jueves, 24 de noviembre de 2011

#Atención, pregunta # 11


¿Qué pasaría si…?



Mi silencio responde a tu silencio, y la respuesta a mis preguntas miro apenas en tus ojos encenderse.
César Brañas

-¿…Si dejases de acosarme a preguntas idiotas?, probablemente habría muerto y entrado en el paraíso, pero eso sería demasiado bueno, ¡no caerá breva!- se adelantó el Científico sonriendo con cinismo.
-¡No!, no es eso, ¿qué pasaría si por una vez dejas de hacerte el gracioso?, ¿eh?, y me tomas en serio…
-¿Por qué?, ¿no te gusta?- y levantó la mirada, clavando sus astutos ojos en mí.
-¡Me encanta… tanto que me vuelve loca!
-Ya lo sabía, umm se nota que estas loca… ¡por mí!
Arqueé las cejas, ni siquiera se me pasó por la cabeza la idea de replicar ante una idea tan absurda y ridícula.
-Toma, tu lista de deberes…
-¿Qué es esto?-estrujó el papel con mala cara, ojeándolo por encima, y sin perder tiempo volvió en seguida a lo que estaba haciendo.
-¿Ya no te acuerdas?-protesté, -¿tan mala es tu memoria?, ¿hacemos un flashback?:

“-¿Y cuánto me pagaras por eso?
 -Respuestas, todas las que quieras a las preguntas que se te ocurran, todas las que tengas en tu alma, esa alma bonita y poética”.

Me encantaba poder torturarle y me divertía haber esperado tanto para vengarme por la broma de la última vez…
-Esta es mi lista de preguntas, échale un vistacito, ¡ah!, y deja lo que estés haciendo ahora mismo, esto es mas importante, quiero todas esas respuestas para mañana, no olvides que debes contestar con bolígrafo azul, ¿me oyes?  
Los múltiples frasquitos e instrumentos de su revuelto escritorio se sacudieron cuando yo golpeé con el puño sobre la mesa. Fui tan determinante que del susto sus manos temblaron y acabó derramándose sobre la bata blanca parte del contenido de aquel vaso de precipitados. Con cara de idiota y ojos desorbitados se aferró al vaso y a la varilla con la que había estado removiendo el potingue verde durante unos segundos, antes de reaccionar.
-Szzzz…ashh, no te has parado a pensar que lo que contenía ese vaso podía ser abrasivo, peligroso o volátil, ¿verdad?
-¡Que pena que no se tratase de una fórmula para hacerse invisible!, así te habría perdido de vista de una vez…
-Ya, ya-dijo limpiándose con un trapo, - no sé quien es la que me busca cada dos por tres…
-¡Yo no te busco!
-Bien, si eso te hace sentir mas tranquila contigo misma, ¡créetelo!, pero sí que me buscas, yo diría que a cada hora…
-Trabajas para mí, ¿recuerdas?, yo te contraté.
-¡Ni hablar!, yo trabajo para la humanidad, para el pueblo, para la sociedad- se rascó la nuca con fruición, concluyendo: -sólo necesitaba un sitio para mi laboratorio, y tu garaje no me pareció un mal lugar.
Prensé los labios al oírlo, bien era cierto que no le pagaba nada por sus respuestas y que era él quien había alquilado aquel lugar para sus “experimentos”. Antes de que pudiera encontrar algo que decir, dijo:
-Y no he invertido mi tiempo y ahorros para acondicionar y equipar este laboratorio para nada, ¿sabes?
¿Lo había acondicionado? ¡No lo sabía!
-Pues claro, ¡que te crees!, hay una serie de requisitos, ¿sabes?, vibración y ruido, humedad, presión atmosférica, ¿ves esto?-señaló lo que a mí me pareció una puerta, -la he arreglado, si le doy a esta palanca de aquí…
¡¡PUMM!!

Todo se quedó a oscuras como si se hubieran saltado los fusibles de la luz. Cuando mis ojos se acostumbraron a las penumbras le encontré a mi lado, cabizbajo y algo serio, casi no me atreví a  preguntar que había pasado, pero algo farfulló acerca de unas herméticas puertas de seguridad… puertas que ningunos de los dos pudimos abrir, ni siquiera utilizando toda nuestra fuerza bruta. Estábamos atrapados…
Cinco minutos después ya me subía por las paredes. Seis minutos después sentía que se me iba el aire, que no podía respirar. Diez minutos después aún seguíamos a oscuras y él me abanicaba con sus manos para calmarme. Quince minutos después el Científico encontró a tientas una linterna. Veinte minutos después se nos habían agotado las pilas de la linterna. Treinta minutos después nos habíamos enzarzado en una pelea que a punto estuvo de llegar a las manos…
-Pensé que eras diestro, una especie de McGyver al uso, uno de esos tipos que saben salir de los apuros con algo de ingenio, un par de chicles, dos clips y un mechero, ¡y tú estas rodeado de cosas!, ¿por qué no nos sacas de este lío?
-¿Y por qué no mueves tú el culo en vez de quejarte tanto?, ya podrías ayudarme con esto…
No sabía que demonios se proponía ni que estaba haciendo, sólo se oían chisporroteos y un ruido de electricidad muy inquietante.
Le ayudé durante un rato intentado no ponerme de los nervios por sus gritos, “pásame un destornillador, no eso no, ¿acaso no ves que eso es una pinza de punta?” “todo el mundo sabe diferenciar unos alicates de unas tenazas, todos menos tú” “dame eso redondo, eso no es redondo… ¡aquello!, uyss que torpe”
Me harté…
-¡Claro!, tú eres mas listo, ¿no?, me pregunto porque no habrá saltado el sistema eléctrico de emergencia, don portento…
Gruñó aún intentando arreglar aquella maldita puerta. Durante un segundo temí que se electrocutara. De pronto todo se quedo en silencio, me giré hacía él para ver si todo iba bien y asintió con la cabeza, dejándose caer derrengadamente en el suelo. Mi teléfono móvil, nuestra única luz,  se quedó sin batería y volvimos a sumergirnos en la oscuridad.
-Voy a descansar un momento, no puedo pensar…
Y pensó, pensó durante media hora más.
Durante todo ese tiempo yo también pensé, amodorrada por el rítmico sonido de nuestras respiraciones, pensé en que pasaría sí nunca pusiésemos abrir esa puerta, en que pasaría si nadie pudiera encontrarnos o ayudarnos, pensé que pasaría cuando nos entrase el hambre o las ganas de hacer pis. Intenté imaginar cómo sería vivir sin electricidad, ¿cómo sería, cómo se las arreglaría el mundo para salir adelante? Creo que acostumbrada a pensar en voz alta, el Científico oyó mi pregunta…

