Conocí la emotiva historia de John Unger y su perro Schoep gracias a mi hermana Raquel, e inmediatamente me sentí conmovida. La imagen que ella me mostró tenía una carga enorme, afectiva, emocional. La fotografía desprendía amor, un cariño inmenso e incondicional.
Como gran amante de los animales me sentí identificada con ese cariño leal y cierto del perro. Inevitablemente se me rayaron los ojos al recordar a mi perro Brown, que murió este año, y al reconocer en los ojos del perro Schoep la misma bondad, la infinita ternura y agradecimiento que son capaces de dar los animales. Y en definitiva esa humanidad de la que a veces carecen muchas personas.
Schoep murió el pasado 18 de julio después de 19 años de vida. Quería compartir su historia aquí, en este blog. Encontré la noticia y aquí la dejo, sin cambiar ni poner una coma. Espero que esta historia de amor te traspase el corazón como lo ha hecho conmigo…
-John Unger, con su perro Schoep, en una imagen que dio la vuelta al mundo-
Una foto de una huella en la arena publicada en Facebook ha puesto punto y final a una de las historias más tiernas de las miles que circulan a diario por la red. El cuento va de dos amigos. Uno de ellos, un perro artrítico de 19 años que solo cuando se sumergía en el agua dejaba de sentir la tortura de sus viejos huesos. El otro, un hombre que le devolvió el cariño que durante dos décadas le dio el animal y que lo mantenía a flote, en brazos. ‘Schoep’, que acaba de fallecer a los 20 años, estaba enfermo y cada día, al atardecer, John Unger lo llevaba al lago de Bakefield en Wisconsin y lo mantenía sobre el agua hasta que el perro se quedaba dormido con la cabeza en su pecho. La imagen que caza la escena, firmada por la fotógrafa Hannah Stonehouse Hudson dio la vuelta al mundo y se convirtió en un viral que habla sobre la amistad irrenunciable entre hombre y perro.
Unger cumplía esa ceremonia desde que el veterinario le dijo que el mestizo pastor que le había acompañado durante media vida sufría tremendos dolores por una severa artritis y una displasia de cadera, dos males comunes a los canes de avanzada edad. Supo también que el agua y la falta de gravedad mitigaban los pinchazos de las dos enfermedades, así que tomó a Schoep y lo introdujo el lago. Lo cogió en brazos, le susurró como a los viejos amigos y el perro se quedó dormido. Desde entonces repetía diariamente ese momento de intimidad.
Cuando los medios le preguntaron a Unger por qué lo hacía, respondió que el perro fue su compañero de aventuras durante 20 años y que cuidó de él siempre. Le estaba devolviendo el favor. Fue justamente al borde del agua cuando vivieron uno de sus momentos vitales. Fue hace mucho. John lo adoptó en un refugio cuando solo era un cachorro maltratado y desconfiado con los humanos. Tardó meses en creer en su nuevo dueño, pero se hicieron inseparables. Un año después, Unger y su novia se separaron y él cayó en una profunda depresión. Una noche, pensando en acabar con su vida, se acercó al lago. No sabe explicar cómo Schoep le hizo ver con su mirada que tenía que seguir adelante, así que dio media vuelta y juntos volvieron a casa. El perro no durmió en toda la noche. "Me estaba vigilando", explica su dueño.
Un viral directo al corazón
¿Cómo una historia tan íntima llega a dar la vuelta al mundo? La fotógrafa Hannah Stonehouse retrató el momento de Unger y Schoep y la colgó en su muro de Facebook. En pocas semanas, la compartieron millones de personas y Schoep se convirtió en un icono de la amistad en la red. Cuando hace unos meses John Unger acudió al veterinario, habían llegado centenares de donativos, premios, juguetes y medicamentos para su perro. "No sé cómo dar las gracias porque no sé quiénes son los que nos ayudan", ha declarado el dueño, que no sabe cuánto tiempo le queda junto a su amigo. "Solo sé que siempre estaré ahí para ayudarle". Cumplió hasta el final con esa tarea. “Respiro, pero no me llega el aliento”, ha escrito Unger en su despedida en Facebook.
Creo
que debo tener el día tonto o algo, me ha emocionado tanto el video que tenía
que insertarlo aquí. Si es que no se puede ser más tierno, más mono, más achuchable…
que cosita, tan chiquitín y como lo llena todo. Creo que la sonrisa de un bebé
es lo mas irresistible del mundo… te inspira sentimientos de protección y de amor, ¡que grande es eso!, ¿eh?
El
primer año de vida de un bebé en un vídeo de seis minutos. Durante ese tiempo el
fotógrafo británico Sam Christopher Cornwell nos enseña cómo crece su peque
desde su primer día hasta su primer cumpleaños."Conoce a nuestro hijo
Indigo, que nació el 9 de julio de 2012. Desde aquel día mi esposa y yo le
grabamos en vídeo al menos una vez cada día hasta su primer año. Por su
cumpleaños hemos preparado un vídeo sobre todo este primer año. Él aún no lo
puede apreciar, pero esperamos que lo haga dentro de unos años",
explica Sam Christopher Cornwell en la descripción del vídeo, que, desde el 10
de julio, ya ha sido visto más de un millón y medio de veces en Vimeo.
La
música del vídeo es la canción ‘The Winner Is’, uno de los temas de la banda
sonora de la película ‘Little Miss Sunshine’.
… así le llamaba cariñosamente, aunque él respondía por muchos otros nombres: Bubi, Buba, Bau, Balú, Churro, Cosita, Croquetita, Canelito, ¡cómo nos divertíamos inventándole motes!
En realidad se llamaba Brown, fue su primer nombre, el que se nos ocurrió nada mas mirarle. Tenía el pelaje castaño, casi pelirrojo, un pelo que nunca le peinamos y que sin embargo siempre fue suave y brillante, aunque con el paso del tiempo se le fue “destiñendo”. Normal, teniendo en cuenta que se hizo muy viejo y que vivió muchos años, años muy felices.
Bu tenía dos manchitas blancas muy escondidas que nosotros llamábamos “botones”. Era gracioso tocar esos botones y ver como entrecerraba los ojos y sacaba su lengua rosada porque eso le gustaba, le relajaba. Su debilidad era que le acariciasen las orejas y que le rascasen el pecho, ¡nunca se cansaba de los mimos! Y nosotros le malcriábamos a cada rato, abrazándole, acariciándole, besándole… ¡Lo adorábamos! Era el rey de la casa.
Él fue mi primer perro. Hasta el momento yo siempre había sido más de gatos, pero él me enamoró y me hizo confiar en los perros, creer en su nobleza y en todo su amor, ¡y nos ganó!
A mi cosita le gustaba estar en brazos como un niño pequeño, incluso se dejaba arrullar. A veces reposaba su cabeza en mi hombro y cerraba los ojos, feliz y tranquilo, sereno, a salvo… Era su manera de decir que me quería.
Tan confiado era que se dejaba hacer de todo: pintar las uñas, poner bufandas, sombreros, gorros, guirnaldas… ¡y hasta tomar la tensión!
A menudo si nos veía llorar o discutir corría hacía nosotros y nos lamía la cara, y si estábamos enfermos guardaba cama con nosotros, a nuestro lado, velando para que nos pusiéramos bien.
Él siempre tuvo una mirada más humana y bondadosa que muchas personas.
Siempre fue un perro bueno y sociable. Nadie le tenía miedo… ni siquiera el cartero o el panadero, ¡imposible!, jamás mordía y le gustaba el trato con las personas. Era noble, fiel y encantador.
¡Y nunca hubo una manta más confortable y caliente que él!
Le apasionaban las galletas. Y la pizza. Y el jamón. Y si te descuidabas podía robarte el bocadillo de las manos… ¡era tan glotón!
Le gustaba mucho correr y escaparse, era muy vital y enérgico y activo...siempre andaba de por medio, no quería perderse una -si pintábamos, si ordenábamos, si había alguna reunión familiar, si íbamos a salir- él siempre estaba ahí, porque, naturalmente, era uno mas de la familia y no se quería perder nada, no quería quedarse atrás. Es por eso por lo que Bubi está en casi todas las fotos que tengo, pues siempre andaba debajo de nuestros pies, mirando, participando, siendo uno mas de nosotros…
Le gustaban los gatos y nunca tuvo problemas en convivir con ellos (a los gatos no tanto, ¡claro!). Tuvo sus trifulcas y sus travesuras, pero por lo general fue un perro muy tranquilo y al que le hacía feliz un simple hueso de pollo… eso aunque le sentaran muy mal, pero no lo podía evitar, entonces hasta volcaba el cubo de la basura para robar uno. Luego, con su botín aferrado podía entretenerse horas enteras, royendo sin parar… (Uff, ahora entiendo lo de su aliento…)
¡Que intrépido era!
Lo que mas le gustaba -a parte de escaparse y tenernos asustados dos horas intentando encontrarle- era viajar en coche. Sacaba la cabecita por la ventanilla, feliz y entusiasmado, con las orejas al aire y sacudiendo disparatado el rabo. Le gustaba alongarse tanto que una vez se cayó del coche en marcha. Sólo fue un coscorrón, por suerte no se hizo nada, y eso no le quitó el gusto por disfrutar del paisaje con el viento en contra, retando a la física y a la gravedad. Incluso se convirtió en un experto copiloto y nunca se bajaba del asiento sin antes oír el clic del freno de mano, ¡fue siempre muy despierto y listo!
Si había que lanzarse al mar, ¡se tiraba! Y si había que subir al pico Teide, ¡subía! Arañando con sus patas la roca volcánica… ¡seguro que ha sido el perro mas guapo en subir nunca allá arriba, estoy segura!
Cuando llegó a nuestras vidas era una bolita de pelo de apenas un mes de vida. Una bolita marrón que empezó a crecer por partes (las orejas y el hocico le crecieron primero… ¡y desproporcionadamente!) y que olía a nuevo (eso es lo que mas recuerdo de su llegada).
Él compartió conmigo la mitad de mi vida y fue el mejor de los amigos y el mejor de los perros, además del mejor de los regalos. Y lo echo mucho de menos. Han sido dieciséis años juntos, dieciséis años de amor y juegos.
Bu enfermó y sus patas le fallaron… pero nunca se quedó sin energía, a pesar de quedar postrado y sin poder moverse jamás perdió la ilusión por salir a la calle a olfatearlo todo.
Fue muy duro verlo mal.
Y ahora que se ha ido y que no está, me siento triste pero aliviada también: ya está bien, en el cielo de las mascotas, trotando sobre una nube, contento por poder volver a correr.
Nunca lo olvidaré, siempre formara parte de mi vida, de mis recuerdos, de mis anécdotas, él fue el mejor perro… ¡y siempre lo será!
La primera vez que Sinatra vio a Ava Gardner fue en 1942, en un club al que ella acudió con su marido de entonces, Mickey Rooney.Sinatra estaba en lo más alto de su carrera como cantante y Ava estaba comenzando la suya como actriz.
Cuentan que durante aquella actuación, mientras iba cantando entre las mesas, se paró al llegar a la de la pareja y le dijo a Ava:
-¿Por qué no te conocí antes que Mickey? Ahora estarías casada conmigo.
