jueves, 30 de mayo de 2013


De lava y sol, nubladas y con nieves perpetuas, regadas por aires inofensivos y escasas lluvias…
Decía Plinio el viejo que las islas afortunadas eran la mansión de los bienaventurados: tierra de mieles y de dones, bendecida por los poetas, cantadas y alabadas por los escribientes, mencionadas en la historia como tierras de días dichosos, días que pasan en la ventura de brisas envueltas en oro que flamean, con aguas dulces que viajan suavemente en las corrientes afortunadas, empujadas por el alisio.
Refugio de descubridores y aventureros…
Hogar de gentes amables y anfitriones alegres.
Tierra que fue, morada de avezados luchadores…

Coincidiendo con el día de Canarias te hablaré de los Guerreros Guanches, de sus historias y sus leyendas, de sus victorias y sus derrotas, de sus recuerdos, de su lucha:


BENCOMO
Bencomo, el más terrible de los Menceyes, hizo matar a Guañameñe, el adivino, pero sus vaticinios no se acallaron, y el tiempo los vio cumplidos.


Las profecías de Guañameñe: (Tenerife)
Guañameñe ya había hablado cuando Guetón, el heredero del Mencey de Güimar, fue hecho prisionero por el temible Bencomo.
Era éste enemigo de Añaterve, el padre de Guetón, desde hacía mucho tiempo, como era contrario, también, a los amores de su hija, Ramagua, con Guetón.
Pretextando unos robos de ganado Bencomo invadió Güimar, haciendo prisionero a Guetón y también a Guañameñe.
Llamó Bencomo a su presencia al adivino y le preguntó por el futuro; esto fue lo que le dijo:
“Llegarán aves blancas y grandes alas por el mar, extrañas huellas cubrirán las arenas de las playas y se cuajará la tierra suelta de los montes. Estará todo dispuesto entonces para que se escuche el cruel sonido de la batalla. Arduo y prolongado será el combate. A su término sólo un terrible despojo será la isla, amargo como la derrota.”
Bencomo no aceptó aquella profecía que hablaba de derrota, por eso mandó matar a Guañameñe, el adivino. Sin embargo, pronto llegarían a las costas de Añaza galeones de guerra, y la sangre comenzaría a correr.


TINGUAYO
Maciot, el atroz lugarteniente de Lanzarote, separó a la bella Teguise del noble Tinguayo, quien, sin poder evitarlo, murió preso del dolor.

El dolor de Tinguayo: (Lanzarote)
Al partir Juan de Bethencourt para Normandía, nombró a su sobrino Maciot lugarteniente de Lanzarote. Pronto demostró éste su crueldad al apresar a muchos lanzaroteños para venderlos como esclavos en Europa.
Guadarfía, antiguo rey de Lanzarote, ya había sido sometido. Fue bautizado y recibió el castillo de Zonzamas y las tierras aledañas como merced por su rendición. Allí vivía con su mujer, Guanamara, y sus hijos Teguise y Guillén. Conforme transcurrían los días la belleza de Teguise iba en aumento. Tal fue así que el noble Tinguayo se enamoró de la princesa. Esta no tardó en corresponderle pero, por desgracia, ambos no sabían que el pérfido Maciot también se había fijado en la bella Teguise.
Fue así como el normando, a base de amenazas y promesas de privilegios, consiguió de Guadarfía licencia para tomar a su hermosa hija.
Tinguayo, enterado de lo sucedido, vio sumirse su alma en la pena y la locura y, vagando por los riscos de Famara, murió sumido en el dolor.
Desde entonces se dice que su imagen desdichada sigue vagando entre los volcanes y las olas.


ERESE
Hubo una vez un árbol llamado “Garoé”, de cuyas ramas y hojas caía gran cantidad de agua, de la cual se abastecían los herreños.
Cuando los extranjeros desembarcaron en la isla, Erese y otros aborígenes, hicieron todo lo posible por ocultar su existencia, con la esperanza de que, torturados por la sed, los extraños se marcharan.


