-La pelota Wilson se convierte en el único amigo del náufrago quien escapa de su terrible soledad creándole una personalidad a dicho objeto-
Se acerca el verano, el calor, y ¿qué es lo que apetece? Pues sí, irse a la playa, relajarse sobre la arena, bañarse en un agua nítida y limpia, nadar rodeada de olas impolutas, bucear en entornos agradables, chapotear en orillas nacaradas… ¿Y que rompería esa sensación de salud y bienestar? Pues hallar colillas de cigarrillos tapizando la arena en donde nos íbamos a relajar, o botellas flotando en el agua en donde nos íbamos a bañar, o bolsas plásticas enredadas en las rocas de los fondos marinos que íbamos a explorar.
La basura no es agradable, por eso hay que tomar conciencia del daño que se hace al ensuciar la playa o el agua, pues provoca la muerte de muchos animales, contamina el medio ambiente y mancha nuestro entorno, ese en donde se desarrolla nuestro ocio, además muchos de los residuos que allí dejamos difícilmente se desintegran.
Envases plásticos de todo tipo, redes, sombrillas, neumáticos de vehículos, electrodomésticos, juguetes, toallas, pañales, tampones, condones, colchones, cajas de cigarrillos… son algunos ejemplos de una larga lista de desperdicios que acaban en el mar, convertido ya, en el mayor vertedero de la Tierra.
Por eso tenemos que actuar, concienciarnos de que en nuestras manos está la solución a este problema, si lo hacemos contribuiremos activamente en el remedio: sé cívico, no arrojes ni dejes basura en la playa.
MAR DE BASURA
Isla de basura flotante:
"Cada año se arrojan al mar más de 10 millones de toneladas de desperdicios plásticos. La mayor parte no regresa a ensuciar las playas y costas, sino que terminan siendo arrastrados por las corrientes oceánicas hasta acumularse en un área del Pacífico Norte del tamaño de la Península Ibérica, formando una verdadera isla de basura flotante.
El principal problema de los residuos plásticos es que no se degradan como los materiales naturales. Por ejemplo, una botella plástica arrojada al mar termina convirtiéndose en minúsculos pedacitos debido a la acción del Sol y las corrientes marinas. Pero esos pedacitos siguen siendo de plástico; su constitución básica no resulta alterada. Otros objetos más grandes (como restos de utensilios, tapones y envases) apenas resultan afectados durante siglos enteros.
Muchos de esos desechos son trasladados por las corrientes oceánicas hasta un sector del Pacífico Norte en el que las aguas giran lentamente, en el sentido de las agujas del reloj. Los vientos son escasos y no existen islas en donde los trozos de basura más grandes puedan encallar. Así que una gigantesca masa de plásticos permanece flotando como una isla de basura en una extensa región, conocida como “vortex del Pacífico” o más precisamente, “garbage patch” (basural).
La densidad de los restos flotantes aumenta dramáticamente año tras año. Por cada cinco kilogramos de plancton, se encuentra un kilogramo de desechos plásticos. Muchas aves marinas y peces terminan pereciendo al consumir ciertos desperdicios plásticos, como tapas de botella o carcasas de encendedores. Se estima que cada año, más de un millón de aves y cien mil mamíferos y tortugas marinas mueren debido a la ingestión de los restos de plástico arrojados al océano. Por supuesto, no todos los plásticos flotan. En realidad, alrededor del 70% de la basura plástica acaba contaminando el fondo de los océanos.
Otro grave problema es que los plásticos actúan como una especie de “esponja química”, concentrando la mayor parte de los contaminantes tóxicos en los océanos: los POPs (“persistent organic pollutants”, contaminantes persistentes orgánicos). Los animales que consumen estos materiales contaminados los transfieren a lo largo de la cadena alimentaria, con los riesgos que ello implica.
El capitán Charles Moore fue el primero en descubrir este fenómeno y estudiarlo, en el año 1997. Desde entonces se han realizado numerosas expediciones científicas con rumbo al basural del Pacífico Norte, con el fin de estudiar el aumento de la densidad de los desperdicios y sus consecuencias sobre el ecosistema". (blog.nuestroclima.com)
Mar de patitos de goma:
En enero de 1992, un buque de carga que había zarpado de Hong Kong rumbo a América se averió en medio del Océano Pacífico, cerca de la línea internacional de cambio de fecha, donde se separan los hemisferios occidental y oriental. Por culpa de los violentos balanceos del barco, algunos de los contenedores se desprendieron de sus amarras y cayeron al agua. Uno de ellos se abrió vertiendo su cargamento: 29.000 juguetes de plástico para la bañera.
Empujada por el viento y las corrientes oceánicas, esta flotilla de patos amarillos, castores rojos, ranas verdes y tortugas azules, empezó uno de los periplos más grandes del mundo.