Todo el mundo incluido Rooney se lo tomaron como una broma, una broma que años después se haría realidad.
En 1949 vuelven a coincidir, la pasión entre ellos no se puede disimular. Es entonces cuando la prensa descubre su relación y la propaga a los cuatro vientos. En un primer momento toman el “desliz” de Frank (él estaba casado) como un pecadillo pasajero, mientras que acusan a Ava de robamaridos y mujer ligera de cascos, llegando a recibir miles de cartas de amenazas.
Es la mujer de Sinatra la que toma la iniciativa separándose, consiguiendo la pareja el ansiado matrimonio en 1951. Sin embargo a Frank no le saldría gratis; sus fans católicas dejan de comprar sus discos por el divorcio y cuando decide volver a cantar, le rechazan en dos compañías discográficas.
La relación de ambos fue extraordinariamente problemática. Profundamente enamorados uno del otro, con una carga erótica muy palpable, el choque de caracteres destruyó la relación. Sinatra sufrió en sus propias carnes lo mismo que había sufrido su primera mujer por sus infidelidades: Ava Gardner no solo era una actriz inmensamente popular sino que su belleza y deseo sexual eran harto conocidos; plagada de celos, peleas violentas, borracheras de uno y del otro, e incluso intentos de suicidio por parte de Sinatra, la relación se fue al traste con dos abortos de ella por el medio. El 27 de octubre de 1953 decidieron separarse, provocando una tercera intentona de suicidio que fue impedida por un amigo del cantante. No obstante continuarían juntos algunos años mas, hasta 1957. Sinatra si que superaría estos seis tormentosos años de relación, pues llegaría a casarse en dos ocasiones mas. Ava renunciaría a casarse de nuevo. Se cuenta que aún en su vejez, escuchaba en su casa los discos de Frank, el amor de su vida, quizá añorando los momentos apasionados de una relación que hizo correr ríos de tinta.
Marilyn Monroe y Joe DiMaggio (1954):
Su matrimonio sólo duró 9 meses, pero sería una relación que los marcaría.
Se casaron en Enero de 1954, ella contaba con 27 años y él tenía 39, la ceremonia fue todo un acontecimiento mediático, puesto que se unían dos de los personajes más populares de los Estados Unidos. Para celebrar su luna de miel decidieron irse a Tokio, no fue idea suya. Un general del ejército norteamericano le pidió a ella que, en un gesto patriótico, fuera a visitar a las tropas americanas que se encontraban en Corea. La actriz le consultó a Joe con la mirada y éste, encogiendo los hombros respondió: "Es tu luna de miel hazlo si quieres". De esta manera Marilyn apareció ante 100,000 mil soldados, con el único cometido de alegrarles la vista.
Se cuenta que DiMaggio era profundamente celoso, le disgustaba verla en papeles demasiado atrevidos y sexuales y aún cuando aceptaba que fuera actriz, tenía una pobre opinión de la industria del celuloide porque sentía que la explotaba.
Tan celoso era, que dejó de hablarse con Frank Sinatra, su gran amigo de toda la vida, por el mero hecho de que se había mostrado muy amistoso con Marilyn. El mismo trató recibieron Dean Martin, Peter Lawford y su ex mujer Pat, quien ofreció una fiesta en la que Marilyn y Robert Kennedy se conocieron.
Cuando DiMaggio presenció aquella famosa escena en la que a Marilyn se le levantaba la falda sobre un respiradero del metro de Nueva York ante una multitud de curiosos que presenciaban la filmación, decidió que ya era suficiente y pensó en el divorcio. Ya había notables diferencias en temperamentos, gustos y estilos de vida entre ambos, como para seguir viviendo bajo el mismo techo. Un juez declaró nulo el matrimonio. Marilyn se hundió en la depresión. Él había declarado que la amaba más que a nadie, pero que era incapaz de seguir viviendo a su lado sabiendo que la exponían como carne en un mercado.
DiMaggio siempre tuvo esperanzas de volver a estar con Marilyn. Sin embargo, el suicidio o asesinato de Marilyn tronchó las esperanzas del beisbolista. En un último ataque de celos de DiMaggio prohibió que los Lawford, Sinatra y otras personalidades de Hollywood que asistieran al entierro.
Después de su muerte, durante un lapso de 20 años, DiMaggio le estuvo mandando rosas rojas a su tumba dos veces por semana, pero dejó de hacerlo cuando se hizo público por la prensa. Un hecho que sugiere, sin duda alguna, la verdadera profundidad de los sentimientos hacia Marilyn Monroe.
Laurence Olivier y Vivien Leigh (1940-1960):
Parecían una pareja perfecta: el gran actor y la bella rosa inglesa. Pero ella sufría fuertes crisis depresivas y él era indiferente,.
Se conocieron tras una función en el teatro Lyric, ambos se enamoraron y formaron pareja artística. Se casaron en 1940 después del divorcio de sus respectivas parejas y tuvieron una sencilla ceremonia.
Laurence, conocido por su gran ambición, padecía devastadores celos profesionales. Consiguió que la carrera cinematográfica de Jill Esmond, su primera esposa, se frustrara desde el principio. Con el éxito de Lo que el viento se llevó, Vivien Leigh se convirtió en la actriz más famosa del momento. La gota que colmó el vaso fue que ella ganara el Oscar por su interpretación de Scarlett O´Hara, mientras él lo perdía por su rol de Heathcliff en Cumbres borrascosas. La noche de los Oscar, ella fue muy cuidadosa. Mientras posaba para las fotos junto a Selznick, Leigh sostuvo el trofeo en alto, pero cuando posó con Olivier, lo dejó a un lado y se sentó sobre las rodillas de su esposo.