Garoé: (El Hierro)
Cuando Juan de Bethencourt desembarcó en la playa de Tecorone, enseguida envió un mensajero a Armiche, rey del Hierro, con el fin de hacerle llegar proposiciones de paz y amistad. El emisario al servicio del castellano era Augerón, hermano de Armiche, capturado años antes, y quien realizó bien su labor al convencen al rey de que se rindiera y se sometiera al conquistador.
Sin embargo, otros herreños, no consintieron en rendirse al invasor: Erese, Tenesedra, Guasarguar, Tincos y la bella Arafa se negaron a rendir pleitesía a Betehncourt y acordaron como muchos otros mantener en secreto la localización del Árbol Santo, bajo pena de muerte.
Mientras tanto, los hombres de Bethencourt, buscaban insistentemente abastecerse de agua.
Los isleños nada decían y siempre respondían que era la lluvia quien les traía el agua que necesitaban. Pero los extranjeros no se fiaban y mandaron expediciones por toda la isla en busca de fuentes y manantiales.
Una de estas expediciones encontró un día a la bella Arafa y ésta, enamorada de un soldado, reveló el secreto que juró guardar. De esta manera los recién llegados pudieron saciar su sed.
La cólera se apoderó de Erese, Tenesedra, Guasarguar y los otros que habían jurado no revelar jamás el secreto. De inmediato decidieron dar muerte a Arafa; el aguerrido Tincos se ofreció para tal tarea pues él amaba a la traidora y le dolía más que nada su entrega a un extranjero. La buscó por toda la isla y al fin la encontró y le dio muerte.


GUIZE Y AYOCE
Los reinos de estos dos monarcas estaban divididos… salvo por su fe en Tibiabin y Tamonante, las mejores pitonisas. Ellas auguraron: “Gentes poderosas se acercan, recibidles con alegría y someteos a sus designios”. Pero ni Guize ni Ayoce iban a someterse sin luchar.

Las pitonisas de Fuerteventura: (Fuerteventura)
Dos reinos, separados por una larguísima pared de tierra, dividían la Isla de Fuerteventura. Uno, Majorata, era gobernado por Guize; otro, el de Jandía, tenía como rey a Ayoce. Ambos monarcas tenían gran fe en Tibiabin y por su hija, Tamonante, las dos adivinadoras, las dos pitonisas, cuyas profecías siempre se habían visto confirmadas.
Guize y Ayoce pidieron a Tibiabin y Tamonante por el futuro de sus reinos. Después del sacrificio de una baifa en sus entrañas leyó Tibiabin:
“Llegarán gentes poderosas por el mar en sus casas blancas. No temáis ni les tratéis con violencia. Antes bien, recibidles con alegría y entregaros a sus designios, pues sólo beneficios traerán a nuestra tierra.”
Pero los invasores, al mando de Bethencourt, no fueron recibidos con alegría sino con fiereza. Los decididos isleños, sosteniendo una tenaz resistencia, se atrincheraron en las alturas cortándoles el paso a los invasores. Sin embargo poco pudieron hacer ante las incursiones enemigas…


HAPALUPO Y HAUTACUPERCHE
El guanche Hapalupo, padre de Iballa, estaba en contra de los amores ocultos de su hija Iballa con el tiránico Hernán Peraza, quien era odiado por sus injusticias. En un plan para acabar con el castellano, el valeroso Hautacuperche se convirtió en la mano ejecutora de la venganza.


