miércoles, 24 de noviembre de 2010

¡Que luna la de ayer!



Siempre la vemos fría y distante, lejana, pálida, pareciera como si fuera de escarcha o de nieve, mostrando esa cara, esa que siempre deja ver llena de cráteres y sombras. Ayer la luna que vi no se parecía en nada a la de siempre… ¡ardía! Era roja, una luna roja, que iba creciendo. Desde donde la observaba me daba la impresión de que salía del mar, tan extraña, tan mágica… tan perturbadora. Durante algunos minutos caí en un trance, porque cuando volví en mí, la luna ya estaba alta, presidiendo un cielo limpio, estrellado. Y ya había perdido ese color, ese que me había hecho pensar…

Me gusta la luna, me inspira, y como buena lunática me altera, no del modo que lo hace con ciertos hombres peludos, ¡no!, no me salen garras ni se me afilan los colmillos, pero si consigue que vea las cosas desde otra perspectiva. Entonces sólo soy consciente de la naturaleza y de su poder, y me pregunto cosas, y me pongo a pensar en otros tiempos, siglos pasados, épocas olvidadas… Aquella luna, ¿podría ser considerada un símbolo de buen augurio en el pasado? Seguramente no. Lo sé, porque ¿cómo afrontar la visión de una luna que parece de sangre? Puedo imaginarme el horror con que algunos mirarían al cielo esperando que de un momento a otro ocurriese algo horrible o espantoso. Me imagino que dirían los mas supersticiosos, o que pensarían de aquel o aquella que naciese bajo el influjo de la luna roja. ¿Creerían, quizás que aquellos que naciesen bajo esa circunstancia podrían poseer algún estigma especial, algún don? Me imagino lo extraño que sería llegar al mundo bajo un eclipse de luna, o de sol, o en un momento en el que en el cielo sucediese algo fuera de lo común… ¿Una estrella fugaz, un meteorito, una rara lluvia de estrellas?

He estado todo el día pensando en esa luna…
¡Que raros mis pensamientos, o que especiales! Podría imaginarme un cuento: el cuento de “La niña que creía en luna roja”. O una historia de amor imposible: “Todas las noches de luna roja”. O una fantasía llena de misterio: “Luna de rojo sangre”. Soy de las que construyen la casa por el tejado. Tengo los títulos… ahora me toca lo mas difícil, tendré que desarrollar esas historias. Tendré que aderezarlas con un poco de magia, esa que nunca falla.

¡Que roja era!
Pero… ¿Por qué se ve así? ¿Es porque el sol y la luna se pelean, y en su guerra se ponen rojos de rabia? O mejor, será porque se besan… se besan y sus mejillas se ponen coloradas. ¿Qué estará pasando allá arriba?
Sé que la explicación para su color no es tan especial como me imagino, se ve así de encarnada por la contaminación atmosférica, se trata tan sólo de un efecto óptico, unos rayos solares que rebotan y se refractan. Pero tengo comprobado una cosa: en las noches de luna llena mi imaginación se dispara.




Para mí es muy fácil hablar de la luna (pincha) porque siempre he estado en ella…

4 comentarios:

Nortiz dijo...

A mí me pareció una verdadera pasada el tamaño que tenía la luna. Completamente redonda... y enormeee. Creo que nunca la he visto de ese tamaño. En momentos así sería genial llevar una cámara y de las muy buenas.
Me gusta la luna. Se ve tan bonita, incluso romántica... aunque no haya con quien compartirla.
Un beso ^^

Will dijo...

Ay Anita, qué bonito. Si supieras que yo estoy enamorado de la luna, y ese si es un amor imposible. Me gustaría ser como el Principito y tenerla toda para mí. Me da igual su tamaño, su cercanía, o lejanía, incluso su color, todo es una metáfora de lo inalcanzable y de la belleza que suscita la resignación de no poder lograr lo más bello que existe por las noches y que siempre hace compañía con su fulgor.

Unknown dijo...

Hola que bonita! besos


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Ana Bohemia dijo...

Claro que si Natalia, a mí siempre me ha parecido que la luna es el astro mas romántico del universo. Inspiradora de bella música y literatura. Mirarla pone romántico a cualquiera, así que hay que disfrutar de la luna de la manera que sea, da igual si no se tiene a nadie con quien compartirla, aunque siempre sería mejor tener a alguien con quien poder dar largos paseos bajo su luz, ¿no? A propósito, bienvenida. Como siempre digo, vuelve cuando quieras y te apetezca. Un beso.
:)

¡Ay, Bastet! Todos los románticos estamos enamorados de la luna, así que ya me imagino lo que te puede gustar este astro. Y encima te pones acaparador, la quieres sólo para ti… eso no puede ser, ¿qué haríamos aquí sin su luz? Me gusta eso de la metáfora de lo inalcanzable, supongo que por eso se nos permite tanto soñar al observarla. Un beso.
;)

Gracias Bellotita, me alegro que te guste. Bienvenida al Bohemio…
:)

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