Desde el principio, Olivier y Vivien tuvieron largas separaciones por exigencias profesionales, en ciudades diferentes y países diferentes. Él tuvo aventuras, ella también, la convivencia no era sencilla en parte debido al trastorno bipolar de Vivien. Las crisis temperamentales de la actriz la mantuvieron algo alejada del cine, pero el matrimonio siguió a trompicones durante un largo tiempo, hasta el inevitable divorcio en 1960. Él volvería a casarse. Ella se instalaría junto al también actor John Merivale con quien mantendría una relación sentimental hasta el día de su muerte, ocurrida la noche del 7 de julio de 1967. Vivien fue hallada muerta por Merivale, quien rápidamente llamó a Laurence Olivier. Éste —según los artículos de la época— fue el más afectado por la muerte de Leigh. Al morir Vivien, Laurence se encontraba en un hospital, pero al ser avisado de la noticia pidió el alta voluntaria y acudió inmediatamente al lado de Vivien. Él mismo relata en sus memorias, que permaneció junto a ella a solas «pidiéndose perdón por todo el daño que se habían hecho».
El biógrafo de Olivier, Anthony Holden, relató que alguien que visitó al actor en 1986, lo encontró llorando mientras veía un viejo film de Vivien por televisión, y diciendo: "Esto era amor. Verdadero amor". Le había llevado 50 años darse cuenta que Vivien era el gran amor de su vida.
Orson Welles y Rita Hayworth (1943-1948):
Años después de que se separaran, Rita Hayworth describió su matrimonio con Orson Welles como: «El tiempo de la dicha» Este, al enterarse, comentó a sus amigos con voz sombría: «Si aquello fue la felicidad, imaginad lo que habrá sido para ella el resto de su vida».
El cineasta y la actriz se conocieron cuando éste comentó a sus amigos que pretendía conocer a la mujer más bella del mundo -el director de ciudadano Kane se había enamorado al verla en la portada de la revista Life- sus amigos lo tomaron a broma, sin embargo, tal era la obsesión de Orson por la estrella, quesu amigo Joseph Cotten organizó una fiesta para presentársela. Rita se asustó, pensó que era una broma, pues Orson Welles tenía fama de genio y ella casi no había ido a la escuela. Pero aún así se conocieron. Se dice que ella trató a Welles con total indiferencia, rechazando sus coqueteos, pero que este no se dio por vencido y comenzó a llamarla por teléfono cada día durante cinco semanas, hasta que al final, no se sabe si por curiosidad o por cansancio, Rita aceptó cenar con él. Al tratarla más íntimamente, Orson se dio cuenta inmediatamente que la imagen sensual e impactante que la actriz proyectaba, no era mas que fachada, y que delante de él tenía a una muchacha vulnerable y sencilla.
Se casaron en 1943 y tuvieron una hija que el director no deseaba: Rebecca. Durante los años de su matrimonio, Rita rodaría la película que lanzaría definitivamente al estrellato más absoluto: “Gilda” y que terminaría marcando su vida y su carrera. “Nunca hubo una mujer como Gilda”, decía la publicidad del film. Lo malo es que Margarita no se parecía a Rita y, menos aún, a Gilda. “Era mucho más guapa sin maquillaje”, comentaría Welles, por entonces.
La falta de interés hacia su hija y las infidelidades y desprecios del actor, quien debido a su brillante inteligencia, no perdía la ocasión de humillar a la pobre Rita, terminaron acabando con su matrimonio.
Aunque ella se casó en 5 ocasiones, (entre ellas con el príncipe Alí Khan), Orson Welles fue para ella el gran amor de su vida, le había confesado a Orson los dos secretos que más la avergonzaban de su vida: que su padre abusaba de ella cuando era niña y que odiaba ser actriz.
Tras su divorcio y después de intentarlo en varias ocasiones más, Rita Hayworth definiría en una entrevista su vida amorosa con una sola y patética frase que ya es leyenda:
“Que le vamos a hacer, los hombres que conozco se acuestan con Gilda pero se levantan conmigo”.
Elizabeth Taylor y Richard Burton (1964-1974) (1975-1976):
Ambos estaban casados cuando se conocieron durante el rodaje de Cleopatra, pero la pasión que surgió entre los dos, hizo que ni eso ni nada les impidiera intentar compartir una vida juntos.
Elizabeth Taylor llegó a contraer matrimonio ocho veces, dos de ellas con el mismo hombre: Richard Burton, el que, a pesar de las numerosas peleas y problemas con el alcohol, fue el amor de su vida.
Fue en 1962, durante el rodaje de 'Cleopatra', cuando los dos se conocieron. Su romance fue criticado hasta la saciedad por la prensa y por la Iglesia católica ya que ambos estaban casados. Aún así, la pareja contrajo matrimonio dos años después. Sus constantes discusiones, su carácter borrascoso y sus polémicas declaraciones fueron la causa de grandes escándalos. Ríos de tinta corrieron desde el inicio de la publicitada película, hasta su divorcio en 1974, su reconciliación en 1975 y su nuevo divorcio en 1976.
La pareja se amó y se odió con pasión. Burton intentó que el amor triunfase regalándole joyas, como el diamante amarillo 'Krupp', la 'Perla Peregrina' y el diamante de 69 quilates conocido como Taylor-Burton que costó 1,2 millones de dólares. Pero aún así su matrimonio se rompió.
Fuentes cercanas aseguraban que su relación estaba plagada de peleas, discusiones y alcoholismo.
"Si me dejas, tendré que matarme. No hay vida sin ti", escribió el actor en una de las cartas que Taylor publicaría en la prensa años después.