La muerte de Hernán Peraza: (La Gomera)
Por su proceder tiránico Hernán Peraza era odiado por los gomeros que hartos de sus tropelías se sublevaron. Asustado por la contienda, Peraza, pidió ayuda a Pedro de Vera. Entonces más de doscientos prisioneros, entre ellos mujeres y niños, fueron reducidos a la esclavitud.
La tiranía regresó a la isla y el odio de los gomeros se hizo mayor cuando se enteraron de sus amores ilícitos con la princesa Iballa.
Junto a su hijo Calahuige y el valeroso Hautacuperche, Hapalupo, el padre de Iballa, planeó la venganza. Asustado de que sus planes fuesen descubiertos, Calahuige tuvo miedo, lo que enfureció a su padre quien sin ninguna compasión le atravesó el corazón con un dardo y tiró su cuerpo al mar.
Regresaban Hapalupo y Huatacuperche cuando se encontraron con la vieja Tixiade, la Mujer Sabia, la cual dijo conocer sus planes.
Convino con ellos en aprovechar las visitas amorosas de Hernán Peraza a Iballa, comprometiéndose a darles aviso cuando el castellano fuese a la cueva de Guahedum, lugar donde se encontraban los amantes. La señal sería un silbido prolongado.
Sin sospechar nada llegó Hernán Peraza a su cita amorosa. Despidió a sus servidores. Mientras los amantes se encontraban en su lecho de pieles, se oyó un prolongado silbido. Era la señal convenida. De inmediato Iballa sospechó lo peor y alertó a Peraza. Incluso le prestó sus vestidos para que así, disfrazado de mujer, pudiera huir en la confusión. Pero la estratagema no dio resultado y Hernán Peraza tuvo que volver al refugio de la cueva. Allí recogió sus armas y salió al exterior donde le esperaba Huatacuperche quién, encaramado en la entrada de la cueva, arrojó su dardo contra su enemigo, atravesándole el cuello. Al mismo tiempo Hapalupo dio cuenta de los criados que acudieron a defender a su señor.
Silbó entonces Tixiade para llevar la noticia a todos los rincones de la isla, y su silbido, como un eco, se propagó.
 


DORAMAS
Desde las alturas de Arucas, Doramas, el Guanarteme de Telde, hostigaba sin cesar las tropas de Pedro de Vera. El conquistador español, dispuesto a terminar cuanto antes con esta situación, desplegó a sus hombres en un cerro cercano a donde Doramas tenía sus guerreros. Desde allí ambos ejércitos se contemplaban en espera de la batalla decisiva


La muerte de Doramas: (Gran Canaria)
Doramas lanzó un grito poderoso, desafiando a Pedro de Vera, invitándole a luchar entre ellos de modo que aquel singular combate dirimiera el resultado de la lucha sin derramar la sangre de más isleños o más castellanos.
Sin embargo, Pedro de Vera, aconsejado por sus hombres, desestimó el desafío, pero no impidió que uno de sus hombres el hidalgo Juan de Hozes, abandonara sus filas y se lanzara a caballo contra Doramas. No tardó mucho tiempo el caudillo canario en frenar la acometida, pues con un certero lanzazo lo mató.
Ante esto, Pedro de Vera, cegado por el furor, arremetió contra Doramas. Lucharon ambos durante mucho rato sin que la lid pareciese tener un claro vencedor. De repente, en uno de los lances de la batalla, uno de los escuderos del castellano hirió a Doramas por la espalda, el cual cayó a tierra ensangrentado y moribundo. Desde allí increpó con desprecio al conquistador su traición.
Pedro de Vera ordenó entonces que le cortaran la cabeza y la clavaran en una pica. Así la llevaron al Real de Las Palmas, exhibiéndola como un macabro trofeo.



TANAUSÚ
Todos los soberanos de la isla habían pactado con el invasor o habían sido reducidos… todos menos Tanausú –soberano de Aceró, “el lugar fuerte”, la Caldera de Taburiente– quien resistía aislado en lo alto de aquel  lugar inexpugnable

