Debió ser gradual, pero me di cuenta de pronto. Había usado una expresión en inglés, y no era extraño, solía hacerlo a menudo porque a nadie le chirrió que yo dijera “okey” en vez de “esta bien” Además a veces usaba algunas coletillas tipo “thank you” o “all right”.
¿Qué me estaba pasando?
Bebía coca cola hasta que me salía por las orejas, iba enfundada en unos lavados Levis Strauss, y en mis pies llevaba unas bonitas y rosas Converse All Star con estrellitas negras. Comía hamburguesas con papas súper saladas en el McDonalds de la esquina y siempre las acompañaba de un batido extra grande y extra frío de fresa. Ya me temía lo peor, tener “Born in the usa” como tono de llamada del móvil, o una bandera de barras y estrellas como fondo de escritorio.
¿Acabaría llorándole a la bandera mano en el pecho mientras oía el himno nacional? ¿Me casaría alguna vez en Las Vegas disfrazada de Elvis? ¿Adoraría el country y los coches grandes? ¿Terminaría sin saber ubicar en el mapa a Francia o a toda Europa? ¿Me haría animadora y sólo me liaría con los quaterback del equipo?
De momento estaba salvada, no había ni una sola cadena de Starbucks cerca de mi casa, así que seguramente no acabaría con el café en la mano callejeando por ahí mientras hablaba muy ocupada por el móvil. Pero ya veía más pelís de allí que de mi propio país, y me sabía hasta los nombres de sus presidentes más famosos, incluso manejaba algunos datos históricos o culturales, cuando hasta en la historia de mi ciudad había ciertos puntos negros que yo desconocía.
¡Oh Dios mío! Soñaba con poseer una casita de madera estilo colonial con vallas blancas y un enorme porche con balancín. Una casita bucólica llena de grandes ventanas para dejar enfriar allí las deliciosas tartas de manzana caseras que haría según la receta tradicional. ¡Y además me gustaba su música! ¿Me había vendido a la orgullosa nación por excelencia? ¿Era una traidora a mi patria? ¡Qué cosas que trae la globalización!
El sentimiento de culpa no me dejó dormir y aquella misma mañana me di un atracón de gofio seco, que acompañé, sabiamente, con plátano molido.
(Parezca lo que parezca esto es sólo Pura Ficción)
3 comentarios:
Ya ya :P Es tu historia real y justo al final te has arrepentido, jaja. La verdad es que despedirse con el gofio tan propio de tu tierra es un punto interesante :)
Ahora en serio, aunque no nos demos cuenta se apoderan y mucho. Sólo hay que ver la cantidad de comida basura que hay, y la de gente obesa que hay aquí y que antes no había, que sí que también hay otros muchos factores, pero las calorías que tiene la comida de estos establecimientos, es una barbaridad.
Yo por ejemplo, no digo expresiones en inglés, pero sólo hay que ver muchas jovencitas que por creer que son más pijas y guays, sí lo hacen, constantemente.
No he llevado nunca Converse, tampoco las veo muy cómodas, pero no lo sé. Levis... no he llevado que yo sepa, no. Pero sí me gustan los vaqueros :) Al McDonals he ido, pero vamos, poco, y eso no quita lo insano que es... o como yo diría, comida engordativa y nada más.
En cuanto a las preguntas, las respuestas son todas no, jajaja. Y el Starbucks igual me daría, porque yo no tomo café porque no me gusta. Ahora las películas, sí, que comparadas con las españolas, no hay comparación. Las nuestras son malísimas.
Y las casas... jaja, con lo grandes que se ven, con jardín y todo, dan envidia :)
Pero bueno, estamos en España y espero que no estemos tan invadidos jaja.
Un beso, Ana =)
Pero cuanta razón llevas, porque además de todo lo mencionado compramos juguetes en Toysrus, celebramos Halloween el 31 de octubre, Acción de gracias en noviembre. Esperamos a Papa Noel junto a la chimenea el 25 de diciembre. Cantamos a voz en grito en las finales deportivas "We are the champions" y nos movemos en un Ford Mustang negro y rojo.
Ahora que lo pienso... sí, puede que nos estemos americanizando ligeramente.
Oh, yeah!
NATALIA: Aunque no te lo creas es cierto, es Pura Ficción, yo jamás he entrado en un Macdonalds, si no era para ir al baño, jaja. En serio, si que bebo cocacola, soy una medioadicta, y tengo un par de Levis viejos pero ya no me los pongo porque eran de cuando tenía dieciseis años, jaja. Las converse son muy cómodas pero tampoco son nada del otro jueves. Y a mí me encanta su música, algunas películas, su arte, sus casas... Pero bueno que si que nos hemos americanizado, es decir, como dice muy bien mi hermana en su comentario hemos adoptado fiestas, expresiones y otras cosas como naturales en nuestro día a día. Y no digo que sea malo, es sólo lo que nos trae la globalización, eso si, sin olvidarnos de nuestras fiestas, expresiones y raices, es lo que hace rico al mundo, esa diversidad.
Un beso
:)
RAQUE: ¿Nos movemos en un Mustang rojo y negro? Uff, y yo sin saberlo, jaja, bueno no tenemos esa suerte pero te entiendo, jaja, y tienes razón en todo, no se puede negar. Un beso baby
;)
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