Hace años la actriz reveló que recibió una carta final, enviada tres días antes de la súbita muerte de Richard Burton a causa de una hemorragia cerebral el 5 de agosto de 1984. Aquel escrito esperaba a Elizabeth Taylor en su casa de Los Ángeles cuando regresó del funeral de su ex marido en Suiza, y, según confiesa la actriz, aún estaba guardada en su mesilla. En ella, Burton le pedía una nueva oportunidad, admitiendo que era mucho más feliz cuando vivía con ella y que quería "volver a casa".
Taylor siempre reconoció que Burton fue el amor de su vida. "Richard era magnífico en todo el sentido de la palabra. Y en todo lo que hacía. Desde los primeros momentos en Roma estuvimos siempre loca y poderosamente enamorados. Tuvimos tiempo, pero no el suficiente".
Spencer Tracy y Katharine Hepburn (1941–1967):
Rebeldes dentro y fuera de la pantalla, su energía era un grito de vitalidad allá por donde iban. Cuando se conocieron las circunstancias no eran las más idóneas –él estaba casado-, pero algo les dijo que estaban hechos el uno para el otro y se lanzaron a la aventura de amarse sin trabas.
Todo comenzó cuando Katharine Hepburn, ya una estrella de gran carácter, exigió a la Metro a Spencer Tracy como pareja para rodar La mujer del año. Cuando ella le vio, frente a frente, en el estudio, no pudo menos que exclamar: “Me parece señor Tracy que usted es demasiado bajito para mí”. Spencer, sin apenas pestañear, le respondió ágil: “No se preocupe. La rebajaré hasta dejarla a mi altura”. Esta anécdota define el sentido del humor e ironía que aplicaron también a sus personajes. Las nueve películas que rodaron juntos no fue más que un duelo por ofrecerse planos, por regalarse protagonismo. Cuando Katharine Hepburn recogió el Oscar por su papel en Adivina quién viene esta noche, dijo emocionada: “Siento como si se lo hubiera robado a Spencer”. Él murió, tres semanas después de que culminara el rodaje de esta película.
Su relación nunca fue sencilla y siempre fue observada y seguida por los tabloides de la época. Tracy era un hombre muy tradicional, estaba casado y sus convicciones católicas le impidieron divorciarse de su mujer, además su esposa padecía una enfermedad de la que el actor se sentía responsable. Hepburn que estaba divorciada, ya había tenido alguna sonada relación con gente como el director Howard Hughes. Pero, a pesar de todas estas diferencias, estuvieron juntos durante veinticinco años.
Durante un tiempo mantuvieron residencias separadas y en general no llegaban juntos a los actos sociales. Spencer nunca se divorció pero aún así vivió una apasionada historia de amor con Katharine. Ella le cuidó durante sus últimos años de vida, ella soportó la adicción al alcohol de Spencer y ella lidió con sus bajones profesionales. Él la adoraba, pero nunca pudo estar sólo con ella. "¿Qué podía hacer? Le amaba y lo único que quería era estar con él", dijo en una ocasión Katharine.
Nombrados por la “Royal Society of Chemistry británica” como la pareja con más química -pasando por encima de otras reales y de ficción como Lauren Bacall y Humphrey Bogart- Kate y Spencer se regalaron 25 años de profundo amor y respeto.
Tu amor me consume, me agota, me hace daño… entonces, ¿por qué te quiero?
Los dos lo sabemos, ¿adonde nos lleva esto?, ¿Por qué vuelvo a ti, por qué vuelves tú a mí? ¿Será porque te quiero?, ¿Será porque me quieres?
Será que sabes que el amor duele…
Que el amor es complicado…
Que el amor es duro e interesado…
¡Que mal nos portamos, que mal nos tratamos!
Quiero dejarte, huir de ti, escapar y no puedo… Y me siento débil, demasiado frágil y con demasiado miedo de sentirme así, tan abatido, tan vencido por ti, por tu ser, por tu cuerpo, por tu risa… por tu aliento.
¡Ay amor!, no lo sé… no sé por qué te quiero.
Canción: Ana Belén y Antonio Banderas-No sé porque te quiero
Era pequeño, diminuto, desvalido, tenía ese aire frágil y triste del que está perdido cuando llegó a mí. Su mirada era intensa, profunda. En aquel iris ambarino podía atesorarse un universo entero, brillaban en sus retinas pequeñas esquirlas doradas, verdes, marrones que navegaban en una pupila resplandeciente, penetrante, lejana. Pero eso lo descubrí minutos después de limpiar sus ojos con una toalla. En aquel momento en que mi precioso gato clavó sus misteriosos ojos en mí y me hechizó.
Era muy pequeño cuando lo encontramos abandonado en una carretera a punto de ser arrollado. Tenía los ojos pegados, estaba sucio, negro de tierra y del humo de los coches; y seguramente hambriento porque del cuenco con leche que le puse no quedo ni una gota. Recuerdo que lo acurrucamos un rato y que improvisamos una cama para él con una manta vieja. Cuando tomó confianza la casa empezó a ser suya y ya nada pudo detenerlo: era una figura de porcelana sobre la estantería, o un peligroso “leopardo” al acecho en el pasillo, o un peluche suave sobre el sofá, o un espía acomodado en lo alto del marco de la ventana. Era un gato y un amigo que oía, veía, y te decía que te quería con sólo acercar sus bigotes a tus rodillas.