Tanausú, el indómito: (La Palma)
Era el reino de Tanausú un lugar indomable, rodeado de escarpados cerros, al que sólo se podía acceder por dos pasos: el barranco por donde se perdían en el mar las abundante aguas de la Caldera, y otro, menos difícil, el llamado Adamacansis.
Por este último paso decidió Fernández de Lugo penetrar en el reino de Tanausú. Sin embargo, enterado el rey palmense de este movimiento, apostó a sus hombres en el mismo y obligó a los conquistadores a retirarse.
Desistió entonces el castellano de este intento.
Al poco, tanteó una nueva penetración, esta vez por el barranco, el cual estaba  menos custodiado por entender el rey palmense que era prácticamente inexpugnable. Enterado, sin embargo, de ese osado movimiento, trasladó a sus guerreros al lugar haciéndoles frente con bravura tal que los hombres de Lugo, volvieron a desistir del empeño.
Convencido de la dificultad de vencer a Tanausú en su terreno, Fernández de Lugo envió a un isleño amigo, Juan de Palma, a parlamentar con el bravo caudillo palmero, solicitando por su boca una entrevista para concertar una paz aceptable para todos. Respondió Tanausú afirmativamente al ofrecimiento, siempre que los hombres de Lugo se retirasen de sus dominios. El conquistador pareció aceptar tales condiciones. Cumplidas éstas, Tanausú salió de La Caldera en dirección al territorio de Aridane, acampando en la Fuente del Pino.
Nada más concertar la entrevista comenzó Fernández de Lugo a urdir la traición. Cuando en la mañana del día acordado el caudillo palmense se dirigía al lugar previsto; los españoles, emboscados en el paso de Adamacansis, iniciaron el ataque. Poco pudieron hacer los palmeros ante una estratagema tan inesperada. Numerosos fueron los muertos isleños y la victoria de los castellanos se consumó. Tanausú fue hecho prisionero y, cargado de cadenas, lo condujeron a bordo de uno de sus barcos para llevarlo a España.
Se cuenta que el rey palmero, al ser encadenado gritó “¡Vacaguaré!”, es decir, “¡Quiero morir!”. Cuando el barco que lo conducía a España se alejaba más y más de su querida tierra, más profunda era la tristeza del prisionero. Nada dijo, nada comió, nada bebió. Nunca llegó a la Península; el mar fue su tumba.

Fuentes: “Historia de Canarias” José M. Castellano Gil-Francisco J. Macías Martín. Centro de la cultura popular canaria.
Google imágenes.

 
¡FELIZ DÍA DE CANARIAS!

7 comentarios:

roberto dijo...

Ana, leí todito, todito... me gustó muchisimo tu reseña sobre mitos y leyendas, de las Islas canarias. Grcias por compartirlo.

Abrazo.

Raquel dijo...

Genial entrada en este día de Canarias, muy interesante y completa la información, me ha gustado leerla y saber más sobre estos guanches tan guerreros.
Un beso grande :)

Nieves dijo...

Una entrada muy buena Ana, muy interesante conocer estas cosas sobre vuestras maravillosas Islas Canarias, cada vez que leo algo sobre ellas me acuerdo y siento que aún no las he visitado, espero poder hacerlo este año, con un poco de suerte. Y aunque con retraso, te deseo a ti y a Raquel un Feliz Dia de Canarias.

Un beso!

Anónimo dijo...

Hola Ana: ¡Muchas felicidades por el día de vuestra tierra! Y gracias por compartir toda vuestra historia.
Muchos besos.

Ana Bohemia dijo...

Hola Roberto, agradecida de acercarte a los mitos y las leyendas canarias, en mi tierra se dan mucho.
Muchas gracias por seguir por aquí.
Un abrazo grande
:D

Hola Raquel, un placer que te hayas acercado hasta aquí para leer la historia de esos guanches guerreros.
Besis
:D

Hola Nieves, pues en cuando puedas ya sabes, tu y tu trolley tienen que venir a hacernos una visitilla, te va a gustar mi tierra, ¡garantizado!
Un abrazo y gracias por comentar
:D

Hola Carol, graciasss, un placer compartir un poquito contigo.
Besos y abrazos
:D

Einer dijo...

Muy interesante. Lo que me ha encantado son los nombres; súper originales.

Ana Bohemia dijo...

Hola Einer, nombres guanches en toda regla. Me alegro que las historias te hayan resultado interesantes. Buenas leyendas.
Gracias por pasar por aquí.
;D

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