Saltar,
levantar los pies del suelo, descolocarse por un segundo, dejar que la gravedad
te tire, poner los músculos a reír, estimular el flujo de sangre, aumentar la
sensación de adrenalina. El fotógrafo Philippe Halsman sabía que cuando
saltas no piensas, eres libre, por una fracción de segundo desaparecen las
ataduras, los corsés sociales, lo convencional se esfuma, el salto te coloca en
el aire, un elemento que no es el nuestro, esencial, transparente y puro. Y ahí
flotas como una espora con tu esencia vertida en la atmósfera.
“Cuando le pides a una persona a saltar, su
atención se dirige por encima de todo hacia el acto de salto y deja la máscara:
la persona real aparece”.
“En un salto, el protagonista, en una repentina
explosión de energía, supera la gravedad. No puede controlar todas sus
expresiones, su gesto en la cara y los músculos de sus miembros. La máscara se
cae. La persona real se hace visible. Uno sólo tiene que atraparlo con la
cámara.”
Halsman
buscó activamente el mostrar la emoción humana y la esencia psicológica. “¿Qué es lo que busco capturar con la
mayoría de mis fotografía? La emoción y la esencia del ser humano”.
Fuentes: