El cielo que ahora veo no podrá ser nunca mas bonito que en este instante. Las luces que lo dibujan en lo alto de esta cúpula no brillarán de igual modo que ahora lo hacen.
Nada seguirá aquí mañana. Ni esa nube caprichosa, ni ese difuminado tono azulado del atardecer, ni tu mano sobre mi mano.
Yo volveré recorriendo estas huellas tuyas y mías que se irán marchitando, borrando, perdiendo. Y mi corazón seguirá latiendo como lo hace ahora, porque recordaré esta bonita sensación que me produce la piel de tu mano sobre mi mano.
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