En
medio de esta crisis sanitaria que no has tocado vivir, las mascarillas se han
convertido en un aliado imprescindible (y obligatorio) para la prevención del
contagio del virus del COVID-19, aunque en realidad hace mucho tiempo que
existen y se usan, pero es ahora cuando más se ha popularizado y extendido su
uso.
¿Cuál
es su origen? ¿Desde cuándo se usan? Hoy vamos a repasar un poco de su historia
y evolución.
El
origen de las mascarillas se sitúa entre los años 1346-1353 cuando tuvo lugar
la peste, una pandemia que dejó casi 25 millones de fallecidos en todo el
mundo. En medio de esta crisis surgió el uso de la mascarilla y otros elementos
de protección para los médicos que trataban a los infectados por la plaga para
evitar el contagio de la enfermedad ya que se creía que ésta se contagiaba por
los olores pestilentes que emanaban los cuerpos.
Esta
llamativa máscara con forma de pico de pájaro es una de las más antiguas que se
conservan. Estaba hecha de terciopelo, cuero y ojos de cristal.
Con
el objetivo de evitar el contagio y aumentar su nivel de protección, los
médicos utilizaban guantes de cuero, gafas, sombrero de ala ancha y un enorme
abrigo de cuero encerado que llegaba hasta los tobillos. La peculiaridad de su
forma de pico de ave tenía varios propósitos, por un lado el largo pico impedía
que el doctor se acercase al aliento del infectado y por otro lado, esta zona
larga y hueca se podía rellenar con plantas aromáticas para aminorar el mal
olor. La máscara también incluía ojos de cristal para proteger los ojos. Sin
embargo, ahora sabemos que solo podría haber sido útil en los casos de peste
neumónica, que se contagia como hace en la actualidad el coronavirus. No así en
el caso de la bubónica, que se transmitía
por la picadura de pulgas infectadas procedentes de roedores.
El
aspecto de esta máscara ha sido tan emblemático y extravagante que, por
ejemplo, en Italia, su uso se popularizó para disfraces como el ‘médico de la
peste’.
Respirador
de Gibbs:
A
finales del siglo XIX se creó esta mascarilla como defensa ante la inhalación
de polvos venenosos, destinada fundamentalmente a los trabajadores de las
industrias. Aunque no parece un modelo demasiado complejo, sería la base
empleada en las décadas posteriores para desarrollar un respirador mucho más
eficaz.
La
gran plaga de Manchurria:
Entre
el otoño de 1910 y la primavera del año siguiente, una devastadora peste
neumónica provocó más de 60.000 muertes en esta zona del noreste de China. El
doctor Wu Lien-teh, tras descubrir que la enfermedad se propagaba por el aire,
desarrolló máscaras quirúrgicas con capas de gasa y algodón.
Fue
una plaga sin precedentes, pues por primera vez en la historia de la Humanidad,
estuvo activa durante más de un siglo, del año 1855 a 1959. La peste bubónica
se extendió por los cinco continentes y llegó a ser conocida como la tercera
pandemia de la peste. Según la OMS, la pandemia se consideró activa hasta 1960,
cuando los fallecimientos a nivel bajas mundial bajaron hasta 200 al año.
La
mascarilla durante la I Guerra Mundial:
Anteriormente
habíamos hablado del uso de mascarillas filtrantes para protegerse de gases
nocivos en industrias mineras, sin embargo es durante la I Guerra Mundial
cuando el uso y la cantidad de máscaras antigás aumentó considerablemente,
debido a que fue la primera contienda de la historia en la que se emplearon
gases químicos como arma de ataque, en esta guerra se usaron de manera
experimental las armas químicas más letales de la historia.
Se
calcula que estos vapores provocaron la muerte de unas 90.000 personas. Ambos
bandos tuvieron que ingeniar máscaras antigás para evitar el exterminio de sus
ejércitos.
