Llegamos al final del año, y es entonces, rodeada de luces
de colores que estallan en el cielo como fuego e inundan las calles en forma de
bombillitas, cuando a mí se me enciende la bombilla, se me iluminan los
pensamientos, y poco a poco voy viendo la luz, una especie de iluminación cabalista
a pocas horas del final… uy que trágico me ha quedado esta frase, al final del
año quería decir, a muy poco de cruzar ese puente invisible e impalpable de los
años, años que pasan, vuelan mas bien, como hojas secas empujadas por un viento
temperamental.
Me gustan las bombillas, lo que representan en estas
fechas, la alegría, el color, la magia y la ilusión. Me gusta la luz… esa luz
que a veces llega donde no se la invita, casi al fondo de mi misma o de ti
mismo, iluminando hasta los recovecos más oscuros y lejanos. La luz me trae los
recuerdos que almaceno en la fibra más sensible, más nostálgica de mí ser. Pienso
entonces, es una asociación espontánea, que los recuerdos deben ser bombillitas
que brillan, a veces con mas, a veces con menos luz. Recuerdos que parpadean,
esforzándose por seguir brillando en medio del vacío, luchando por no atenuarse
hasta fundirse… pero es inevitable, al final la luz se va perdiendo, bogando en
la marea del olvido y del tiempo. No quiero tratar al tiempo como un enemigo,
sólo le culpo de llevarse cosas. Me da rabia que se lleve mis recuerdos, aunque
no para siempre, eso lo sé. A veces la marea es favorable, a veces el aire transporta
lo que creías perdido.
Hoy me imagino un mar lleno de luces de colores que vienen
y van con las olas. Hay toda una vida bailando
en el agua, esa agua que siempre ha simbolizado la vida, el ciclo. Y entonces
me acuerdo, vivimos, seguimos, lo hacemos porque sirve para forjar recuerdos y
experiencias, es lo único que vale la pena, da igual que la bombilla termine
apagándose, brilló, formó parte de la guirnalda de la vida, fue y es un eslabón
importante, el cableado que traslada la chispa y la energía, que impulsa la
maquina, que lo une todo, que le da sentido y continuidad a nuestra existencia.
Cuida de esas bombillitas, lucha porque no se apaguen, hoy
brillan, hoy te recuerdan lo bonita que es la vida si la miras bajo la luz
adecuada.
¡Por un 2017 brillante!
Feliz entrada de año, bohemios.