Recuerdo que desde siempre me han gustado estas fechas navideñas. Desde que era pequeña añoraba que llegara Diciembre para colocar el árbol, sacar las bolas y los adornos de las cajas donde estuvieran guardadas y decorar la casa, y los rincones, jugando con el espumillón y las bombillas de colores.
Hace un par de años que ya no añoro que llegue Diciembre, mi espíritu navideño se ha ido apagando progresivamente aunque reconozco que aún queda algo dentro de mí, una pequeña parte de la niña que soñaba con la Navidad aunque fuera Septiembre.
Hace un par de años que ya no añoro que llegue Diciembre, mi espíritu navideño se ha ido apagando progresivamente aunque reconozco que aún queda algo dentro de mí, una pequeña parte de la niña que soñaba con la Navidad aunque fuera Septiembre.
Lo que me sigue gustando de estas fechas son las bombillas de colores, esas bombillas que adornan las calles alumbrando la ciudad. Me gusta observarlas cuando voy paseando, me gusta contemplarlas cuando voy conduciendo, me agrada el manchón borroso que dejan en mi retina cuando las cruzo a toda velocidad, me gusta las siluetas y las sombras que proyectan en la calle, me gustan sus colores porque son alegres, optimistas, infantiles. Aunque parpadeen o se fundan su esencia sigue firme, la de recordarte que esta época de ilusión no esta hecha sólo para los mas pequeños, porque cuando las miro es fácil volver a ilusionarse con la Navidad, con todo lo que trae o todo lo que quita. Al mirarlas es como volver a creer. Porque aunque te atragantes con las uvas o te indigestes con el turrón la Navidad sigue siendo una época bonita.
2 comentarios:
Es verdad que son alegres, hipnóticas y atrayentes. Tienen todo lo necesario para volver a creer, como dices.
A mi tb me gustan MUCHO!! y hay que ver que bonita está nuestra tierra con el alumbrado :)
Nos tenemos que dar un paseito para contemplarlas!
MUAKSSS
MUAKSS me apunto al paseo, jeje. Un abrazo muy fuerte :)
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