Ya había tenido gatos antes, pero ninguno como aquel, tan loco, rebelde, tan independiente. Creo que nunca pensó en que le hicimos un favor al recogerlo y salvarlo de la fría calle, al revés, creo que siempre pensó que el favor nos lo hizo él al honrarnos con su presencia. Puede que tuviera razón…
A veces pienso en él, en lo elástico que era, en su maullido de “quiero jamón” o en su ronroneo de “quiero mimo”. Y nosotros, sus esclavos, accedíamos, le dábamos todo lo que quería. Una sesión de masajes en el lomo, un collar con cascabel que siempre perdía, un poquito de comida para perro porque era lo único que había. Lo añoro. Añoro ver su atlético cuerpo dar un salto hasta el muro y perderse con andares danzarines hasta los tejados vecinos. Y no poder acariciar la línea de sus orejas puntiagudas, o el blando y acolchado tacto de sus patas. Extraño no ver su iris dorado, sus ojos brillando en la oscuridad, o su silueta recortada contra la luna. Hace dos años que está allá arriba, en el cielo de las fieles y buenas mascotas, en ese sitio al que se van los buenos amigos, haciendo de las suyas.
¿Estás allí gato loco?, ¡seguro que si! No sabes lo que te echo de menos, ¿cuidarás de mis otros gatos amigos?, ¿de Zipi, de Rayis, de Misi? Cuida de todos, y aguarda hasta cuando volvamos a reunirnos. Y no te portes mal aunque seas muy travieso… porque lo sabes, ya sabes a donde conducen las travesuras de los gatos rebeldes.
El pobre lleva todo el año en su nube, pensando que la gente ya no se enamora como antes. No se afectan de la misma manera, no se estremecen, ni siquiera están dispuestos a morir por amor, ¡ay, Romeo y Julieta!, que fácil fue con aquellos dos.
Hoy tiene trabajo, claro, pero quiere más, quiere que, aparte de que todo se llene con el perfume de las rosas rojas, y el embriagador olor de los bombones, exista una banda sonora propicia para el amor. Lo hace para inspirar, es su trampa, tan sencilla como efectiva. Voces susurradas, baladas, boleros, tangos…El amor y el romanticismo flotan en la atmosfera y lentamente comienzan a atontar a sus victimas, que, sin saberlo, pobres ilusos, van cayendo en tal estupor que ahí se quedan, dispuestas a recibir un flechazo que les atraviese el corazón.
No sabe si dará resultado, pero piensa que no esta del todo mal añadir al arco y la flecha, las penetrantes y profundas voces de estos cantantes románticos, nuevos instrumentos de sus maquiavélicos planes…
Y con la plácida voz de Luis Miguel, aquí tienes una selección de sus romances, sólo para que te enamores:
1.-La barca, de Roberto Cantoral. 2.-Te extraño, de Armando Manzanero. 3.-Contigo en la distancia, de César Portillo de la luz. 4.-La mentira, de Álvaro Carrillo. 5.-No sé tú, de Armando Manzanero. 6.-El día que me quieras, de Carlos Gardel. 7.-La media vuelta, de José Alfredo Jiménez. 8.-Historia de un amor, de Carlos E.Almarán. 9.-Yo sé que volverás, de Luis Pérez Sabido. 10.-Voy a apagar la luz, de Armando Manzanero. 11.-Amanecer, de Armando Manzanero. 12.-Encadenados, Armando Manzanero. 13.-Estar contigo, Luis Miguel. 14.-Noche de ronda, de Agustín Lara. 15.-Uno, de Enrique Santos Discépolo/Marianito Mores. 16.-Mañana de Carnaval, de Luis Miguel.
Me he fijado que algunas de las expresiones que contienen la palabra perro son negativas: “un día de perros”,“a otro perro con ese hueso”, “a perro flaco todo son pulgas”, “estar de un humor de perros”, “muerto el perro se acabó la rabia”…
Puedo entender algunas, aunque me da penilla que un animal tan noble y bueno como es el perro se le tenga que relacionar con cosas tan malas. Sin embargo hay una expresión que siendo negativa no encuentro muy bien su relación con la realidad: “perro amor”.
¿Por qué? ¿Por qué el amor de perro es malo? Nunca he entendido el significado de esta expresión, pues el amor de un perro es el más puro y fiel que pueda existir.
Soy una amante leal de los animales, en especial de perros y gatos, la mejor compañía que he tenido jamás. Mi infancia trascurrió rodeada de bichos peludos: gatitos en todas las esquinas y sillas. Con calcetincitos, blancos, de rayas… yo sentía fascinación por los gatos de rayas, lo más pequeños y desvalidos. Mas tarde llegaron mis perros. Primero mi bolita marrón, mi Brown del alma, mi Bu, mi churrito. Trece años juntitos y no he encontrado mejor manta que él. Hace diez años un perro muy extraño acabó siendo nuestro pupitas particular, lo acogimos, lo curamos y nos enamoramos. Mi Homer es la cosa más mimosa del planeta, siempre dependiendo amor, siempre con los ojos brillantes de afecto. Nuestro último perro cumple años hoy: cinco añazos. Pancho, mi peque rizado siempre será mi cachorro, nunca dejaré de verle como tal. Sé que esto suena friki-raro a más no poder, pero los quiero tanto que tenía que gritarlo, después de todo tengo que agradecerles y mucho, porque la mejor compañía y el mejor amor, es el que me dan mis perros. Ojala estén conmigo muchos años mas…
¡Oh musas, oh altos genios, ayudadme!
¡Oh memoria que apunta lo que vi,
ahora se verá tu auténtica nobleza!
Dante, La Divina Comedia, Infierno II
Hay quienes encuentran la inspiración en un paisaje, de ella se alimentan, con ella imaginan, crean, lo mismo puede pasar con una canción, con un recuerdo… con una sonrisa.
