Una cosa era ver mi
reflejo al otro lado de la ventana e imaginar que estaba fuera. Otra cosa muy
diferente era salir de verdad. "El brillo de las luciérnagas" (2013),
Paul Pen.
Durante
un tiempo vivimos confinados tras nuestras ventanas. Dejaron de ser un elemento
insulso que sólo dejaba pasar un brillo, el del sol, el de la luna, el de la
farola de la esquina, ya no eran sólo un cristal empañado que mitigaba al otro lado la lluvia, el viento, la niebla.
Los virus no atraviesan vidrios. Durante un tiempo abrir la ventana se
convirtió en el único contacto con el exterior, un escaparate de emociones, un escenario de
habilidades, y tras la ventana contamos los días, deseando que todo pasara. De esa
forma se pudo socializar, conservar la esencia de comunidad, el sentimiento de
formar parte de algo. Mirar ventanas se
convirtió en algo hipnótico y poderoso, como pasar las páginas de una revista, como
ojear un álbum de fotos, curiosidad, expectación, intriga, ventanas abiertas a
la imaginación…
Entre nuestra alma y
nuestro cuerpo hay muchas pequeñas ventanas, y a través de éstas, si están
abiertas, pasan las emociones, si están entornadas se cuelan apenas; tan solo
el amor puede abrirlas de par en par a todas y de golpe, como una ráfaga de
viento. "Donde el corazón te lleve" (1994), Susanna Tamaro.
Música: Come
together - The Beatles.
4 comentarios:
Sí, las ventanas han sido siempre ese elemento divisorio entre el interior y el exterior, un punto mágico desde donde conectar o desconectar que hemos vuelto a valorar estos días.
No hace mucho salí a la terraza, se asomó mi vecina a la que conozco desde que me casé y con la que apenas he intercambiado unas pocas conversaciones a lo largo de todos estos años, que son más de teinta y estuvimos hablando largo rato. Cuando volví a meterme en casa me sorprendí de lo ocurrido, me di cuenta de que las escusas de "trabajo todo el día, no hay tiempo de conversar, le voy el finde fuera de la ciudad, etc..." sólo son eso, escusas para mantenernos distantes de personas que deberían ser más cercanas. La conversación no es que fuera especialmente transcendental, fue le hecho lo que me impactó, eso o que he estado megasesiblera o me hago vieja o vete a saber qué!
Me ha gustado tu texto y la combinación de las fotos en ese blanc y negro y color tan original ¡eres una artista!
Mil besos.
Las ventanas miran al cielo, y entonces parece que todos te acompañan. Es ahora nuestra única salida permitida al exterior, por eso las nuevas tecnologías virtuales que nos permiten comunicar con todo el mundo no se pueden comparar con las ventanas, que son un auténtico soplo de vida.
Qué buena composición de texto e imágenes con esos colores tan vivos!
Saludos, Ana y feliz semana!
Borgo.
A veces las ventanas son mágicas....
Gracias por propagar esa magia desde la ventana de tu ordenador.
Abrazos, Bohemia. 💞💞💞💞
Hola Montse, no es megasensiblera ni que te hagas mayor, es el proceso que estamos viviendo, este confinamiento global que nos está acercando mas a los demás, me alegra que hayas tenido esa conversación aunque no hayan tocado temas serios ni importantes.
Gracias, me alegra que te haya gustado la entrada.
Un besote
:)
Hola Miquel, si, es verdad, esas ventanas que miran al cielo son un soplo, las digitales nos aportan otras cosas, pero no pueden compararse con estas ventanas que nos conducen a ese cielo, a ese sol, entre otras cosas.
Me alegra que la compocisión y los colores te hayan gustado.
Un abrazo
:)
Hola Carol, las ventanas, las puertas, todo lo que lleve a otro lugar a otro mundo tiene su toque de magia.
Gracias a ti por tu luz, eso si que es magico.
Un besote
:)
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