¿Y si el Mundo se quedase sin electricidad?

…y no tardó en contestar la cuestión (él sabía que eso era lo que mejor se le daba):

Este mundo actual es totalmente dependiente de la energía eléctrica. Es difícil imaginarse un mundo sin electricidad ni qué acontecimiento tendría que darse para que no podamos seguir usando electricidad en nuestras actividades. Un colapso eléctrico a nivel mundial enviaría a la civilización de vuelta a la Edad Media. Simplemente eso. Volveríamos a usar velas para iluminar, fuego para calentarse, caballos para transporte, etc. Pero a la vez sería algo muy distinto. Ya que el conocimiento científico sería el mismo de ahora y seguramente se desarrollarían otras formas de energía rápidamente.

-¡Otras formas de energía!, claro, es eso, ¡mierda, por qué no se me habrá ocurrido antes!- dio un brinco, me besó muy temerariamente en la mejilla y añadió, -¡eres genial!

Jamás supe en que le ayudé yo. Sólo sé que improvisó algo utilizando mi batería, las pilas gastadas y no sé que mas.  Horas más tarde, ya liberados de nuestro encierro, y con la luz ya restablecida me percaté de que me faltaba un pendiente. Al ir a buscarlo al laboratorio me encontré allí al sabeloto, a la luz de la lámpara, concentrado en la tarea que le había impuesto, como un niño disciplinado.
-¿Qué haces?
-Matar neuronas gracias a ti- dijo y sonreí para mí al pensar en algunas de las preguntas de la lista, -mira, aquí hay una buena “¿por qué nunca se entiende las letras de los médicos?” tú no eres médico bonita y no veas que letra, pero la mejor es esta,  “¿por qué chupamos la tapa de los yogures al abrirlos y no la de los mejillones, atún, aceitunas, y etc.?”-y sin mas el científico se echó a reír.
-¿Qué te hace tanta gracia y por qué ahora si quieres responder a esas preguntas?
-Porque hoy responder a una de tus preguntas nos ha salvado la vida, ¿sabes?, si no me hubieras preguntado aquello no se me habría encendido la bombilla y probablemente nos hubiéramos quedado sin aire, así que por muy tontas o simples que sean tus preguntas creo que te lo debo, de todo se puede sacar un aprendizaje, y algunas incluso merecen una buena respuesta…
Nos miramos durante unos segundos eternos, navegando en iris ajenos, silencio en respuesta a otro silencio, como una respuesta secreta a una pregunta no formulada.
¿No vas a dejarme saberlo?


Fuentes: Ojocientifico.com/que-pasaria-si. Google imágenes.

4 comentarios:

Mari Carmen dijo...

Jajajaja, he disfrutado muchísimo leyendo el texto Ana. Ahora, el chico es listo, está clarísimo, y además muy sabio pues puso atención a la pregunta y entiende que se puede aprender de todo y todos. Me ha encantado.
Un fuerte abrazo y gracias por compartirlo cielo

Ana Bohemia dijo...

Muchas gracias a ti Mari Carmen por tu comentario, me entusiasma haberte hecho disfrutar con estos extensos desvarios míos...
Siempre hay que prestar atención a las preguntas, de ellas también se aprende.
Un fuerte abrazo
;)

Anónimo dijo...

Qué buena eres escribiendo, Ana. Ni un minuto he podido dejar el cuento. Me has dejado perpleja.
Y tú, ¿publicas lo que escribes? Porque no sé si te lo he dicho antes, pero deberías hacerlo.
Me ha encantado la historia.
Y la canción.
Gracias por compartir tus desvaríos, como tú dices.
Abrazo.
Nicole.

Ana Bohemia dijo...

Hola Nicole, muchas gracias por el comentario, ha sido un piropo. Escribo desde... ni recuerdo, ese siempre ha sido mi hobbie, mi desahogo, mi forma de expresarme, de jugar y divertirme. No suelo publicar nada de lo que escribo, salvo ocasionalmente algún relatillo para este blog y bueno también ha salido algo mío en una revista virtual que se llama "El vagón de las artes" pero nada más... Tengo la suerte de leer a mucha gente, muchos blogs, libros, y páginas de gente realmente buena en esto de juntar palabras.
No te voy a engañar me gustaría mucho poder vivir de soltar tonterías o de escribirlas, aunque eso de escribir nunca ha dado de comer a nadie, bueno exeptuando a JK Rowling, jaja. Pero me ánima mucho que me consideres buena en esto.
Muchas gracias por leerme y por animarme así.
Un abrazo grande
;)

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