La
mascarilla durante la Gripe Española:
El
uso generalizado de la mascarilla se dio por primera vez a principios del siglo
XX, con la llegada de la gripe española en 1918. La elegida era la mascarilla
tipo quirúrgico, pero inferior en protección a la actual, pues la mayoría eran
de fabricación casera, con gasas, esparadrapos y otros materiales.
Tanto
trabajadores como familias usaban mascarillas para protegerse de la gripe.
La
mascarilla durante la II Guerra Mundial:
El
Zyklon B, el gas utilizado por los nazis en los campos de exterminio para
ejecutar la Solución Final, fue el arma más letal de la II Guerra Mundial.
Aunque durante la guerra no se utilizó armamento químico era un objeto que el
soldado del ejército alemán llevaba a todos los sitios.
El
uso de máscaras durante la gran niebla de Londres:
El
“Gran Smog” fue un periodo de contaminación ambiental ocurrido en diciembre de
1952, que cubrió la ciudad de Londres. El fenómeno fue considerado uno de los
peores impactos ambientales hasta entonces, fue causado por el uso de
combustibles fósiles en la industria y en los transportes. La población quedó
sumida bajo una densa mezcla de niebla y humo que obligó a los británicos al
uso de mascarillas de tela para evitar inhalar estos gases.
Las
máscaras en la Guerra Fría y guerras químicas:
La
amenaza de una guerra nuclear entre Occidente y la URSS fue constante durante
la segunda mitad del siglo XX. Este es un prototipo de máscara antigás GP-5 de
fabricación soviética que se empezó a repartir a la población en 1962 y estaba
destinada a proteger de las partículas de la radioactividad. Tenían un efecto
protector de 24 horas.
Las
mascarillas en la “nueva normalidad”, la era del coronavirus
Las
máscaras y mascarillas y diversos
elementos de protección facial como pantallas o viseras vuelven ahora a formar
parte de nuestra vida, convertidas en un mecanismo de protección frente a la
propagación del COVID-19. Usadas tanto por profesionales sanitarios, como
personal de establecimientos, hostelería y comercios así como la población de
manera cotidiana.
Fuentes:
4 comentarios:
Ya nos podía haber tocado el descubrimiento de América en vez de una pandemia jaja
La mascarilla del cuervo impresiona!
Muy interesante Anita. Un achuchón
Interesante este recopilatorio del uso de las mascarillas, en especial la primera del "pico de pájaro" de la que conocía su origen sobre la peste, en Venecia el color negro de las góndolas se debe a una petición para que cesara esa pandemia que debió de ser aterradora.
Muchos besos y abrazos, guapa.
hOLA, nURY! Pero que muy interesante tu entrada sobre las epidemias. Te recomiendo un libro (del que hice una portada para Inglaterra) "Diario del año de la peste" de Daniel Dafoe donde describe en tono periodístico la peste de Londres de 1666, publicado por Ed. Impedimenta. Hay ilustraciones de esos médicos con máscara en forma de pico de pájaro.
Uf, espero que eso del covid no dure tanto como lo de Manchuria. ¡Un siglo...!
Saludos y cuídate mucho.
Borgo.
Hola Lopillas, la mas impresionante sin duda es esa máscara, tiene un aspecto muy perturbador.
Un besote
:)
Hola Montse, pues imagínate lo que tuvo que ser esa pandemia en Venecia, la muerte en cada rincón, las góndolas negras, esas mascaras temibles, de pesadilla, como lo que no está tocando vivir con este virus tan nuevo, tan desconocido, al que aún no le puede poner freno.
Un abrazo
:)
Hola Miquel, gracias por la recomendación, es un libro del que he oídos muchas cosas, sobre todo durante el confinamiento, lo tengo pendiente, porque creo que lo que aborda nos va a tocar muy de lleno.
No, ojalá no dure un siglo, ya va por el año, vamos a descontar unos cuantos.
Saludos y cuídate tú también.
:)
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