La inspiración es un arma pasajera, no siempre te concede sus favores, a veces se hace de rogar, seria y mustia, infiel. No es una flor y no puedes regarla para que crezca, tampoco puede florecer, además siempre aparece cuando quiere, la musa es así de caprichosa. Puedes dar vueltas sobre una idea pero hasta que ella no te bendice no hay manera, nada saldrá a derechas. Te cruzas de brazos, te hundes de hombros, te golpeas la frente contra la mesa pero da igual… De repente algo hace clic -como un resorte que salta- la creatividad que buscabas explosiona, está por todas partes, ahí, a tu alrededor, así que decides regarte de ella, empaparte de la onda expansiva, duchándote si hace falta.
Como decía Nino Bravo en una de sus canciones, yo hace tiempo que sueño con ella, hace tiempo que vivo por ella, pero esa musa inspiradora no termina de explosionar, de aparecer y bendecirme. Lo hará, no tengo duda, sólo debo trabajar un poco más…
Inspiración divina, deidades, ninfas…
Engendradas por Zeus y Mnemósine, según Hesíodo, o por Urano y Gea, según alguna otra versión como la del poeta Alcmán, son capaces de inspirar toda clase de poesía, así como de narrar a un tiempo el presente, el pasado e incluso el futuro, dadas sus virtudes proféticas. El número de estas deidades también admite variantes (tres, siete, etc), pero fue Hesíodo el primer poeta que, en su teogonía, citó un total de nueve, dándoles además estos nombres que, en griego, tienen un significado concreto:
Calíope (‘la de la bella voz"); musa de la poesía épica Clío (‘la que celebra’); musa de la historia Erato (‘amorosa’); musa de la poesía lírica Euterpe (‘deleite’); musa de la música de flauta Melpómene (‘cantar’); musa de la tragedia Polimnia (‘muchos himnos’); musa de la danza o la geometría Talía (‘florecer’); musa de la comedia Terpsícore (‘deleite de la danza’); musa de la danza Urania (‘celestial’); musa de la astronomía
Las Musas son las cantoras divinas que con sus coros e himnos deleitan a Zeus y a los demás dioses en el Olimpo, su morada, bajo la dirección de Apolo. Otras veces descienden a la Tierra, actuando de mediadoras entre lo divino y los seres humanos gracias a la inspiración que transmiten a los poetas, proporcionándoles el conocimiento de lo Eterno.
En su condición de inspiradoras de toda clase de Arte, son invocadas por los poetas al comienzo de sus obras para que les proporcionen las palabras adecuadas y les muestren los hechos verdaderos.
¡Oh musa!
Hablando de musas, grandes artistas han encontrado en sus musas de carne y hueso aquella inspiración que necesitaban para culminar sus obras, su arte. Musas que se han hecho inmortales, musas que dejaron una huella imborrable.
Lewis Carroll la encontró en Alice Liddell, era sólo una niña de nueve años, pero fue ella quien le inspiró su obra más conocida, la famosa Alicia en el país de las maravillas. Su propia historia también sirvió de base para la novela de Vladimir Nabokov, Lolita. Las musas no entienden de edades. Picasso la amaba, la pintaba, la adoraba a través del lienzo, y Dora Maar era feliz así. Pero nada es eterno, y a veces las fuentes de inspiración se secan, se consumen. Esto le ocurrió a Picasso con la aristocrática fotógrafa, quien acabó desquiciada y sola, cuando él la sustituyó por Francoise Gilot. Rodeada de valiosos cuadros de su ex amante, Dora no se desprendió de ellos pese a los apuros económicos de sus últimos años de vida, quizás porque suponían los últimos recuerdos de una época feliz.
Nadie ha dicho que la relación entre genio y musa es fácil. A veces es todo lo contrario. Este es el caso de Amadeo Modigliani, arquetipo del artista bohemio, drogas, alcohol, mujeres, pobreza y enfermedad, a grandes rasgos esta podría ser su biografía. Pero si algo marcó su vida fueron las mujeres. Mujeres, amantes y musas a las que desequilibraba profundamente, arrastrándolas incluso al suicidio, como la bella Jeanne Hébuterne, quien se lanzó al vacío desde una ventana, y en cuyo epitafio se lee: "Compañera devota hasta el sacrificio extremo". Así fue.
Inspiradoras de toda clase de arte:
Literatura…
-Beatriz Portinari; Dante y su musa: Cuando Dante Alighieri (poeta italiano) tenía 9 años se encontró con Beatriz Portinari, hija de su vecino, de la que se enamoró «a primera vista», y al parecer sin aún haberle hablado. Nueve años más tarde se reencontraron, y a menudo intercambiaban saludos en la calle. Desde ese momento, su mayor felicidad es ser saludado por ella, aunque como sucede con los amores platónicos nunca llegó a conocerla bien.
El amor por Beatriz, al parecer, era la razón de su poesía y de su vida, junto con sus pasiones políticas. Cuando Beatriz murió en 1290, Dante decide no amar a otra mujer y consagrar su vida al recuerdo de su amada. En el ámbito universal se conoce a Beatriz como una de las más grandes musas de la historia. Fue esta mujer quien inspiró a Dante para escribir una de las más grandes obras de la literatura mundial: La Divina Comedia.
- Lou Andreas-Salomé; hechizo para los hombres: Su inteligencia, su belleza y su enorme cultura sedujeron a cuantos hombres pasaron por su vida. Desde el filósofo Paul Reé al padre del psicoanálisis Sigmund Freud pasando por el poeta Rilke, ninguno quedó inmune ante el hechizo de esta prolija escritora rusa, tanto que en los círculos intelectuales se decía que quien conocía a Lou Salomé, a los 9 meses traía un libro al mundo.