Otros mares de basura:
En 1990, 80.000 zapatillas deportivas Nike, cayeron en la mitad del Pacífico norte.
En 1994, 34.000 guantes para hockey en el hielo cayeron del Hyundai Seattle.
En 1994, 20.000 sandalias cayeron en el Pacífico cerca de las costas de Hawai.
En 1996, 100.000 chanclas de caucho cayeron en el pacífico Sur durante una tormenta.
En 1997, 5 millones de piezas de Lego cayeron al Atlántico del carguero Tokio Express.
En 1997, 500.000 latas de cerveza cayeron al Pacífico de un carguero chino.
En 2002, 33.000 zapatillas deportivas Nike cayeron cerca de las costas de California.
El oceanógrafo Curtis Ebbesmeyer encargado de seguir el rastro a múltiples objetos arrojados al mar dijo al respecto: «Estamos comprobando que los objetos arrastrados por la corriente pueden permanecer en el mar hasta 30 años sin tocar tierra»
MAR DE TESOROS
Tantos barcos se han hundido repletos de tesoros incontables que sería una suerte que la marea trajese algún resquicio de ellos…
El mar, aunque parezca lo contrario, es muy clemente con los tesoros: el agua del mar, los sedimentos del lecho marino y las acreciones marinas tales como percebes y algas contribuyen a la buena conservación de materiales y objetos muy antiguos. Objetos que personas con suerte hallan depositados y algo ocultos en los fondos marinos de todo el mundo.
Oro pirata, buques naufragados, cargamentos valiosos, tesoros españoles hundidos… ¡Cuantos siglos esperando a que los encontremos! ¡Cuantas fortunas perdidas!
El cargamento del Nanking:
En abril de 1986 se celebró en Amsterdam una de las mayores subastas de tesoros recuperados de la historia. Sin embargo, no fueron metales preciosos ni joyas robadas lo que atrajo a Holanda a coleccionistas del mundo entero, sino cien mil piezas de porcelana china antigua. Tras haber pasado más de doscientos años en el fondo del mar de la China, el cargamento del Nanking, como se había dado en llamar, llegaba por fin a su destino.
Cuidadosamente embalada en cajones de té, la porcelana constituía el principal cargamento de un buque holandés que realizaba la ruta de las Indias orientales. El buque mercante, que aún no ha sido identificado, hacía la travesía de Cantón a Europa en una fecha desconocida de mediados del siglo XVIII. Sobrevino una catástrofe y el barco se fue a pique, aunque, milagrosamente, el hundimiento no debió ser demasiado violento, pues el frágil cargamento no sufrió desperfectos. Sellado como una cápsula del tiempo bajo las aguas durante más de doscientos años, el contenido del barco, se conservó intacto, en unas condiciones inmejorables, y gracias a esta circunstancia, la porcelana, que era una simple mercancía en el siglo XVIII, se convirtió en un auténtico tesoro.
El capitán británico Michael Hatcher, experto en rescates y especialista en naufragios en las aguas del Lejano oriente, lo descubrió en la década de los ochenta del siglo pasado. Hatcher estaba familiarizado con este tipo de operaciones delicadas, pues en 1983 encontró accidentalmente los restos del naufragio de un junco asiático del siglo XVII dedicado al comercio. Cuando se recuperó el cargamento de esta embarcación, se encontraron 23.000 piezas magníficas de porcelana china del periodo Ming, en perfecto estado.Hatcher recibió la recompensa económica por la recuperación de aquel tesoro cuando el cargamento (que desde entonces se conoce con el nombre de colección Hatcher) fue subastado en más de dos millones de dólares.
Alentado por su éxito y con la ayuda del topógrafo suizo Max de Rham, Hatcher inició la búsqueda de otros buques naufragados, tarea que culminó con el descubrimiento y rescate del cargamento del Nanking, en 1985.
Este tesoro es muy importante no sólo por el hecho de encontrarse en óptimas condiciones, sino porque se ha conservado un número de piezas asombroso y de una variedad increíble. Por ejemplo, hay más de cuarenta mil tazas y platos de té y suficientes artículos de mesa para servir una cena para ciento cuarenta comensales, con más de trescientas setenta piezas.
La porcelana es interesante por sí misma, pero, además, en esta colección hay una serie de objetos capaces de abrir el apetito de quienes prefieren toparse con tesoros de corte más tradicional, pues Hatcher y su equipo también descubrieron oro.Junto al casco del buque, los buzos hallaron ciento veinticuatro lingotes de este metal, de dos tipos sumamente raros en China: uno, en forma de copa, que se conoce como «zapatos de Nanking»; el otro, una serie de pequeños lingotes rectangulares de algo más de diez centímetros de longitud. Como en occidente no se conocían lingotes de oro chino del siglo XVIII con estas características, el hallazgo de Hatcher posee quizá tanto valor histórico como económico.
El buque insignia El Dorado:
Los primeros navíos de la flota española encargada de llevar a su país metales preciosos que naufragaron en el Caribe fueron treinta y dos carabelas, entre ellas el buque insignia El Dorado, que zarparon de La Española en julio de 1502 a pesar de que el propio Cristóbal Colón les había advertido de la inminencia de un huracán. A bordo de El Dorado, comandado por el almirante Antonio de Torres, Bobadilla, gobernador de La Española, se encontraban oro y plata por valor de unos dos millones de dólares y una mesa de oro macizo que al parecer pesaba más de mil trescientos kilos, regalo de Bobadilla para el rey y la reina de España. Colón, que acababa de regresar de este país, presenció impotente la partida de los buques. Tres días después, en el estrecho de Mona, situado entre la República Dominicana y Puerto Rico, sobrevino el huracán que destruyó El Dorado y otros veinticinco navíos. Se encontraron los restos de algunos de ellos en los arrecifes y playas del estrecho, pero aún quedan por descubrir diecisiete, entre ellos El Dorado, con su mesa fabulosa.
¿A qué seguro que prefieres el mar de tesoros? ¡Lo sabía!
Fuentes: Nuestroclima.com. Taringa.net/historiadelospatitosdegoma. Misterios1.tripod.com/naufragios. Google imágenes.
9 comentarios:
Wow!!! Precioso post y muy currado!!!
Me encantó :D
Yo creo que después de ver Titanic muchos hemos soñado con poder llegar a verlo en vivo y en directo :D
Gracias Alury por tu comentario y pasarte por aquí. Los barcos hundidos me dan mucho miedo, son como fantasmitas llenos de almas en pena, ayy, pero no estaría mal encontrar algún tesoro intacto de algún buque español llenito de oro, ojala...
:D
Muy el bueno el post y logrado. Es triste que usemos de esa manera el mar.
La isla de plástico es impresionante he estado viendo imágenes y es de pena, pero a saber porqué se ha acumulado en ese punto, aunque también me suena de oír que una isla plástica similar en el Atlántico.
Lo de las cholas y los legos dan ganas de reírse no sé si te has fijado en como van los contenedores uno encima de otro en los barcos, si se balancea se caen fijo, nada los sujeta. XD
Saludos!!
Menudo trabajo que has hecho en esta entrada. Muy completo e interesante. Claro, yo también prefiero los tesoros xd.
Las personas deberían ser más conscientes de que, por ejemplo, los plásticos no se van a desintegrar y que no cuesta nada tirarlos a un contenedor amarillo. A nivel individual parece irrisorio comparado con la inmesidad de los océanos y de los mares, pero claro si todo el mundo lo hace ya es una cantidad contundente. Lo mejor, empezar por uno mismo y hacer estas cosas como tú, para recordarnos este tipo de cosas.
Besos!! :D
Saludos Angel, si es que es triste que el mar acabe siendo el mayor vertedero de la Tierra, la pena es que como dices hay mas de una isla de plastico flotando por ahí. Yo también me pregunto lo de los contenedores, no entiendo porque no aseguran la carga, da miedo pensar lo que tendrá que haber por ahí perdido, ¿no?
Besos
:)
Ya sabía yo que ibas a preferir los tesoros Virginia, ¡quien los pillara con la falta que hace!, jaja. Gracias por el comentario, quise hablar de este tema porque se acerca el vernao y también porque el día 5 fue el día del medio ambiente, hay que contribuir de alguna manera, y recordar que el mundo no es nuestro, es sólo un prestamo y hay que cuidarlo muy bien para las generaciones que vengan después.
besos
:)
Muchas objetos que tiramos por el desagüe también van a parar al mar. Hace mucho llegué a un blog que hablaba sobre una isla a donde iban a parar muchos de eso objetos; no sé porque iban a parar precisamente a esa playa pero era impresionante verlo.
Enhorabuena por la entrada, muy instructiva y entretenida. Me ha encantado leer lo de la porcelana china encontrada intacta despues de 200 años en el fondo del mar, y por supuesto lo del barco con esa fabuloso mesa de oro; quien la pillara.
Un beso.
Un besazo Raque, gracias por tu comentario. Besitos
:D
Hace unos días me hicieron una encuesta telefónica sobre la forma en que reciclo la basura. También pedían mi opinión sobre quien tiene la culpa de que se utilice tanto envase de plástico. Yo tengo claro que si hubiesen leyes para regular los tipos de envases, los fabricantes pondrían su ingenio en producir envases biodegradables.
Muy elaborada la entrada, yo por quedarme, me quedo con los antiguos barcos cargados de oro. Como tonta :)
Besos
Besos Durrel, ya veo que tonta no eres, jeje. Casualmente esta semana he visto muchas cosas relacionadas con esta entrada. Tenemos que concienciarnos de reciclar, ¿aprenderemos?
Espero que si.
:D
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