Hace
unos días hablaba aquí de la importancia de ser positivo, de sonreír con
optimismo y de encarar la vida con buena energía.
Con
la sonrisa puesta, las pilas cargadas, el mantra aprendido y la lección
memorizada, comprendí que la cosa no iba a funcionar bien si no me deshacía de
“mi humor de perros”.
Guau-guau,
¿qué podía hacer al respecto?
¡Claro!,
llevarme la contraria a mi misma. Paradójicamente entendí que tenía que tener
“un humor de gatos”.
¡Que
iluminación!
Pero,
¿qué significaba tener un humor de gatos?
–Le estas buscando los tres pies al gato –me
dijo alguien–, ¿qué coño importa eso?
–Importa
–pensé importunada por ese empeño en no aclararme la duda, como si en esa
esquiva reacción hubiera gato encerrado o una razón oculta, como si la cuestión
no fuera digna de ser tomada en serio. Y añadí–: A mi me importa
–
¡Sí! –recibí como contestación–. A ti y a cuatro gatos más.
Harta
de que no me contestaran con seriedad, de que en vez de una respuesta madura me
acabasen siempre dando gato por liebre, decidí hacer una pequeña encuesta entre
mis allegados para saber por fin qué consideraban ellos que era tener “un humor
de gatos”. Lo hice tan bien que mira, por fin, me lleve el gato al agua.
Aquí
lo que me dijeron:
“Erre”
dijo que tener un humor de gatos quería decir para ella ser esquivo, no querer
ver a nadie, ir a tu rollo, estar por ahí solo, aparecer y desaparecer sin dar
cuenta a nadie.
“Ese”
dijo que tener un humor de gatos quería decir para ella ser agresivo y rebelde.
“Eme
A” dijo que tener un humor de gatos quería decir para él ser independiente y
variable.
“I”
dijo que tener un humor de gatos quería decir para ella era ser arisco.
“Eme
E” dijo que tener un humor de gatos quería decir para ella ser sibilino.
“Eme
Jota” encaró mi pregunta roncando, pero la di por valida.
“Hache”
y “Pe” me ladraron indignados.
Pues
vaya, no era eso lo que me esperaba.
Bien,
para mí tener un “humor de gatos” es tener un día intrépido, aventurero,
peligroso, inteligente, saltarían, elástico, interminable, divertido, nocturno
(de los que fosforecen en la oscuridad) y cosmopolita.
¿En
qué quedamos?
¿Me
ayudas con la encuesta? ¿Qué opinas tú? Por favor no seas roñoso a la hora de
responder, no seas como alguien que yo me sé y te pongas a ladrar, ¿bien?
6 comentarios:
Ana, tengo dos y realmente cuando los observo quiero ser como ellos, independientes, libres, dormilones, sigilosos, juguetones, y por sobre todo que me acaricien cuando tengo ganas.
Muy buena tu entrada, abrazos.
Para mí humor de gatos sería ir por la vida pasando tres pueblos de todo, a mi rollo. Ande yo caliente y ríase la gente.
Aunque yo para el buen humor diría que tengo humor de mirlo: Todo el día pía que te pía de rama en rama :)
Besitos
¡Cómo se nota que amas a los gatos!!!
Me has convencido con tu visión sobre ellos. Yo también quiero ser un gato.
=)
Hola Roberto, visto así suena tan bien, jaja, será que los gatos viven de una manera libre, despreocupada, y ademas es irresistile no acariciarlos.
Un abrazo.
:D
Hola lopillas, suena bien lo del humor de mirlo, picar de aquí para allá recogiendo de todo un poco y siempre lo bueno, ¡eso está genial!
Besos
:D
Hola Carol, sí, me has pillado, tengo debilidad por los gatos, admiro su elasticidad, sus siete vidas y su manera libre de pasar por la vida, consiguen ser adorados sin esfuerzo, ¡que vidorra la de los gatos!
Besos
:D
Me apasionan los gatos, son únicos.
Me han gustado mucho las viñetas gatunas, muy divertidas :)
Lo sé Raque, también somos gemelas en esos gustos.
Graciosas las viñetas, jeje
:D
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