La
gente había olvidado su nombre de tanto llamarla la embrujada, hasta que ella
misma dejó de saber cómo se llamaba. Era una reinvención, por así decirlo, el
producto de unir los pedazos de la persona que una vez fue, mellada, hecha
añicos, tocada en todo su ser. Reconstruida ahora, diferente, menos estereotipada
pero más fiel a su juicio de lo que el mundo era, de lo que significaba, no
sólo de lo que aparentaba.
La
embrujada era una extraña ruina que iba donde el viento la arrastrara, era lo
apropiado entonces no responder por un nombre que ya no tenía sentido, que no
la identificaba. El mote le gustaba, porque tenía un toque esotérico que le
fascinaba, bien sabía que había algo de magia en ese extraño sentimiento del
amor, único responsable de toda su desgracia.
La
embrujada fue transformándose en un ser perturbador, una sombra de la mujer
sensata que habitó sus carnes y sus pasiones. Y fue por sus pasiones por lo que
se volvió loca, o ese es el cuento que la envuelve, que tanto ardió por el amor
que se consumió. Ese fuego descontrolado de sus entrañas provocó un incendio,
una niebla, y en el humo se perdió, se desorientó, y no fue ella nunca más y
nunca más volvió a ver la realidad salvo detrás de ese velo ciego.
Fue
el dolor, el dolor del amor perdido lo que le hizo perder el norte. Se volvió loca de amor, y fue tan contagiosa
su locura que hasta las estrellas del cielo se encendieron un poco más, la luna
se enroscó en su paño de diamantes y esa sonrisa con la que contemplaba el
mundo se volvió pícara, como un hechizo, como los peligrosos filtros con los
que se recreaba día y noche, amarres de pelo humano y lágrimas, sudor, tierra,
conchas marinas, incienso y savia buena.
La
bruja, la embrujada, así la llamaban, iba por ahí buscando en los ojos de los
extraños algo que la reconciliara con su pobre corazón, corazón en los huesos
que sólo palpitaba por hábito, como una mala costumbre imposible de eliminar.
No era muy exigente la embrujada, no le importaba la edad ni el físico, sólo
que la miraran. Sus ojos eran negros, profundos, insondables, destilaban
historia y brujería, encandilaban y envolvían a todo el que posara una mirada en
su mirada. Sólo eso bastaba, entonces, trastornada, corría, atacaba, arrancaba
mechones, gritaba, lloraba, y con eso hacía su mejunje, único entrante de su
mesa para uno. ¡Pobre loca!, decía la gente, es una con su locura, buscando
siempre a alguien, provocando el espanto, ganándose empujones e insultos, siempre
aferrando en su puño cerrado un par de mechones arrancados.
La
embrujada huía a la playa, a su escondite, a su refugio, a lamerse las heridas y cuidar de su colección de pelo humano. Era
cierto que era una con su locura, pero ¿qué importaba? Se deshacía de la ropa,
hundía los pies en la arena helada, le sonreía a la luna y le gritaba a los
peces, el cabello enredado, la mirada perdida, una expresión ofuscada, su flaco
corazón cabalgaba con ilusiones renovadas. La embrujada dejaba su botín en una
lata vieja, no sin besarlo antes, y volvían a brillarle los ojos, como si de
nuevo fuera aquella mujer, la que una vez fue, la que amó sin medida, crédula,
entusiasmada, deseando al pie de la marea baja que la amaran , que la amaran,
que la amaran…
Música: Busco a
alguien Flor Amargo ft. Mon Laferte
6 comentarios:
Estoy segura que se puede enloquecer de amor, tan fuerte es el sentimiento que provoca las mil y una reacciones químicas de este laboratorio que somos.
Lindo relato, Bohemia
Besitos
Loca de amor, loca por el amor...
Me ha encantado este relato y la canción que lo acompaña. Igual de intensa que tus letras.
Besos.
El amor no entiende de corduras.
Tu relato describe muy bien hasta donde puede llegar la locura cuando lo que se necesita es un poco de amor ¡me ha encantado!
Mil besos.
Hola Lopillas, esa química que a veces nubla el sentido.
Un besote
:)
Hola Raquel, la intensidad es parte del amor, hay niveles y a veces se desbordan.
Un besote, gracias por leer.
:)
Hola Montse, la necesidad loca de afecto hace mucho daño en las personas hasta el punto de trastornarlas.
Gracias por leer. Un besote.
:)
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