viernes, 18 de junio de 2010

En camino

Hace muchos años mi padre hizo este camino, lo hizo con la esperanza de que el santo escuchase sus plegarias, sus promesas, y le atendiese. Necesitaba ser escuchado, había quemado otros cartuchos y en su desesperada situación aquello era lo único que le quedaba…
Hoy yo hago el camino, lo hago por él, lo hago con fe. Con cada paso, con cada zancada, con cada piedra que esquivo estoy más cerca de mi objetivo. No puedo descansar. De noche, muy tarde y con frío me arrebujo en mi abrigo y observo las estrellas, preguntándome si treinta años antes también brillaban así, si también destilaban toda aquella magia. Recuerdo entonces la pasión con la que papá relataba sus andanzas y una emoción incontenible me embarga…

“María, la belleza que hay en este mundo sólo se puede disfrutar cuando te rodeas de ella, cuando la palpas, y la tocas. Había tanta belleza allí que era imposible concentrarse en la peregrinación, así que mientras hacía mi camino yo tocaba todo lo que me encontraba, y lo disfrutaba, ya fuera una piedra, una simple rama… Pero también hay otra belleza, la que no se puede tocar, la que sólo puedes sentir vivamente y con los ojos cerrados… El murmullo de los arroyos, la débil lluvia resbalando sobre los guijarros, la serena visión de un árbol, un monasterio confundiéndose con un atardecer, un puente que hay que salvar, el crepitar de un fuego hogareño en donde calentar los huesos, un baño helado y una cama caliente. Y la mayor belleza se encuentra en la satisfacción de llegar allí donde te has propuesto. Cuando eso pasa el corazón estalla de felicidad… Sabes que estas más cerca de él, sabes que pronto te escuchara, que después de tanto esfuerzo y lucha no podrá negarte lo que le pidas. Todos los peregrinos sienten igual, y eso nos une, pero yo sabía que tenía cierta ventaja, ¿sabes por qué María? Pues porque un Santiago no podía negarse ante otro Santiago, eso no se hace, ¿verdad? Llevar el mismo nombre que el santo me ayudó a creer, a enfrentarme a todos, a esos que decían que era un loco supersticioso que abandonaba a su padre en un hospital para pedir clemencia ¿a quién? ¿a qué?, ¿acaso aquella figura tenía poderes milagrosos? Ay, como se bufó el médico… Y como se le atragantó la risa cuando mi padre se recuperó de pronto, casi sin lesiones y sin ninguna explicación…”

Recuerdo también la última conversación lúcida que tuvimos y como me pidió que fuera en su lugar a pedirle clemencia al santo que una vez tuvo a bien escucharle.

“Por eso yo creo María, creo porque sé muy bien que mi padre murió en paz agradecido por el prestado tiempo que el santo le otorgó. Así que da igual, no importa como de duro sea el camino, porque si hablas con él te escuchará, sólo dile que vas de mi parte… se acordará, se llama como yo…”

-Estoy en camino papá- me repito incansable todas las noches, -estoy en camino papá, ya queda menos.

Estoy en camino y el cansancio me vence y cierro los ojos sin darme cuenta. Sueño levemente y le veo; papá ocupa una cama de hospital, no se mueve, no sonríe, no me habla… La luz de la mañana me despierta, me pongo la mochila al hombro y recorro con cierta esperaza aquel paraje lleno de piedras, de puentes y monasterios. Le siento a mi lado y sé que no estoy sola, siento claramente que él recorre el camino a mi lado. Aquel Santiago impaciente no podía dejar que yo hiciera sola todo el trabajo…




7 comentarios:

Raquel dijo...

Un relato muy emotivo, muy sensible. Me gusta esa busqueda de la belleza, la voz del padre y el final que tocó mi fibra sensible.
Muy bonito.
Un beso.

Ana Bohemia dijo...

Gracias, lo escribí en diez minutos y apenas lo retoqué, y se nota pero me gustó a pesar de sus imperfecciones, además de vez en cuando esta bien hacer ejercicios de improvisación. El final sensiblon me salió solo, jeje.
Un besote
:)

Chica de ayer dijo...

Yo ya cuando pones canciones en las entradas, las pongo desde el principio y así voy leyendo con banda sonora incluida. Y como te digo otras veces, la que has puesto le va que ni pintada al relato :). Ha sido muy emotivo la verdad. Además puede ser muy metafórico, porque bueno a uno le puede recordar al camino de Santiago, pero también puede tratarse de la propia vida.

Un beso grande!! :D

Ana Bohemia dijo...

Gracias Virginia, la verdad es que oyendo la música te dan ganas de saltar dentro de la foto y recorrer el camino, ¿verdad? Los caminos siempre son muy metafóricos, como dices representan la vida, a veces el camino es largo o corto, a veces esta asfaltado y en ocasiones siempre lleno de piedras, pero lo importante es llegar siempre al final y nunca rendirse por muy dura y cuesta arriba que se pueda poner todo.
Un besazo muy grande!!
:)

Ángel dijo...

Muy emotivo el relato, y muy bonito. Además ha sido muy evocador, no sé si es porque lo leí escuchando la música celta de fondo (creo que sí) que me transportó al camino se Santiago. Además como dice Virginia ese camino del que hablas también puede ser tomado como una metáfora de la vida y de todos los caminos que se cruzan delante de nuestros ojos constantemente.

Saludos!!!

Ángel dijo...

Ah se me olvidaba, que bueno que te acordaras de la muerte de Saramago. Desde que leí en el instituto "Ensayo sobre la ceguera" hace ya años, supe que debía ser uno de mis autores de cabecera. Luego vi la peli Blindness del año pasado y me quedé horrorizado del daño que le hicieron a tan fantástico libro.

saluditos de nuevo!!!

Ana Bohemia dijo...

Gracias Angel por partida doble.
Creo que la música te ha sugestionado un poco, pero me alegro mucho si mi relato te ha trasportado al camino de verdad. Es cierto la de caminos y oportunidades que se cruzan ante nosotros, ¿porque será que siempre elegimos el mas largo?
Quería acordarme de lo de Saramago, así que le robé a mi hermana de su blog la foto y la frase, la pobre me perdona y me deja hacerlo, jeje.
Un besote
:)

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