Pero quizá fue Niestzche, misógino confeso, quien más quedó marcado por ella, hasta el punto de no volver a amar nunca a otra mujer. De sus sentimientos frustrados salió “Así habló Zarathustra”, fue lo único que sacó de aquella relación pues Lou Salomé era inmune al deseo que despertaba en los hombres, permaneció virgen hasta los treinta, nunca consumó su matrimonio con el doctor Andreas y rechazó a Nietzsche una y otra vez hasta que este se dio por vencido.
Arte…
- Gala, la pasión de Dalí: Su primer marido, el poeta Paul Eluard, la introdujo en los círculos intelectuales de Paris. Allí conoció a otros maestros del surrealismo como André Breton y Max Ernst pero fue por el pintor Salvador Dalí por quien pasaría a la posteridad. Se enamoró perdidamente de ella durante una visita de Gala a Cadaqués y aunque el artista no era lo que se dice un seductor (su timidez patológica y su excentricidad le provocaban ataques de risa histérica cada vez que trataba de declararse), dejó a su marido y le prometió a Dalí, diez años más joven que ella, que ya no se separarían jamás.
Cumplió su promesa, sólo la muerte los distanció, Dalí construyó una cripta para ella en el Castillo de Púbol, donde permanece embalsamada. Gala no sólo fue su mujer y su musa, también su agente, su conexión con el mundo real y el único hilo que según el propio pintor le unía a la cordura.
-Adele Bloch-Bauer, la musa de Gustav Klimt: Ella fue la única mujer que el pintor modernista Klimt pintó más de una vez. La primera, en 1903, en un retrato que le llevó cuatro años y decenas de lienzos preparatorios. Adele sintió tanta admiración por la forma de pintar de Gustav Klimt que no dudó en posar más de una vez para el pintor. Era famosa por las fiestas que daba y siempre se rodeaba de artistas, políticos e intelectuales de su época, entre los cuales el propio Klimt, con quien, dicen los rumores, mantuvo un idilio durante más de diez años. La evolución de su relación y de su personalidad quedó reflejada en todos los retratos que el maestro austriaco le realizó. Según algunos expertos, en todas las representaciones que Klimt hizo de Adele -de hecho en todas las mujeres que pintó- se esconde un deseo desbordante hacia ella, que se percibe en detalles como la mirada perdida o las manos ladeadas. Incluso algunos han llegado a ver en Adele una metáfora de la Dánae de la mitología griega. Sólo tienen que mirar la obra "Adele Bloch-Bauer" para ver la modelo rodeada de oro, lo que haría referencia a la lluvia de oro de Zeus.
Elegante y refinada, usaba largos vestidos blancos y fumaba con boquilla como una chimenea, cosa que era poco frecuente en las mujeres de esa época. Murió a los 43 años. Su esposo transformó su cuarto en un santuario y se comprometió a cumplir con la última voluntad de su esposa de quedarse con los retratos y legarlos a la Austrian Gallery en Viena, después de su muerte.
-Titanic: Jack y Rose. A veces es más fácil si se pinta a la mujer que se ama o se admira-
-Patty Boyd, inspiradora de éxitos: Patricia Anne "Pattie" Boyd fue una modelo inglesa y pertenece a la clase de mujeres que desatan pasiones internas, capaz de inspirar grandes y buenísimas canciones.
Cuando estuvo casada con George Harrison y después con Eric Clapton, cada músico le dedicó una canción especial, resultando ser las mayores obras musicales de sus respectivas carreras.
En 1969, el Beatle compuso la canción "Something" que fue lanzada como sencillo y alcanzaría el primer lugar de las listas de popularidad. Aunque Harrison grabó varias canciones inspiradas en su mujer, "Something" trasciende en el tiempo tanto por su éxito comercial, como por su aclamación de la crítica.
Un año después, Clapton grabaría junto con Derek and the Dominos la canción "Layla". Fue compuesta cuando Boyd y Harrison aún estaban casados, y expresa el amor no correspondido que Clapton siente por la mujer de su mejor amigo. La canción, incluida en el álbum Layla and Other Assorted Love Songs fue un éxito. Boyd también sirvió de inspiración para canciones como "Bell Bottom Blues" y "Wonderful Tonight".
- Edie Sedgwick; moda, pintura, música: Provenía de una familia de la alta sociedad estadounidense pero desde muy joven trató de huir del destino preestablecido para las chicas de su clase: el matrimonio y la vida burguesa. Edie dejó sus estudios de arte para trasladarse a Nueva York donde se volvió una consumada party girl, gracias a su arrolladora personalidad y su frescura pronto se convirtió en la chica de moda y cuando Andy Warhol la vio en una fiesta haciendo equilibrios sobre una plataforma quedó fascinado por su belleza, desde entonces Edie frecuentaría el círculo de la Factory y se convertiría en la protagonista de la mayoría de las películas underground de Warhol.
Musa y artista se mimetizaron, ella se cortó el pelo y se lo tiñó de rubio platino y él vio en Edie el reflejo de lo que siempre quiso ser una adorable chica bostoniana a la que sus padres pusieran de largo, según palabras de Truman Capote.
Pero el romance platónico entre Warhol y Edie empezó a esfumarse y ella lo sustituyó por uno más carnal con Bob Dylan, a quien se supone que inspiró canciones como "Just like a woman","Leopard-skin pill box" y hasta "Like a rolling stone". Las drogas y un largo historial de internamientos psiquiátricos acabaron por destruirla, sólo tenía 28 años.
Quién me diera una musa de fuego que os transporte al cielo más brillante de la imaginación; príncipes por actores, un reino por teatro, y reyes que contemplen esta escena pomposa
William Shakespeare, prólogo de Enrique V
Fuentes: clio.rediris.es/fichas/ant_musas. Artelista.com. moveyourmind.es/musas-las-mujeres-que-inspiraron-a-los-grandes-artistas. Wikipedia. Google imágenes.