“Yo nací
en Dodge City, Kansas, y en el fondo no soy más que un chico granjero de clase
media. Estaba convencido de que la interpretación, la pintura, la música, la
escritura, eran —todas ellas— partes del ser artista. Nunca las vi como algo
separado”.
(Palabras de Dennis Hopper, actor,
director, fotógrafo, artista y coleccionista de arte).
Dennis
Hopper, que nunca recibió formación fotográfica alguna, empezó en la fotografía alentado por uno de los mitos del cine, James
Dean, cuando ambos eran dos jóvenes que empezaban en Hollywood. Fue él
quien le aconsejó hacer uso de la fotografía –a la que ya era aficionado— como
práctica previa para la composición de encuadres cinematográficos: “Porque seguramente algún día querrás
dirigir películas y no puedes recortar una película, así que tienes que
aprender a hacer un encuadre completo, un negativo completo”.
En los años sesenta, Hopper llevaba su
cámara fotográfica a los sets de rodajes, fiestas de Hollywood, marchas
antirracistas, viajes por carretera y espacios urbanos. Parecía estar en el
sitio justo en el momento adecuado. Ídolos del cine, como Jane Fonda o Paul
Newman, músicos como Ike y Tina Turner; artistas como Marcel Duchamp o David
Hockney; líderes políticos como Martin Luther King y desconocidos aparecen en
unas instantáneas que documentan la efervescencia cultural de un triángulo
geográfico situado entre Los Ángeles, Londres y Nueva York. En esta última
ciudad es a donde Hopper acude a estudiar el célebre método con Lee Strasberg, entra en contacto con Andy Warhol y su
círculo. Su cámara retrata la
atmósfera de la Factory y de las exposiciones de arte, en contraste con la
cotidianidad de los barrios, gentes y bandas callejeras neoyorkinas.
A
finales de los setenta, y con el aplauso de la película de culto “Easy
River” dirigida por él mismo, el actor pasa a otro estilo, concluyendo la
primera época de Hopper como fotógrafo y el fin de una época intensa y esencial
para comprender algunas de las claves culturales de Norteamérica en la segunda
mitad del siglo XX.
Tras
el éxito del film, Hopper se sumió en un
periodo autodestructivo marcado por sus adicciones y por el rechazo de la
industria cinematográfica, que le cierra las puertas tras su segunda película
como director, “The Last Movie” (1971), con contadas excepciones, como su papel
de reportero gráfico en “Apocalipse Now” (1979). De esta etapa consigue
salir en 1985 y retomar nuevamente su carrera, brillando en títulos como “Terciopelo
Azul” (1986) y “Hoosiers: más que ídolos” (1986), trabajo este último por el
que mereció una nominación al óscar. Hasta
su muerte en mayo de 2010, continuó con la actuación, la fotografía, la pintura
y con su afición por el coleccionismo de arte.
Las
imágenes de Dennis Hopper constituyen una narración en blanco y negro que
transcurre por rodajes, carreteras y ciudades, espacios habitados por
celebridades y personas anónimas.
Aquí
te presento alguna de sus fotografías, ¡disfruta de ellas!
Fuentes:
google imágenes