
Licenciado en Economía en la Universidad
del Norte de Iowa, Robert James Waller (1939) se doctoró en Administración de
Empresas en la Nelly School of Business de la Universidad de Indiana. Fue
profesor de Administración de Empresa y Economía en la Universidad del Norte de
Iowa, hasta retirarse en 1986 para dedicarse a la escritura. Es también
conocido por sus facetas de músico y fotógrafo. Su primera novela, Los puentes
de Madison, fue llevada al cine.
-Clint Eastwood y Meryl Streep protagonizaron
la versión cinematográfica en 1995-
“Los Puentes de Madison County”
Robert James
Waller
Ella era una soñadora y aburrida ama de casa
atrapada en un matrimonio infeliz, él un ser libre, un leopardo que había
llegado en la cola de un cometa, ambos se enamoraron perdidamente el uno del
otro, y ya no fueron nunca mas uno solo, ya no fueron dos seres distintos, sino
que se convirtieron en una tercera persona formada por los dos, una persona que
se quedo a la deriva cuando aquellos cuatro rápidos y fugaces días de su amor
pasaron.
Aquel encuentro daría un giro a sus existencias,
cambiándoles para siempre en “la certeza de que sus vidas no habían sido más
que un largo prólogo destinado a conducirles a ese momento”.
Un Amor resistente e incondicional con sabor
a sacrificio. Una historia hermosamente triste contada de una manera sobria y
directa pero llena de emoción y poesía.
Totalmente recomendable.
(…)
“A veces estaba Robert. Los mismos cabellos plateados, la pulsera, los tejanos
o pantalones caqui, las cámaras colgando de los hombros, las venas marcadas en
los brazos. En el Kalahari, en los muros de Jaipur en la India, en una canoa en
Guatemala, en el norte de Canadá. El camino y el cowboy.
Francesca
las recortaba y las guardaba en el sobre marrón junto con el artículo de los
puentes cubiertos, el manuscrito, las dos fotografías y la carta. Guardaba el
sobre debajo de la ropa interior en un cajón de la cómoda, donde a Richard
nunca se le ocurriría buscar algo. Y, como una observadora lejana, siguiéndolo
a través de los años, veía envejecer a Robert Kincaid.
La
sonrisa seguía allí, también el cuerpo delgado y musculoso. Pero Francesca veía
el paso de los años en las líneas alrededor de los ojos, en los fuertes hombros
ligeramente encorvados, en los contornos de la cara más blandos. Lo veía. Había
estudiado ese cuerpo con mas detenimiento que cualquier otra cosa en su vida,
más que el suyo propio. Y las señales de la edad hacían que lo deseara aún más,
si era posible.”(…)
Fuentes:
Lecturalia.com
Wikipedia.
Google imágenes.