lunes, 18 de enero de 2016

Idiota

La única profesión que no se necesita preparación, es la de idiota, para lo demás hay que estudiar.
(Anónimo)

Se podría decir tanto sobre los idiotas, es un tema tan extenso, que… ¡que no, que no tengo tiempo! Pero para que no nos quedemos con las ganas de meternos en materia idiota aquí te dejo un avance para ir abriendo boca…


Algún idiota nombró a Hitler, Hombre del Año 1938, ese tontaina fue Henry Luce, propietario y fundador de la revista estadounidense Times. Por aquel entonces algunos creían en las buenas intenciones del canciller alemán. Sin ir más lejos el propio primer ministro británico Neville Chamberlain, quien tras regresar de su viaje a Berlín para firmar el llamado Pacto de Munich, alegó en 1938,  que: “Si hubiera más hombres cómo Hitler, la paz estaría garantizada en Europa”. Ja. Un año después, los nazis invadieron Polonia, y lo otro ya lo conoces, ¿verdad? Menudo ejemplo de paz, ¿eh?


Otro personaje idiota fue John Coffee, un constructor irlandés que en 1873 fue contratado por las autoridades de su país para que edificara nada más y nada menos que la prisión  de Dundalk. Hasta ahí todo bien.
Pero como suele pasar con algunos bobos que a veces se creen muy listos Coffee hizo algo mal, muy mal, y no me refiero a los cimientos, no. Este constructor acabó las obras en el plazo acordado, pero al revisar las cuentas, los funcionarios gubernamentales descubrieron que el empresario había falsificado todas las partidas para cobrarles mucho más dinero. El truhán fue condenado por estafa y, cosas de la vida, cumplió su condena en el mismo penal que él mismo había construido.


Tampoco tiene desperdicio el caso de Menelik II, emperador de Abisinia. En 1887, un empleado de Thomas Alba Edison llamado Harold P. Brown inventó la silla eléctrica, y en 1890 se ejecutó con ella al primer reo: William Kleiner.
La noticia dio la vuelta al mundo, y al enterarse, el emperador abisinio hizo las gestiones para comprar una que, creía, sería un símbolo de su gran poder. Pero Menelik no tuvo en cuenta un detalle esencial. La silla letal solo funcionaba con electricidad, un adelanto que por aquel entonces todavía no había llegado al país africano. Evidentemente, el rey no pudo achicharrar a ningún reo con aquella silla, pero, tratando de buscarle alguna utilidad, no se le ocurrió mejor idea que utilizarla como trono durante algún tiempo.


El caso del cineasta Stanley Kubrick es otro de esas ocurrencias… “geniales”. Kubrick creía firmemente en la existencia de extraterrestres, por eso, cuando inició el rodaje de “2001, una odisea del espacio (1968)” quiso suscribir un seguro con la Lloyd’s de Londres, temiendo que en ese período se pudiera producir un contacto con seres de otros mundos que echara por tierra las tesis de su carísima película y le arruinase. Pero lo gracioso del caso es que la Lloyd’s no firmó el trato alegando: “altas posibilidades de riesgo”.


El más idiota sin entrenarse fue Theodor von Bischoff, un fisiólogo alemán y experto en Anatomía de la Universidad de Heidelberg que, a finales del siglo XIX, estudió la diferencia entre los cerebros del hombre y de la mujer.
Terminadas sus investigaciones, llegó a la conclusión de que el cerebro masculino pesaba una media de 1.350 g, mientras que el femenino solo llegaba a los 1.250 g. El investigador se basó en esa diferencia de peso para afirmar la superioridad intelectual del varón sobre la mujer. Conviene señalar que es cierto que los cerebros masculinos suelen pesar más que los femeninos, aunque ese hecho no tiene ninguna relación con la capacidad intelectual de las personas. Pero von Bischoff no lo creía así, y defendió su tesis machista hasta el final de su vida.
La lástima es que, tras su muerte, uno de sus discípulos quiso pesar el cerebro del científico. ¿Y adivinas cuál fue el resultado? 1.245 g. Menos mal que el pobre Bischoff ya no estaba vivo para afrontar semejante ridículo.



Música: Los Ronaldos-Idiota

3 comentarios:

Montse dijo...

¡Jajaja! Buenísimo post, Ana, y muy divertido.

Todos sabemos que el mundo está llenito de idiotas, pero estos se llevan la palma, en especial Chamberlain con su afirmación sobre Hitler.
Me ha hecho mucha gracia el caso de Menelik, que poco sabía de las necesidades de su país que no tenía electricidad.
Y el fisiólogo machista, ni que decir tiene que por eso era machista, porque tenía un cerebro de mosquito, jaja.

Como siempre, agradecerte la estupenda recopilación que has hecho para dar a conocer cosas tan interesantes como curiosas.

Muchos besos!!

Anónimo dijo...

¡Hola, Ana!
¡Menudos idiotas! XD
Con algunos me has sorprendido, con otros me he quedado de piedra y con la mayoría me he reído.
Como siempre, muy ingeniosa. Me apunto la anécdota del trono, porque no tiene desperdicio para contarla una y otra vez. De verdad que me dolía la barriga de tanto reírme.
A veces una no sabe si espantarse o reírse y de lo grotesco te sale la risa, ¿verdad?
Gracias siempre por tus posts.
Abrazos:
Carol

Ana Bohemia dijo...

Hola Montse, agradecerte a ti por leer las curiosidades que comparto, y encima por disfrutarlas, jaja. Cuando leí lo de Melenik lo de idiota se me vino solo a la cabeza, no hay mejor adjetivo.
En cuanto a Theodor von Bischoff, ay, un zas en toda la boca, aunque él no se enteró, esa es la lastima, menudas ideas mas misogenas.
Muchos besos!!
:D

Hola Nicole-Carol, ¿a quien se le ocurre?, ay, comprar una silla eléctrica y luego al ver que le servía de poco usarla de trono, jaja. Es que es grotesco, ahí le has dado, ridículo.
Muchas gracias por estar siempre para animar a Bohemio Mundi.
Besos
:D

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