miércoles, 1 de agosto de 2018

Besos para desayunar

Pasé casi toda la madrugada de ese sábado encendido entretenida en contar las pecas, manchas, lunares, surcos, líneas y arrugas de aquel rostro placido y amado. Besando y acariciando cada línea de su frente, intentando, silenciosamente, no perturbar su sueño, ese periodo forzoso de descanso para nuestro maratón de amor.
La felicidad me había hecho insomne. Pero yo misma debí sucumbir al cansancio, porque al despertar a ese nuevo día, le sorprendí observándome.
Él también disfrutaba mirándome, tan interesado en la curva de mis mejillas como si fueran las laderas de un paraíso inexplorado.
Fui feliz, igual que él, por despertar a su lado.
No quería moverme. No quería que se moviera.
               —Pero eso no puede ser, en algún momento tendremos que salir de esta habitación.
               —No, no quiero, podríamos vivir para siempre en esta cama, beberíamos de la gotera.
               —¿Y de que nos alimentaríamos?
              —De cucharadas de mi crema hidratante, de las hojas del geranio de la ventana, del foam de los cojines…
                —No creo que eso te gustase.
              —¡Pues claro que sí!, además los enamorados no necesitan comer, tienen todo el amor del mundo para sobrevivir.
Mi bonita teoría se desmontó rápidamente en cuanto mis tripas rugieron dejándome en evidencia.
Estallando en carcajadas lo vi salir de la cama de un salto felino, dejándome a mis anchas en el colchón. Disfruté al verle alejarse sólo ataviado con la ropa interior… tenía un irse muy interesante. Avergonzada por mis pensamientos libidinosos me giré teatralmente hacía el colchón, para meter la cabeza debajo de la almohada, esa almohada que ya había adquirido su olor.
—¿Puedo saber adónde vas ahora? —farfullé desde allí, roja como un tomate.
—¡A buscar algo de comer —respondió socarrón— no quiero que te me mueras de amor!




Música: Sofía Blumer - Suave (Luis Miguel Cover)

6 comentarios:

Raquel dijo...

Muy bonito, me ha gustado el detalle de beber de las goteras y comer del foam de los cojines, vaya dieta nutritiva la de estos enamorados, mira que es cursi el amor 😂

Montse dijo...

¡Ayyy, qué bonito!
Los enamorados se alimentan de amor y caricias, aunque de vez en cuando necesitan un bocadillo.
Me ha encantado tu relato :)
Feliz verano, guapa.

Anónimo dijo...

Los besos siempre son el mejor desayuno. ;)

Ana Bohemia dijo...

No sé si será nutritivo el amor, aunque dicen que el desamor es la mejor dieta jaja. Gracias por leerme Raque.
Besos 😘

Ana Bohemia dijo...

¡¡Feliz verano Montse!!
Gracias por acercarte al blog. Un placer que te guste el relato. Un fuerte abrazo.
✌️

Ana Bohemia dijo...

Comerse a besos,¿qué mejor dieta que esa Carol?
Gracias por seguir por Bohemio Mundi.
Un besote,,😘

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