¡Regalos para todos!

En plena resaca de las fiestas navideñas nos encontramos todos, supongo que la mayoría. Las luces de colores se van apagando, el espumillón se ha deshilachado, el muérdago ya se esta secando, igual pasa con la flor de pascua, que parece desteñida y sombría. Atrás quedó el sonido de las copas chocando, y también el tintineo de las campanillas que adornaban los abetos, ya no hay viento que las sacuda, porque nuevamente han vuelto a su caja y allí permanecerán hasta el próximo año, otro año de canciones, regalos y purpurina. No queda nada, más que un pobre cristal frío en el que aún resuenan los ecos de las fiestas, es mi copa, esa en la que brinde, en la que formule para mí y para los demás los mejores deseos. Ojala se cumplan.

Ayer nos visitaron tres reyes, son magos, eso dicen. No sé cual es la magia que traen pero siempre despiertan la ilusión, la inocencia, la felicidad. ¡Regalos para todos! Parecen proclamar mientras atraviesan pesadamente la ciudad a lomos de un renqueante camello. Y por un momento hasta el más suspicaz se lo cree. Cree que nadie, y menos un niño, se quedará sin regalo.

Si hay algo que siempre me enternece el día de reyes es ver por la televisión la visita de tres reyes magos de alquiler visitando en un hospital a un montón de niños, niñitos enfermos, niños que a pesar de la dureza que han tenido que atravesar siguen creyendo. Es su día, el día de los niños, el día en que no jugar con un juguete tendría que estar prohibido. Y ayer lo comprendí, a pesar de mis años, a pesar de que creía saber la verdad, una verdad que descubrí hace mucho tiempo, que he estado equivocada… que los reyes magos existen. Siempre han existido, reparten un poco de felicidad y de ternura, hacen que, aunque no se tenga ni un poquito de carbón duro que roer, uno lo vuelva a ver todo con emoción, la emoción de ver como los demás son felices. Y ese fue mi mejor regalo ayer: ver la carita de aquella niña que recibía desde su cama de hospital una muñeca, la muñeca que le recuerda que es sólo una niña, y que los niños no deben sufrir.

Hay una canción que dice:

Gotas de lluvia en las rosas y los bigotes de los gatos
teteras de cobre brillantes y mitones de lana calientes
paquetes de papel marrón atados con cuerdas
Estas son algunas de mis cosas favoritas

Ponies de color crema y strudel de manzana crujiente timbres de puerta y campanas de trineo y snichtzel con fideos Gansos salvajes que vuelan con la luna en sus alas Estas son algunas de mis cosas favoritas

Niñas con vestidos blancos con fajines azules de satén
copos de nieve que se quedan en mi nariz y pestañas
Inviernos blanco plateados que se derriten en primavera
Estas son algunas de mis cosas favoritas

Cuando el perro muerde
cuando la abeja pica
Cuando estoy triste recuerdo mis cosas favoritas
y entonces no me siento tan mal

Siempre me ha gustado, hay algunas de las cosas que mas me gustan en ella: las gotas de lluvia en las rosas, las cosas brillantes, la luna, los mitones de lana caliente, (o en mi caso calcetines), los bigotes de los gatos y… y añadiría una cosa: las sonrisas de los niños al abrir un regalo. ¿Qué puede haber mas bonito que eso?

He pensado que quiero regalarte algo, ¿y que mejor que una canción que contenga todas mis cosas favoritas? Con esta canción te estoy regalando todo lo que me gusta…

…y así, aunque esos magos que venían de Oriente, no hayan parado en tu casa, al menos de mi parte no tendrás esa sensación de vacío.