6 cm de espesor, que fueron cubiertas más tarde con tezontle.
Pirámide del Sol
La pirámide del Sol es el mayor edificio de Teotihuacan y el segundo en toda Mesoamérica, sólo detrás de la Gran Pirámide de Cholula. Por sus considerables dimensiones se puede observar a varios kilómetros de distancia. Tiene una altura de 63 metros, con una planta casi cuadrada de de aproximadamente 225 metros por lado, por lo que suele compararse con la pirámide de Keops en Guiza (Egipto).
La imagen actual de la pirámide corresponde a la restauración realizada por Leopoldo Batres entre 1905 y 1910, pues como parte de la conmemoración del Centenario de la Independencia de México se habilitaron varios edificios de la ciudad para convertirlos en un atractivo turístico.
El uso que tuvo esta estructura se desconoce, aunque se plantea que pudo servir para delimitar un espacio sagrado.
En 1971 Jorge Ruffier Acosta encontró un túnel bajo la pirámide, cuyo acceso se encuentra frente a la plataforma adosada. Los primeros investigadores del túnel —al que se llama también “cueva sagrada”— supusieron que se trataba de una caverna natural que fue empleada con propósitos rituales, lo que explicaría la construcción del monumento sobre ella.
La orientación de la Pirámide del Sol tiene una inclinación de 17º de la dirección del polo terrestre, lo que apunta hacia el polo magnético y permite al sol coincidir en el Cenit del centro de la pirámide los días 20 de mayo y 18 de junio.
Pirámide de la Luna
La pirámide de la Luna es uno de los edificios más antiguos de Teotihuacan. Durante el siglo XIX también se conoció como Meztli Iztácual, nombre que Manuel Orozco y Berra recoge en su obra, donde sostiene la hipótesis decimonónica de que Teotihuacan fue una ciudad tolteca. Su forma final la adquirió después de siete etapas constructivas. Tiene una planta aproximadamente cuadrada de 45 metros por lado. Es de tamaño menor que la Pirámide del Sol, pero se encuentra a la misma altura por estar edificada sobre un terreno más elevado. Su altura es de 45 m. Junto a esta pirámide se encontró una estatua llamada Diosa de la Agricultura que los arqueólogos sitúan en época tolteca primitiva.
Se encuentra situada al final de la Calle de los Muertos, en la parte sur. Este espacio rectangular fue bautizado con éste nombre por los conquistadores españoles del siglo XVI, que pensaron que se trataba de un lugar militar. Es un patio con habitaciones alrededor donde se supone que vivían los sacerdotes y los gobernantes. En su lado este se encuentra el Templo de Quetzalcóatl.
Palacio de Quetzalpapalotl
También llamado Quetzalmariposa (quetzal, pluma, mariposa), traducción de la palabra componente papálotl. Está al oeste de la Plaza de la Pirámide de la Luna. Es quizás el edificio más lujoso de la ciudad y uno de los más importantes. Fue la residencia de un personaje notable e influyente. Está ampliamente decorado con murales muy bien conservados, sobre todo el color rojo que era el preferido de aquella civilización. Las partes bajas del edificio conservan el color original. Tiene un patio, llamado de los Jaguares; éstos están decorados con bellos bajorrelieves. Hacia la parte central puede verse la representación del dios Quetzalpapálotl con los símbolos que le relacionan con el agua. Este palacio muestra un buen ejemplo de lo que debieron de ser los decorados teotihuacanos.
Palacio de los jaguares
Está situado, también, en el lado oeste de la Plaza de la Pirámide de la Luna. A ambos lados de la puerta se muestran las imágenes de dos felinos de gran dimensión; llevan sus cabezas emplumadas, con sus patas sostienen una caracola en actitud de soplar por ella, como si se tratase de un instrumento musical. En el lomo y en la cola, tienen incrustaciones de conchas marinas. En la orilla de la parte superior del mural, pueden observarse unos símbolos pertenecientes al Dios de la Lluvia y en un Glifo se ven como decoración unas plumas que representan el año solar teotihuacano.
El templo de Quetzalcóatl
Se halla a una cierta distancia de las dos grandes pirámides, en la Calzada de los muertos. Fue un descubrimiento arqueológico de 1920. Estaba soterrado por una pirámide de paredes lisas, sin ningún tipo de ornamentación.
Cuando se descubrió, bajo de la pirámide lisa, salió a la luz toda su decoración de mosaicos hechos con piedras, las cabezas y símbolos divinos del dios Tláloc (el dios de la lluvia y señor del trueno y numen local del valle de México), y del dios Quetzalcóatl (la estrella matutina, la serpiente emplumada, genio nacional). Este dios lo adoptaron después los aztecas y creyeron verlo en la figura de Hernán Cortés). Tenía pues una doble advocación.
También había en el templo un fetiche muy antiguo en forma de rana, por eso en tiempos anteriores a la conquista fue conocido como templo de la rana. Se sabe de él que fue construido por el rey Mitl en Teotihuacan, y que era de esmeralda.
-Estatua de Tláloc. Se trata de la estatua que se descubrió en el siglo XX y que actualmente se halla en la entrada del Museo Nacional de Antropología; pesa 300 toneladas-
¡Buen viaje!
Fuentes: Mexicocity.com. Wikipedia. Google imágenes.
6 comentarios:
La pirámide de la Luna... buffff... ¡espectacular!
Desde luego te lo has currado, Anna. Es tremenda la exposición que has hecho, casi como si hubisemos estado allí. Y no tenía ni idea de esta ciudad de los dioses.
Un fuerte abrazo.
A mí me encanta esa pirámide Alury, me da la impresión de que parece sacada de una civilización extraterrestre, como aquella peli "Stargate". La verdad es que se ve grandiosa.
Un beso
:)
Gracias Durrell, yo es que intento resumir la información que tengo, pero nunca se me ha dado muy bien eso de cortar imnformación, pero me pareció muy interesante hablar de cada monumento de la ciudad cósmica, es como un pequeño paseo por allí.
Un abrazo
:)
Impresionante exposición e impresionante lugar.
Mi prima estuvo por ahí hace ya unos años y cuando vi las fotografías y el vídeo me quedé impresionado, imagínate el estar a los pies de la pirámide de la luna.
Increible lugar, totalmente magico.
Un beso grande Anita :)
Ángel ya me imagino, es espectacular en foto pues verlo tiene que ser mágico, tocar su piedra, subir por allí, contemplar las vistas, ¡todo!
:)
Es cósmico y mágico, ¡lo tiene todo!
Otro beso para ti
:)
Publicar un comentario